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Su objetivo es exportar
Las redes sociales se han convertido en aliadas de los emprendedores, y ese es el caso de Alessandra Boschieri, creadora de Sassa Home. Ella comenzó con la venta de cubrecamas con bordados en tintes naturales a través de Instagram, y hoy también está en Facebook, TikTok, LinkedIn y WhatsApp, ya que ha diversificado su oferta con textiles traídos de la India, alfombras, espejos cusqueños y otros artículos para el hogar. Alessandra estudió la Carrera de Negocios Internacionales en la Universidad de Lima.
¿Cómo iniciaste tu emprendimiento?
Cuando llevé el curso de plan de negocios, el plan que yo hice consistió en la producción de cubrecamas con bordados artesanales hechos con tintes naturales para exportar a Francia. Yo conocía un poco sobre ese mercado porque mi papá traía textiles de la India, así que luego inicié un negocio vendiendo sábanas y toallas importadas de ese país. Con el tiempo, me contacté con artesanos de diferentes países y también del Cusco, con quienes hacemos espejos de macramé y productos diferenciados, porque me interesa mucho apoyar el arte peruano. Ahora también vendo sábanas, toallas, pijamas, pufs, alfombras, espejos y otros productos de casa y textiles, y hasta he sacado pantuflas para el Día del Padre y packs para el Día de la Madre.
¿Cuándo comenzaste este negocio?
A finales del 2019, casi por Navidad. Participé en varias ferias, sobre todo en la Feria de Ayacucho, y entregué un porcentaje de las ventas a niños ayacuchanos. Comencé a ampliar mi red de contactos y el público pudo conocer mi marca. Después llegó la pandemia y los emprendedores tuvimos que reinventarnos. Mi plan inicial era abrir una tienda, pero finalmente opté por el canal online.
¿A través de redes sociales?
Ahora me estoy adecuando a Facebook, Instagram, Tik Tok, WhatsApp y LinkedIn. Tuvimos también una página web, pero no se vende muy bien por ahí. Es mucho mejor por redes sociales, por el trato directo con el cliente, porque conversas con él, le puedes mandar un video para que sepa cómo es tu producto y así mantiener una cercanía. Pero, claro, sé que debo retomar la página web y una tienda virtual. Ya lo tenemos presupuestado, pero por el momento prefiero vender así. Mientras tanto, trabajamos con influencers y vamos trayendo nuevos productos.
¿Quiénes te apoyan en este emprendimiento?
Dos personas me ayudan a armar los paquetes y otras dos se encargan de hacer las entregas, además de mi contadora. Yo me enfoco en conseguir clientes y estar en contacto con ellos.
¿Cuáles han sido los mayores desafíos que has enfrentado?
El mayor reto fue lanzarme a esta aventura porque significó salir de una empresa en la que ganaba muy bien para tratar de obtener, en principio, los mismos ingresos, invirtiendo mi propio dinero. Tuve que aprender a manejar mis costos y toda la parte financiera, pero me atreví a hacerlo porque implicaba cumplir mi sueño y quería darme la oportunidad de lograrlo. Hasta ahora siento que voy por buen camino.
¿Encargas la producción o compras y vendes?
Algunos productos los compramos y vendemos, pero cosas como las pantuflas o los pijamas se producen con mi marca.
¿Qué tal te está yendo hasta ahora?
Las ventas están bien. Por el tema de la pandemia ha habido un cambio en el consumidor: si antes prefería comprar los productos de casa en las tiendas por departamento, ahora es un poco más consciente de que debería apoyar a los emprendedores que ofrecen nuevos productos y mantienen un contacto directo con el vendedor. Mi estrategia es que el producto llegue al cliente en menos de 24 horas. Si tiene algún reclamo, lo solucionamos rápidamente, lo que no pasa mucho en las tiendas grandes. También está la confianza porque yo soy la cara de mi empresa y los clientes se vuelven conocidos.
¿Cómo te beneficia esto?
Cuando el cliente te conoce y se convierte en tu amigo, es un cliente fiel que prefiere llamarte o escribirte y te compra nuevos productos, porque sabe que contigo recibe una buena atención, que vendes productos de calidad, que su compra le llegará rápidamente y que, si tiene algún reclamo, lo atenderás inmediatamente.
¿Qué te hizo decidir dejar tu trabajo y comenzar este negocio?
Todo comenzó como un “voy a ver cómo me va”, pero poco a poco me fui dando cuenta de que el segmento de hogar tenía bastante acogida. A finales del 2019 no encontrabas muchos productos de casa en las redes sociales. Se vendía sobre todo ropa y zapatos, y me pareció una buena opción comenzar por ahí. Entonces participé en ferias, donde tampoco había muchas alternativas en el tema de hogar. Al comienzo fue muy difícil, porque me levantaba a las 5 de la mañana y terminaba de trabajar a las 11 de la noche, sin parar. Pero mis productos tuvieron muy buena acogida y eso me gustó. Además, tenía que dar todo de mí porque era mi negocio y mi sueño.
¿Qué temores te asaltaron?
Muchos. Lo primero que te preguntas es “¿Qué voy a hacer si mi producto no pega?”, pero siempre hay que ponerle fe a lo que uno quiere. Al principio me dije: “Voy a ir poquito a poquito, pero a paso seguro”. Ahora tengo unos 12.000 seguidores en Instagram, lo que me permitió gastar menos en publicidad por redes sociales. Igual, siempre voy buscando nuevos puntos de venta y estrategias novedosas.
¿Has tenido la oportunidad de vender al extranjero?
Es a lo que quiero llegar, pero todo es un proceso. En este momento podemos hacer delivery a todo el Perú y el mundo.
¿Proyectas que tu negocio tenga una visión social?
De hecho, queremos crear un impacto en la sociedad. Por ejemplo, ahora me he juntado con una asociación que brinda ayuda psicológica a las personas más necesitadas. La idea es hacer una campaña en la que los clientes también ayuden. Por ejemplo, si nos donan toallas o cosas en buen estado que les gustaría cambiar o renovar, nosotros les damos un 25 % de descuento para que puedan hacerlo. Esta campaña es hasta el 25 de junio. Y tengo más planes de ayuda social.
Previamente a tu negocio, ¿cómo te iba en el mundo corporativo?
El último trabajo que tuve fue en Entel, donde me contrataron antes de terminar la Carrera. Estuve en el área de Ventas y me iba muy bien. Estuve allí un año, hasta el 2019. Ganaba por comisión, lo que me permitió hacer caja para mi emprendimiento. Además, hice prácticas en el BBVA, en el BCP y también he trabajado con mi abuelo, que tiene una fábrica de maletines, uniformes para trabajadores y otros productos. Le ayudo a buscar nuevos clientes y a mandar cotizaciones.
¿Cómo fue tu experiencia en la Universidad de Lima?
Me pareció muy buena la Carrera de Negocios Internacionales, totalmente completa, con cursos en inglés y excelentes profesores. Todo lo que me enseñaron me sirve para organizar mi negocio. Por otro lado, me relajaba mucho ir al CAO a practicar deportes; yo hacía tae-bo con pesas. Iba todos los días, porque el deporte te desestresa. Era un grupo muy divertido y bailábamos también. Ahora es online por la pandemia.