01 of July of 2024

La comunicación para el desarrollo

Carlos Enrique Macher es un comunicador especializado en el campo audiovisual. Lleva a cabo proyectos de e-learning que tienen un impacto en grandes poblaciones, ya que desde el inicio de su carrera profesional ha trabajado para organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo, la Organización de Estados Americanos y el Banco Mundial. Actualmente, trabaja como consultor en E-learning y Multimedia para el Banco Mundial.

Además, ha creado una empresa, Mycrom One, que tiene tres líneas de negocio: Mycrom Digital, Mycrom Films y Mycrom Learning. También, realizó un documental llamado Walking for Freedom, que ha despertado el interés de gobiernos y organismos internacionales. Él estudió Comunicación en la Universidad de Lima.

¿Cómo ingresaste a la Organización de Estados Americanos (OEA) tan joven, cuando aún estudiabas?
Postulé a una pasantía en la OEA para el área de Comunicaciones, mientras estudiaba en la Universidad de Lima. No la obtuve, pero me llegó de pronto la oportunidad de otra pasantía para el Portal Educativo de las Américas. Me invitaron a participar y tenía que viajar en breve a Washington. Acepté de inmediato y partí con 100 dólares en el bolsillo, después de rendir mis exámenes finales de la Universidad, una semana antes de lo programado. Esto gracias a la ayuda de mis profesores que cambiaron mis fechas de evaluación. Una vez en Washington, hice dos semanas de pasantía y me pidieron que renuncie a ella para ser contratado. Acepté, pero con la condición de que trabajaría en remoto y, en los meses de verano, iría a Washington.

¿Qué hacías?
Newsletters, videos y entrevistas, entre otras cosas. No era fácil, trabajaba full time, asistía a clases y, a veces, tenía la urgencia de salir de las aulas para grabar videos. Estuve casi cinco años en la OEA, y en los dos últimos, me llamaron para trabajar en el Consejo Permanente y la Asamblea General en temas de documentación, redes y web. De hecho, la página web que tienen en este momento es la que yo armé hace años.

Luego, ¿adónde pasaste a trabajar?
Más adelante, me llamaron del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y me ofrecieron trabajo por un año y medio. Así, empecé en el programa masivo de cursos abiertos en línea, en Washington, donde permanecí cuatro años. Fue una experiencia espectacular. Entre las varias cosas que hice con el BID, el trabajo con los cursos fue muy bonito, me dio una gran satisfacción ayudar a las personas con estos programas gratuitos, y me dio mucha alegría enterarme de lo que logran con esa formación y los cambios que pueden producir en diferentes lugares, sobre todo en sus comunidades.

Por ejemplo, ¿qué curso llevaste a cabo?
Recuerdo mucho un trabajo que hice en Panamá, donde grabé un programa de matemáticas que se llama Jadenka, con comarcas indígenas. Este proyecto y muchos otros que realizamos impactaron de manera positiva en las personas.

He trabajado con plataformas de educación como el Portal Educativo de las Américas, la plataforma de conocimiento y aprendizaje del mecanismo de financiamiento global. Además, fui director multimedia de la iniciativa de cursos abiertos y masivos en línea del Banco Interamericano de Desarrollo, que ahora se llama BID Academy. Apoyamos más o menos a 2 600 000 estudiantes con más de 132 ediciones y más de 40 cursos en cuatro idiomas. Esto enriqueció mucho mi experiencia.

Después del BID, ¿adónde fuiste? 
Pasé al Banco Mundial y ahora estoy en el Mecanismo de Financiamiento Global, un fondo de cooperación del Banco Mundial de alrededor de quince millones de dólares al año. Brinda ayuda a 36 países que pronto se convertirán en 40, especialmente a mujeres, niños y adolescentes, en temas de salud reproductiva. Tuve la responsabilidad de desarrollar una plataforma de conocimiento y aprendizaje que les da a los stakeholders la posibilidad de comunicarse, compartir las mejores prácticas, presentar informes, crear cursos, webinars y cápsulas de micro learning.

Además, decidí trasladar mi experiencia a mi propia empresa, Mycrom One, con la que soy proveedor de cursos para la Organización Panamericana de la Salud. Mi empresa opera desde el 2011, aproximadamente, y en estos dos o tres últimos años ha tenido un salto, incluso logré hacer un documental que ha tenido un impacto interesante.

