06 de Octubre de 2023

Experto en ‘compliance’ en el sector construcción

Carlos Hermoza Horna tiene experiencia en la implementación de programas de compliance, que abarcan la prevención, la identificación y la gestión de riesgos de corrupción pública y privada. Él trabaja como gerente de Ética y Cumplimiento Regional en el Grupo OHLA, empresa española de construcción.

Carlos estudió la Carrera de Derecho en la Universidad de Lima y luego siguió una maestría en Derecho Internacional de los Negocios y Management, en Esade Business and Law School, en Barcelona, España.

También, realiza consultorías, conferencias y capacita empresas y asociaciones nacionales y extranjeras en materia de compliance, buen gobierno corporativo, integridad, prevención de delitos, entre otros.

¿Cuáles son tus responsabilidades en el ámbito del cumplimiento normativo?
Actualmente, me desempeño como gerente de Ética y Cumplimiento Regional en el Grupo OHLA, empresa española del sector de construcción, con operaciones principalmente en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica, y con más de cien años de experiencia en el rubro. Ejerzo esta función desde hace más de cuatro años y soy el responsable de la supervisión y evaluación del sistema de prevención de delitos y antisoborno en el Perú, Chile, Colombia, México y Panamá, así como también de los procedimientos de debida diligencia de terceras partes desde la perspectiva de cumplimiento, de acuerdo con las políticas y los procedimientos del grupo en la región de Latinoamérica. Asimismo, identifico los riesgos legales de la compañía, especialmente los que puedan dar origen a la responsabilidad administrativa (penal) de la persona jurídica, las sanciones regulatorias o los que conlleven algún riesgo para la reputación de la empresa. También, me encargo de promover la cultura ética, de cumplimiento e integridad en esta parte de la región, de realizar las capacitaciones a nuestros colaboradores en todas las instancias de la organización y de fomentar las buenas prácticas corporativas y la prevención de delitos.

¿De qué manera se ejerce la prevención?
Uno de los principales retos en materia de compliance en el sector de construcción en la región es operar con transparencia y apostar por la integridad, no solo como empresa, sino con todas las personas que se relacionan con nosotros. Mientras más confianza y seguridad inspiremos en nuestros grupos de interés (colaboradores, socios de negocios, clientes, proveedores, etcétera) mejores resultados tendremos en la sociedad. Debemos asegurar que el mensaje de cumplimiento cale en toda la organización y que se transmita de forma directa y clara. El sector de construcción es uno de los más expuestos a los riesgos de corrupción pública y privada, sin embargo, hoy en día las empresas en el Perú comienzan (si es que no lo han hecho todavía) a implementar o actualizar sus sistemas de cumplimiento, lo que les permite operar de manera segura. Un claro ejemplo son las certificaciones ISO 37001 en este sector y la bonificación que reciben las empresas que cuentan con esta certificación en las licitaciones públicas.

¿Cómo te relacionas con los trabajadores para conseguir este objetivo?
Como compliance officer, mi principal reto es ir más allá del cumplimiento, es decir, no solo hacer lo que dice la teoría, sino aplicarlo en la práctica y ver qué resultados logramos. También, sensibilizar a todos los colaboradores en la empresa y comunicar eficazmente. Como líderes, debemos impactar en la vida de los demás, dentro y fuera del espacio de trabajo. Siempre les recuerdo a nuestros colaboradores que somos un ejemplo para otros, que cada vez que realizamos alguna actividad alguien nos ve y aprende, por eso es importante estar alineados con los principios y valores de la compañía.

¿Desde hace cuánto tiempo ha cobrado auge el tema de cumplimiento?
En los últimos años, el Perú legisla en materia de fortalecimiento de medidas contra la corrupción, y de responsabilidad administrativa de las personas jurídicas y de responsabilidad penal de sus integrantes. Hoy en día nuestra legislación sanciona a las empresas que cometen delitos (de corrupción, tributarios, aduaneros y contra el medio ambiente). El objetivo es que las empresas prevengan estos riesgos. Sobre normativa y antecedentes, tenemos muchos en el mundo, en especial de los últimos cincuenta años en Estados Unidos, Inglaterra, España, Italia, Australia, entre otros. Gracias a esto, se ha tomado como referencia las mejores prácticas internacionales para legislar en nuestro país. En la actualidad, la posición de compliance officer ha tomado vital importancia en las organizaciones. No solo se trata de contar con las herramientas necesarias para prevenir o gestionar riesgos propios de nuestra actividad como empresa, también necesitamos un líder que mejore el comportamiento ético de prevención y que promueva buenas prácticas corporativas en todos los integrantes de la empresa. En este sentido, la posición de compliance officer es clave, no solo porque gestiona adecuadamente el modelo de prevención de delitos, sino porque se asegura de que la empresa haga las cosas bien, con ética y responsabilidad, y se viva una verdadera cultura de integridad. Es preciso señalar que el estándar ético de buenas prácticas corporativas es cada vez más alto en el mundo empresarial, en todos los países, tanto para los clientes como para los proveedores. Los clientes piden a la empresa con la que harán negocios un código ético y de valores, así como políticas de prevención de actos de corrupción.

