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Profesor Ulima en homenaje a Fernando del Paso
“Fernando del Paso, su obra y sus lectores. Conversatorio sobre algunos títulos publicados por el Fondo de la Cultura Económica” es el evento internacional en el que participó como expositor el escritor y docente Ulima José Güich, al lado de Andrés Ruiz, periodista mexicano, integrante del área de Comunicación del Fondo de Cultura Económica.
El conversatorio se realizó virtualmente el 7 de abril y fue organizado por la Embajada de México en Venezuela, el Fondo de Cultura Económica, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México y la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
Como conductora del evento estuvo Gabriela Olivo, exdirectora del Fondo de Cultura Económica en el Perú. Ella comentó que el escritor, pintor y académico Fernando del Paso, nacido en Ciudad de México y ganador del Premio Rómulo Gallegos y del Premio Miguel de Cervantes, habría cumplido 86 años el pasado 1 de abril. “Este conversatorio es forma de recordarlo como una de los grandes escritores latinoamericanos”, manifestó.
A continuación, Andrés Ruiz mencionó que, además de un hombre excepcional en las letras, Fernando del Paso se vinculó con las artes escénicas y fue locutor y productor de radio en la BBC de Londres, gracias a su portentosa voz. Estudió en el colegio San Ildefonso, y en 1955 empezó a trabajar como creativo, donde produjo textos para agencias publicitarias y demostró todo su ingenio. Agregó Ruiz:
“En 1958 escribió su primer libro: 'Los sonetos de lo cotidiano'. En 1965 recibió la beca del Centro Mexicano de Escritores y al año siguiente publicó su primera novela: 'José Trigo', que rompe con todos los esquemas y con todo lo que se había publicado antes en México”.
Advirtió también que las tres grandes obras de Del Paso son José Trigo, Palinuro de México y Noticias del imperio. Y destacó el hecho de que el escritor mexicano en 1969 recibió la beca de la Fundación Ford y viajó a Iowa para ingresar al International Writing Program, a fin de dedicarse a la carrera literaria, y ya luego viajó a Londres donde se desempeñó en radio para la BBC. Fue por entonces, dijo Ruiz, que escribió su segunda novela: Palinuro de México. Además, incursionó en la pintura y en el dibujo, y tuvo exposiciones en París, Madrid, Ciudad de México, Guadalajara y en varias localidades de Estados Unidos.
Vida y literatura caudalosas
A su turno, José Güich expresó que la vida de Fernando del Paso fue tan caudalosa como su literatura. El docente de la Universidad de Lima recordó:
“Fue extraordinario como hombre y como novelista. Tuve la oportunidad de conocerlo en 1993, en Buenos Aires, adonde él había ido para participar en la Feria del Libro y yo estaba como becario. Me concedió una hora para conversar. En ese entonces ya era un gigante. Fue increíble”.
Mencionó, asimismo, que la historia de su país fue una de sus grandes obsesiones. Al respecto, el docente Ulima refirió:
“Noveló en varios lenguajes y estilos, desde el surrealismo hasta el modelo de la crónica clásica. Tenía una visión libertaria, reflexiva, contestataria, no solo de su país, sino de la historia de las civilizaciones. Si bien Del Paso habla de México, en un momento determinado intenta proyectarse (como James Joyce) a una comprensión del mundo, de la historia del ser humano”.
Por otro lado, José Güich recordó que Fernando del Pazo le comentó que empezó a escribir Palinuro de México en 1968 y que en 1975 la presentó al concurso de la Editorial Novaro:
“Ganó el premio con un jurado de primer nivel. Pero la editorial no se animó a publicar esta obra inmensa de casi 800 páginas, cada una de las cuales vale oro, desde el punto de vista literario, humano, artístico y antropológico”.
Recién en 1977 Alfaguara se animó a publicar el documento literario. Para Güich, la lectura de este libro cambió su visión de la literatura: le dio un nuevo enfoque sobre el papel del lector, de las palabras como instrumento poderosísimo y con un valor estético por sí mismo. Le hizo ver la palabra como una herramienta para construir, criticar y cuestionar el orden de las cosas, las construcciones mentales.
Durante su exposición el docente de la Universidad de Lima comentó que la novela remite a un personaje de la Eneida. Explicó que Palinuro es en la Eneida un personaje importante, pero secundario. Se trata del piloto de la nave de Eneas, que no puede distinguir el día de la noche y cae al mar, a quien los lugareños confunden con un monstruo marino y lo sacrifican.
Es un final muy triste. Pero este personaje resucita en Palinuro de México, a través de la figura de un carnavalesco estudiante de medicina, que tiene un entorno amical y familiar tan excéntrico y carnavalesco como él mismo. De hecho, en la novela hay mucho de autobiográfico: muchas proyecciones del propio Fernando del Paso están ahí.
Palinuro muere en medio de una explosión enciclopédica, surrealista. Elogia José Güich:
“Al final, Palinuro renace frente a una lista interminable de personajes de la literatura universal, como el capitán Nemo, Ana Karenina, personajes de Stendhal, don Quijote, entre otros. El cierre de la novela es increíble. Y, sin duda, 'Palinuro de México' le concede la inmortalidad a don Fernando del Paso, miembro de una generación única e irrepetible de escritores mexicanos, entre quienes se encuentran Vicente Reniero, Juan García Ponce, Carlos Fuentes y otros”.
Expresó que, si bien algunos opinan que la novela no tiene un centro, que uno puede comenzar a leerla desde cualquier capítulo, él considera que hay ejes transversales que permiten construir los vasos comunicantes. Además, señaló que cada capítulo pretende ser homenaje a diversos autores, por lo que es un carnaval de excesos:
“Del Paso pertenece a una estirpe de escritores entre quienes podemos colocar a James Joyce, Laurence, Stern, Jonathan Swift y Miguel de Cervantes. Tenía una obsesión por crear un mundo con vida propia. Realiza muchos experimentos en la estructura y en la forma como escribe el libro. Es una obra apasionante y un verdadero reto para cualquier lector fogueado”.
Finalmente, expresó que Del Paso fue también un poeta muy admirado, con una capacidad inagotable para jugar con las palabras, para descubrir en ellas una magia, un territorio desconocido que nos deslumbra y nos ilumina a cada paso.