¿Podrías comentar sobre este documental que hiciste con tu empresa?
Decidí hacer un documental sobre la realidad de los venezolanos que han migrado a otros países, cómo les abrimos las puertas en el Perú en un inicio y, luego, cómo el sentimiento que teníamos sobre ellos cambió. Hice el documental con la idea de entregarlo como mi tesis de maestría, que seguía en la American University.

El video era en 360 grados, se llama Walking for Freedom. Es un producto muy interesante, dura 8 minutos con 15 segundos y se ve con los lentes de realidad virtual. Lo lanzamos con la Organización de las Naciones Unidas, que lo presentó en foros, y se llevó a la conferencia de Davos del Foro Económico Mundial. Es interesante, porque te pones los lentes y estás parado en el lugar de la escena, miras a cualquier parte y te enteras de lo que le pasa al migrante. La idea era darle un rostro al millón y medio de personas que estaban fuera de Venezuela, y que ahora son muchísimas más.

¿Qué impacto generó este documental?
Del documental salieron ideas para hacer un fondo y ayudar en este tema. Recuerdo que me pregunté cómo un proyecto de comunicación puede generar tales iniciativas, y me puse feliz porque vi que con mi trabajo podía generar un efecto positivo. Finalmente, esta iniciativa se conversó con la representación de Estados Unidos y surgió un proyecto llamado Juntos por Venezuela.

Este tipo de respuestas me hace pensar que es en este punto donde quiero enfocarme. El filmmaker debe mostrar qué pasa alrededor de un determinado tema, presentar las diferentes posiciones y los hechos para que la audiencia vea el panorama desde distintos puntos de vista. Al final, el hecho de que una persona se cuestione un poco lo que pensaba vale la pena.

¿Te gustaría hacer otros documentales como Walking for Freedom?
Tengo corazón de cineasta, así que sí. Esa es otra de las razones por la que voy a quedarme más tiempo en Lima, para tratar de generar estas historias que para mí y mucha gente son importantes. Ahora mismo, estoy en plena preparación de un corto llamado La niña en el oasis. Cuando grabé Walking for Freedom pasé por un lugar llamado el Páramo de Berlín, una meseta muy alta que queda entre Cúcuta y Bucaramanga, en Colombia. Esa meseta es muy muy fría y tiene una parte a la que le dicen “la nevera”. Atravesarla a pie sin parar tarda catorce horas.

En mi paso por la meseta, recuerdo haber visto restos humanos, ropa tirada en el piso, escenas muy fuertes. A partir de esa experiencia, escribí el guion de La niña en el oasis, la historia de una niña y su familia, todos desnutridos, que transitan por un ambiente muy frío y deben avanzar para llegar vivos, aun cuando cae la noche y es más duro hacerlo. El guion aborda cómo la niña lidia mental y emocionalmente con esa situación. Ella se encuentra con desafíos enormes, como la muerte de sus padres en pleno camino; sobrevive y debe continuar. El video mostrará cómo procesa la niña esa información desde su perspectiva.

¿Siempre has querido hacer audiovisuales?
Elegí la Carrera de Comunicación porque quería dedicarme a audiovisuales. Eso lo tenía claro, pero nunca imaginé que iba a tratar el tema de conocimiento y aprendizaje, y desarrollar un portal educativo en una organización internacional.

¿Qué te pareció estudiar la Carrera de Comunicación en la Universidad de Lima?
A mí la carrera me pareció muy buena. La Ulima no tiene nada que envidiarles a las universidades del extranjero, incluso tenemos mejores cámaras que las que usaba en la American University, donde hice mi maestría. Además, la Universidad me dio la posibilidad de realizar muy buenas conexiones. Encontré mucha gente con pensamiento crítico, lo que aproveché muchísimo, al igual que el Taller de Teatro.

Para mí, fue muy grato estudiar y prepararme en la Universidad de Lima. La formación es superior. Lo he notado aquí, cuando estuve en la maestría y me evaluaron en muchos cursos en los que salí muy bien y no tuve que llevarlos, con lo que reduje mi tiempo de estudios en la American University.