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Las dificultades de la educación ante el nuevo coronavirus
Los retos y las dificultades a los que se enfrenta la educación durante la actual pandemia fueron los temas centrales del webinar “Pensando la educación ante el nuevo coronavirus”, organizado el 2 de octubre por la Facultad de Psicología de la Universidad de Lima. El ponente fue Jorge de Juan Fernández, docente de la Universidad de León (España).
El expositor hizo hincapié en que la educación virtual –que fue adoptada para cumplir la distancia social que busca reducir el contagio de la COVID-19– abrió una brecha digital por causas como la infraestructura, las habilidades y la accesibilidad, las cuales varían por el nivel socioeconómico, el área geográfica, las condiciones de los servicios públicos y la edad. Debido a estos factores, muchas personas no pueden acceder a la teleeducación. Del mismo modo, una buena cantidad de docentes y padres de familia no estaban familiarizados con las herramientas digitales, lo que pudo haber afectado el desarrollo de los procesos pedagógicos.
Asimismo, indicó que, según el Instituto de Estadística de la Unesco y la Unión Internacional de Telecomunicaciones, durante los meses de marzo y abril de 2020 se registró que un 73,8 % de la población estudiantil mundial se vio afectada por la interrupción de las clases presenciales en los colegios, lo que equivale a cerca de 1.292 millones de estudiantes de 186 países. El 50 % del alumnado no contaba con un ordenador y el 43 % carecía de conexión casera a internet.
Además, señaló que las personas con necesidades educativas especiales (ACNEE) son el eslabón más débil de la cadena pedagógica, por lo que los cambios producidos por la pandemia influyen en ellos de una manera marcada. Los ACNEE presentan limitaciones de facultades físicas o mentales como discapacidad auditiva, discapacidad visual, trastorno del espectro autista, trastorno del lenguaje, retraso global del desarrollo, entre otras.
El especialista también afirmó que la teleeducación ha impactado en el desarrollo habitual del trabajo colaborativo presencial de los estudiantes. Añadió que este punto debe ser tomado especialmente en cuenta, sobre todo si se considera que esta dinámica fomenta las labores en conjunto para lograr objetivos comunes, e impulsa que los alumnos tomen sus propias decisiones durante el aprendizaje.