- English
- Español
Se inauguró la VI Conferencia Anticorrupción Internacional en la Ulima
En una coyuntura de elecciones presidenciales, la VI Conferencia Anticorrupción Internacional: Agenda Política contra la Corrupción al 2021, organizada por la Contraloría General de la República, cobra especial importancia. El evento, que se realiza del 2 al 4 de febrero en el Auditorio ZUM de la Universidad de Lima, es una plataforma que les permite a expertos dar a conocer sus perspectivas acerca de la lucha contra la corrupción ante un auditorio compuesto por funcionarios, congresistas, embajadores y periodistas. En esta edición, la CAAI también ha invitado a los candidatos a la presidencia para que expongan sus planes contra la corrupción. Para iniciar la cita, Óscar Quezada, rector de la Universidad de Lima, Pedro Cateriano, presidente del Consejo de Ministros, y Fuad Khoury, contralor general de la República, dieron algunas palabras introductorias.
Semiótica de la corrupción
Tal como lo afirmaría luego Eduardo Guzmán, conductor de la conferencia junto a Melissa Peschiera, Quezada construyó una columna vertebral de lo que se hablará a lo largo de los tres días del evento. Nuestro rector explicó que el fenómeno de la corrupción “forma parte de un complejo universo en el que intervienen la pobreza, la poca o nula calidad de la educación y el déficit de una correcta administración de justicia”.
Para él, además, no se trata de un problema coyuntural, sino estructural, especialmente en esta parte del mundo, por lo que, siguiendo a Hugo Wortman Jofré, considera necesario crear fiscalías especializadas en luchar contra la corrupción y “dotarlas de presupuesto y tecnología”. En diálogo con las ideas de Carlos March, el rector sintetizó la corrupción estructural en el Estado con la siguiente fórmula de Robert Klitgaard: “monopolio + discrecionalidad – transparencia”.
Pero la corrupción ha intoxicado otro tipo de instituciones. “La corrupción del Estado se complementa con la de algunas malas empresas”, así “encontraremos oligarquías empresariales que acumulan bienes sin reparar en los males sociales que generan”. Basándose de nuevo en las fórmulas de Klitgaard, Quezada resumió la corrupción estructural en la empresa con la siguiente ecuación: “debilidad institucional + consumidores enajenados – desarrollo de bienes públicos”.
Por otro lado, en el fuero de la sociedad civil, las organizaciones solo tienen sentido cuando se usan como medio para los objetivos de la sociedad y no deberían ser un fin en sí mismo. Así, la ecuación de Klitgaard que resume la corrupción estructural en este tipo de organizaciones es “apropiación de la misión + la estructura como fin – restricción de los procesos de articulación social”.
Finalmente, agregó que la única forma de combatir la corrupción desde la academia es “extendiendo la educación cívica de calidad a la mayor cantidad posible de personas, convirtiendo las instituciones educativas en verdaderas escuelas de ciudadanía”.
Nuevas oportunidades
El premier Pedro Cateriano destacó que el “intercambio de ideas es fundamental en un período electoral”, pues, si se quiere cambiar de rumbo en temas como la corrupción, “esta es la hora del cambio”, teniendo en cuenta la proximidad de las elecciones. Asimismo, afirmó que, a pesar de cualquier defecto, “la democracia es el sistema que hace posible la fiscalización”.
Sin embargo, además del respeto a la democracia, existen otros factores por revisar. Por ejemplo, que muchos cargos en el Estado caen en manos de gente con una formación ética y profesional deficiente, por lo que sugirió “estimular a los jóvenes preparados a acceder a la función pública”. Además, afirmó que “se requiere de un acuerdo político con partidos que tengan presencia nacional” para que “cumplan el papel de representar a todos los ciudadanos”.
Finalmente, añadió que el “Estado debe asumir todos los acuerdos internacionales anticorrupción”, una garantía viable y necesaria para asegurar una intención real de acabar con este mal.
Labor institucional
El contralor Fuad Khoury dedicó su exposición a dar más luces sobre cuatro aspectos: los encargados de combatir la corrupción, los resultados de la labor de la contraloría, sus estrategias como institución y el tipo de candidato que deberíamos apoyar.
En primer lugar, explicó que los cinco principales organismos involucrados en esta lucha son el Congreso, el Poder Ejecutivo, la Contraloría General de la República, el Ministerio Público y el Poder Judicial. Los tres últimos, dedicados a la detección, investigación y sanción; y los dos primeros, a la prevención, al igual que otras entidades públicas y órganos rectores y reguladores.
Luego, anunció que la Contraloría detectó 21.572 irregularidades penales cometidas por 11.178 funcionarios, mientras que en el plano civil se encontraron 14.104 irregularidades cometidas por 10.249 ciudadanos. Aunque la Contraloría logró ahorrar 676 millones de soles gracias al proceso preventivo, estas irregularidades suponen una pérdida de 2.983 millones de soles. Sin embargo, a pesar de las cifras, Khoury afirmó que se ha avanzado, como lo demuestran los 6.986 funcionarios que se encuentran en un proceso administrativo sancionador por faltas graves, los 747 funcionarios sancionados en primera instancia hasta por 5 años y los 11 presidentes regionales denunciados por la Contraloría. Un dato importante es que 3 de cada 4 juicios son ganados por su institución.
En cuanto a la estrategia, presentó un norte claro: desarrollar liderazgo al más alto nivel, llevar a cabo una tala normativa, inyectar de eficiencia al sector público, buscar la transparencia, formar valores, tener empresas decididas a no corromperse y ejercer control externo autónomo y con garra.
Para culminar, y en la misma línea con el premier Cateriano, consideró necesario votar por el candidato con el perfil adecuado. Su ejemplo de un líder ideal fue Martin Luther King, a quien describió como alguien que “se enfrentó a los paradigmas, a los riesgos, y fue innovador”. Durante los tres días de la VI Conferencia Anticorrupción Internacional, ciudadanos y autoridades podrán analizar las estrategias anticorrupción que se aplican en otros países y también determinar si alguno de los candidatos asistentes al evento será capaz de acercarse al perfil del líder que necesitamos como gobernante.