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Primer ‘spin off’ de la Ulima triunfa en Start Up Perú
La Universidad de Lima, a través del Instituto de Investigación Científica (IDIC), presentó ante el Indecopi cuatro solicitudes de patente como resultado de igual número de investigaciones desarrolladas por profesores de la Universidad. Los mismos productos se presentaron al XIV Concurso Nacional de Invenciones.
El “Sistema electroquímico para la producción de ferrato y la utilización directa de sus iones”, uno de los inventos, postuló también al concurso Start Up Perú en la categoría de emprendedores innovadores. El docente Javier Quino Favero y el graduado de Ingeniería Industrial Mario Alarcón, autores del sistema, fueron reconocidos con un spin off, el primero que alcanza la Universidad de Lima como proyecto de emprendimiento que nace a partir de una investigación. Esto permitirá que los investigadores inicien su negocio y lleven esta nueva tecnología a las empresas. Este spin off, bautizado como Yaku Tec, se alzó como uno de los 33 ganadores del concurso al que postularon 380 proyectos. Los ganadores recibirán 50.000 soles para sus emprendimientos.
La investigación, que comenzó hace aproximadamente año y medio, dio como resultado un reactor electroquímico que se alimenta de agua y de un electrolito, en este caso hidróxido de sodio, que genera una reacción electroquímica que permite que el agua llegue concentrada de iones ferrato. Una sola gota de esta solución puede descontaminar 100 litros de efluente minero. De esta manera el agua puede ser recuperada por la mina y la tecnología tiene el potencial de solucionar el problema del arsénico en el agua en el mundo. Además, el reactor consume muy poca energía y puede ser alimentado por un panel solar. Así que se trata de un sistema de tratamiento de aguas de bajo costo, amigable con el ambiente y especialmente diseñado para tratar aguas contaminadas con distintos tipos de metales pesados.
Bienestar social sostenido
El objetivo principal de este spin off es que todo lo obtenido en la investigación científica, todo lo trabajado, no solo sea llevado a un bien social, que es el enfoque original de la investigación, sino también entrar en el aspecto comercial. La idea, pues, es llevar la tecnología desarrollada a un bien comercial para efluentes mineros, ya que se ha detectado ahí un buen mercado potencial que el producto puede atender.
Tecnología imprescindible para el futuro
El profesor Javier Quino explica acerca del producto:
“El ferrato no es una sustancia recién descubierta, se descubrió en 1850. Se reconoce en muchos estudios que es una sustancia que se puede utilizar para remediar aguas contaminadas, pero el problema siempre ha sido el costo, que está asociado con las formas de producción. Hay una vía húmeda, que utiliza reactivos medio complicados de manejar; hay una vía seca, que es un poco peligrosa; y hay una vía electroquímica, que es la que hemos desarrollado nosotros. Suena difícil pero básicamente se trata de hacer pasar una corriente en un pequeño dispositivo, que es el que hemos diseñado. Siendo una sustancia inestable, nuestra idea era no producir la sustancia para almacenarla y venderla, sino generarla en el lugar donde la vas a utilizar y en la cantidad suficiente. Básicamente eso es lo que nos permite llevar la tecnología al campo donde antes no se podía hacer”.
Y añade:
“Estamos viviendo en un entorno de cambio climático y se adelanta que probablemente de aquí a unos 30 años, o incluso menos, nuestras fuentes de agua empezarán a disminuir. En ese entorno, las tecnologías que nos permitan utilizar fuentes de agua consideradas como no seguras, así como la reutilización de aguas industriales, se constituyen en líneas prioritarias para el país”.
Investigar para crecer
Este proyecto, que es un trabajo conjunto con el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), se hizo merecedor de fondos concursables para desarrollar la investigación “Implementación del riego automatizado y mejora de la calidad de aguas no seguras para la agricultura mediante un sistema de tratamiento de aguas con iones ferrato (VI) en el Centro Experimental La Molina y la Estación Experimental Agraria Moquegua”, lo que le permitirá aplicar este producto en la realización de pruebas piloto a escalas más grandes a fin de tratar agua para el riego.