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Repensar las ciudades y sus transformaciones
Las dinámicas urbanas, sus mutaciones y sus significados fueron la materia de reflexión de los ponentes del Seminario Internacional “Ciudad, imaginarios y narrativas”, que tuvo lugar en el Auditorio T el 11 y 12 de junio. El evento fue organizado por la Facultad de Comunicación de la Universidad de Lima y la Cátedra UNESCO en Comunicación y Cultura de Paz.
Simona Stano, doctora en Ciencias del Lenguaje y Comunicación por la Universidad de Turín (Italia), se centró en la gastronomía peruana y sus hallazgos. La investigadora abordó conceptos como la otredad, que se refiere al reconocimiento del otro como un individuo distinto (discernimiento del otro que permite que la propia persona asuma su identidad). La académica agregó que la gastronomía peruana, a diferencia de las expresiones culinarias de distintos países, no ha escondido la diversidad de sus procedencias y estilos, por lo que la noción de la otredad está en ella.
Para ejemplificar estas ideas, Stano se explayó sobre las hibridaciones, fusiones y creaciones del chifa, la cocina nikkei y la oferta novoandina, las cuales enlazan la tradición con la búsqueda y la vanguardia. Asimismo, la especialista habló sobre los vínculos entre ciudad, gastronomía y el concepto de relación:
“La ciudad es el lugar ideal para la manifestación de la frontera como alimentación, donde la comida puede configurarse no solo como un instrumento de identidad cultural, sino, quizás, como el primer medio para entrar en contacto con culturas diferentes”.
Óscar Quezada Macchiavello, semiólogo y rector de la Universidad de Lima, también participó en el evento. Él ofreció la exposición “Comici(u)dad. Semiótica, humor y ciudadanía”, que se centró en la obra del historietista argentino Joaquín Salvador Lavado Tejón, más conocido como Quino, quien creó viñetas memorables como las de Mafalda o las de Mundo Mezquino. Él comentó:
“A su manera, esas historietas de Quino son también un arte semiótico o filosófico. Creo que Quino, en gran medida, es más filósofo que muchos filósofos”.
Además, a partir de las viñetas de Mundo Mezquino –que muestran con originalidad y agudeza las dinámicas agridulces de los espacios urbanos–, Quezada calificó su humor como tragicómico. Él precisó:
“Reitero esas preguntas que acercan el humor a la tragedia. Por eso, el humor de Quino sobre la condición humana yo lo considero tragicómico. ¿De qué humor nos pone la ciudad? ¿De qué humor ponemos a la ciudad? ¿Qué hace la ciudad conmigo? ¿Qué hago yo con ella? ¿Crece mi yo patológico o crece mi yo saludable? Lo dejo abierto”.
Interpretación de los signos
José Enrique Finol, investigador Ulima, se refirió a las ritualizaciones en los espacios urbanos y las subversiones a estas dinámicas. Él mostró un video de un funeral en un barrio de Caracas (Venezuela), en el que dos chicas bailan sobre el féretro a ritmo de reguetón. Sobre este acto, Finol propuso esta hipótesis: la transformación del dolor en rebeldía, y de lo privado, íntimo y triste en lo público, espectacular y festivo, o podría tratarse de una respuesta de las microculturas barriales a las normas establecidas por un mundo tradicional que no los incluye, sino que los excluye; que no los reconoce, sino que los ignora.
Por su parte, el semiólogo uruguayo Fernando Andacht contrastó el imaginario melancólico de Montevideo (Uruguay) con una iniciativa reveladora de jóvenes hindúes radicados en la capital de este país, quienes presentaron un video titulado Happy Montevideo, el cual se inspira, precisamente, en la canción Happy, de Pharrell Williams. Andacht subrayó:
“Happy Montevideo nos ofrece la mirada del otro como un interpretante enriquecedor de lo propio”.
En su turno, Vladimir Núñez, director del Departamento de Lenguas de la Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá (Colombia), afirmó que esta capital había sido imaginada como una ciudad letrada debido a su celebrada producción literaria, hasta que tal etiqueta fue desplazada por la explosión de la actividad cinematográfica. El académico destacó que, por este y otros factores, Bogotá pasó a ser una ciudad semiótica que va más allá de la letra, en la que rebosan los signos y se ejerce el cine como una acción política de resistencia y de conservación de la memoria. Núñez agregó que el presente podría calificarse como multimodal, donde las múltiples plataformas han generado un mundo hipervisual que está propiciando cambios profundos en las narraciones y las relaciones en la ciudad.
En tanto, la semióloga argentina María Isabel Filinich expuso sobre la configuración del espacio y los afectos en las letras del tango, en que la nostalgia es un rasgo esencial. Ella pormenorizó:
“Ese espacio paradójico, simultáneamente eufórico y disfórico, al mismo tiempo perdido y recobrado. Este carácter híbrido de la nostalgia transporta en un solo gesto la plenitud pasada, supuestamente alcanzada, y la imposibilidad presente de recobrarla, aquello que la ha vuelto quizás el rasgo más representativo del género tanguístico, presente en la música, las letras y la propia danza, que evoca el abrazo y la comunión de la pareja y de la búsqueda permanente de aquella juventud perdida”.
Finalmente, Lilian Kanashiro y Elder Cuevas, investigadores Ulima, abordaron las tensiones entre los espacios públicos y privados de la capital peruana. En su disertación, Cuevas indicó que la presencia de rejas se asemeja a la simulación de una medida de seguridad, y que, en el fondo, esta parece haber sido motivada por razones de clase y de prejuicios raciales. Por su lado, Kanashiro se refirió a un rasgo sintomático de nuestros habitantes: el sentirse más seguros en los centros comerciales que en nuestras casas, lo que podría deberse a que, en los centros comerciales, sentimos que la gestión de la seguridad ha sido delegada, mientras que, en la casa, nosotros mismos tenemos que hacernos cargo del tema.