Antes que escribir un texto erudito sobre el tema que nos convoca, me gustaría aprovechar para narrar, en simultáneo con la reflexión académica, la experiencia de vida de iniciar un doctorado en otro país, en otra universidad y con pandemia incluida; es decir, como inmigrante. La experiencia, aunque sea breve, me permitía interrogarme por mi objeto de análisis. Y como suele pasar, las cosas no suceden como uno las planifica. Viajas para una experiencia académica y terminas en medio de una emergencia sanitaria global, confinada en un departamento y escuchando tus clases en línea.
El primer anuncio oficial del Gobierno chino en el que aceptaba la existencia de un nuevo coronavirus en su territorio se dio a conocer a la comunidad internacional el 31 de diciembre de 2019. Se trataba de un virus que, en menos de dos meses, y con el nombre de COVID-19, se diseminó con alarmante rapidez alrededor del mundo.