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Tragicomedia de Alonso Llosa estuvo en Semana del Cine Ulima 2020
La restauración es una película escrita y dirigida por Alonso Llosa, que se estrenó en el Festival Internacional de Santa Bárbara y que estuvo presente en la Semana del Cine de la Universidad de Lima 2020. Cuenta la historia de un hombre maduro en bancarrota, que regresa a vivir con su madre. Pero la situación económica de ella también es mala. Pese a ello, se rehúsa a vender la casa enorme en donde vive. Es así que su hijo planea una mudanza sin que la madre lo note.
¿En qué se inspiró para hacer el guion de La restauración?
La inspiración me vino de una combinación de familiares, gente cercana y, por supuesto, de la imaginación. Me interesó retratar cómo funcionaba la Lima aristocrática un poco venida a menos. Siempre me llamó la atención el interés de mantener el estatus, la casa, la mansión y al personal de servicio, a pesar de no tener plata. Para mí era una ironía, pero luego entendí que para otras personas no necesariamente lo era. Más bien, les parecía esencial. Es un enfoque del estilo de vida que no se puede sacrificar. Eso me pareció interesante y con un potencial tragicómico, de humor negro.
La situación de la familia que retrata es apremiante, pero las escenas en torno a ello no dejan de tener humor. ¿Lo planteó así desde el guion?
Sí, he descubierto que, al escribir, lo que me sale más natural es la comedia negra, el sarcasmo. Es como un estilo propio, para bien o para mal.
¿Cuánto tiempo duró todo el proceso, desde que hizo el guion hasta el final?
Comencé a escribir en el 2012 y después lo dejé. Lo retomé en el 2015. En el 2016 gané el premio de producción de DAFO, así que en ese momento el proyecto se volvió más real, porque ya contaba con un fondo, tenía que hacerlo sí o sí, y todo comenzó a avanzar. La filmación se realizó en el 2018. Se estrenó en el 2019, en el Festival de Santa Bárbara, en California. Luego vino la pandemia, y el filme se proyectó en la Semana del Cine de la Universidad de Lima, y posteriormente en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara.
¿Cómo reunió a los actores?
Me considero afortunado por eso. No tuve miedo de acercarme a ellos, en principio. Llegué con la confianza de que el proyecto era bonito. Tuve la gran suerte de que les gustara el guion. Sintieron que había algo que querían explorar. Para Paul, creo que fue porque era la oportunidad de trabajar un personaje que nunca había hecho, así que le agradó la idea. Él conocía al personaje, lo entendía y desde la primera vez que nos juntamos yo vi que le gustó, los ojos le brillaban. Había algo en el personaje que le fascinaba. Eso me dio una gran confianza.
De hecho, todos conocemos a alguien como Tato, o parecido.
Hay muchos personajes así en Lima, en el círculo de clase media alta a alta. Hombres, sobre todo. En Lima hay una cultura de maternidad que trata a los hijos varones como príncipes y se les considera incapaces de hacer algo. Les dan todo y, al final, frente a una situación de crisis, cuando tienen que hacer algo por sí mismos, no pueden. No han desarrollado las herramientas psicológicas para decir: “Voy a enfrentar mi situación, voy a hacer esto, voy a hacer aquello”.
¿Cómo se sintió con la dirección?
La dirección me encanta, pero incluye mucho estrés. Con los actores me fue genial. Tuvimos un rodaje apretado en cuanto al tiempo. Era una película con bastantes locaciones, varias escenas y muchos planos. Cuando trabajas con actores que no tienen mucha experiencia, eso te puede demorar, pero al trabajar con actores de tanta experiencia, todo fluyó rápido. Trabajar con buenos actores facilita mucho las cosas, ellos entienden lo que deben hacer y tú los dejas hacer.
¿Cómo le fue con la posproducción?
Fue muy larga. El equipo era muy reducido: básicamente mi productor, de Estados Unidos, Gustavo Rosa y yo. Editaba yo mismo, y tuve el apoyo de un par de editores, Fabiola Sialer y Mauricio Rivera. La película estaba bien armada a nivel guion, entonces no cambió mucho durante la edición.
¿Cuál es el futuro de la película?
Mi deseo es estrenarla en salas comerciales en agosto del próximo año, dependiendo de cómo vaya la pandemia y de que las salas de cine abran.
¿A qué se dedica aparte del cine?
Soy profesor universitario. Enseño dirección y guion, y me encanta. Además, edito algunos trabajos, dirijo cosas por mi cuenta, me entretengo.
¿Qué otro proyecto le gustaría realizar en cine?
Quisiera hacer una película de ciencia ficción. Aunque en realidad no tengo claro si será una película, pues también podría ser un cómic o una animación, o un híbrido entre la animación y el cómic. En todo caso, el proyecto está en una etapa inicial.
Usted estudió una parte de su carrera en la Universidad de Lima. ¿Cómo le fue?
La Universidad de Lima me abrió la mente. Conocí a gente de diferentes círculos. Hice muy buenos amigos y ahí nació mi idea de hacer cine. De hecho, allí hice mis primeros trabajos en video y mi primer guion. Tuve grandes profesores. Fue una experiencia muy rica. Recuerdo que después de llevar el curso de Fotografía me dediqué un tiempo a hacer fotos, trabajé en El Comercio por un corto tiempo. Luego seguí haciendo fotos como amateur, fue mi pasatiempo durante muchos años. Finalmente, no terminé la carrera en la Ulima, me trasladé a la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). No empecé de cero, la UCLA me convalidó la mayoría de cursos. Esa fue otra etapa en que abrí la mente, me ayudó mucho a nivel personal, para empezar a conocerme más y a creer en mí. Vivir en otro país me mostró que el mundo es más grande, que podía hacer cosas, que tenía la capacidad. Fue muy positivo a nivel personal.