¿Es complicado implementar un programa de compliance en una empresa?
En una charla que ofrecí en la Cámara de Comercio de Lima a pequeños y medianos empresarios, la gran duda era cómo implementar un programa de compliance en una empresa de diez personas y con pocos recursos. El mensaje fue el siguiente: “Vayamos de menos a más”. Así como una pequeña empresa establece su misión y su visión, necesitamos que defina también principios, valores y pautas de conducta, reglas de juego claras que reflejen el compromiso de tolerancia cero a la corrupción. Se cree que implementar compliance es costoso, pero esto se adapta a la medida y realidad de cada empresa. Al implementar un programa de compliance, el pilar fundamental es la integridad. Sin integridad no tenemos nada, solo documentos y procedimientos en papel. La integridad no solo genera rentabilidad en las organizaciones, sino también confianza en el mercado, en sus stakeholders y en la sociedad en general. Es la base de cualquier empresa que quiere gestionar adecuadamente un programa de cumplimiento, ser sostenible en el tiempo y proteger su reputación. Hoy en día debemos apostar por implementar una cultura de integridad y de cumplimiento en las empresas como elemento clave para la prevención de riesgos y un compliance eficaz.

A lo largo de tu trayectoria, ¿qué retos profesionales te han impactado más?
En mi experiencia en el sector de construcción, que ha sido uno de los más golpeados por la corrupción en la región, el reto principal ha sido adaptar un sistema de cumplimiento corporativo, elaborado sobre la base de otra legislación y otro contexto, a la realidad en la que operamos en la región y a los riesgos que conlleva. También ha sido un desafío transmitir el mensaje de cumplimiento a todos nuestros colaboradores en las distintas geografías en las que operamos, con el fin de que se concienticen sobre los riesgos de compliance, las políticas, los procedimientos y los controles que la compañía pone a su disposición. De igual forma, resaltaría el tone at the top en los programas de cumplimiento, es decir, conseguir el compromiso al más alto grado, de parte de quienes dirigen la empresa y a fin de que se reflejen los valores rectores y el clima ético que se vive en la empresa. Las personas que dirigen las organizaciones deben ser honestas, éticas e íntegras, y reflejar sus principios y valores. Además, deben respaldar y apoyar las iniciativas de compliance. Solo así se moldeará una cultura organizacional para prevenir cualquier situación de incumplimiento o conducta antiética.

¿Qué logro podrías destacar de tu carrera dentro de la compañía en la que te desempeñas?
Podría mencionar la adaptación del sistema de cumplimiento corporativo (elaborado sobre la base de la legislación española) a la legislación peruana, además de la  obtención de la certificación internacional ISO 37001, sistema de gestión antisoborno de la sucursal del Perú; la implementación del Sistema de Prevención en Materia de Prevención de Lavado de Activos y Financiamiento del Terrorismo en el Perú, Panamá y Colombia, y finalmente la adaptación del modelo español de prevención en materia de libre competencia a la normativa peruana. Otro logro importante a lo largo de estos últimos cuatro años en la empresa es haber conseguido el compromiso de todos los colaboradores con cada iniciativa de cumplimiento y, sobre todo, el apoyo incondicional de mi equipo en España y de los directivos locales. Es un verdadero reto que, con el tiempo, las organizaciones moldeen su propia personalidad, sin dejar de lado sus orígenes, el estándar corporativo, solo con algunas adaptaciones a la jurisdicción en la que se opera. Tenemos que ir de menos a más. Lo primero es partir de la base de nuestro modelo de compliance global, respetarlo íntegramente y no contradecirlo.

¿Qué otros trabajos has tenido?
He trabajado en reconocidos estudios de abogados de Lima y en empresas locales e internacionales como abogado in house. He sido consultor y abogado interno en empresas. Mi primer empleo, al salir de la Universidad, fue en Flint Abogados, estudio al que agradezco mi formación inicial profesional. Luego, fui abogado corporativo en Lima Expresa, empresa que forma parte del grupo francés Vinci Highways y que tiene la concesión de la vía de Evitamiento en Lima. Después me fui un año a España, Barcelona, para hacer una maestría en Derecho Internacional de los Negocios y Management, en ESADE Business and Law School y, al volver, me incorporé como el líder del área legal en CPB Abogados. Finalmente, me incorporé hace cuatro años a la empresa donde trabajo actualmente, OHLA. 

¿Qué otros temas has abordado en tu carrera, aparte de compliance?
Yo soy abogado de formación corporativa. Inicialmente trabajé en el área corporativa, tanto en estudios de abogados como en empresas. Más adelante, decidí especializarme en compliance, en España. Al volver al Perú, entré de lleno al tema. Cuando ingresé a la Ulima, en el año 2014, casi no se hablaba de compliance (al menos en el Perú). Recién se comenzó a hablar del tema en el 2016, y en el 2019 se hizo un poco más notorio, con motivo de las iniciativas de la legislación peruana.

¿Cómo te fue como estudiante en la Universidad de Lima?
Muy bien. La Universidad de Lima me enseñó a trabajar en equipo, nos animó a colaborar para cumplir nuestros objetivos. Eso, llevado a la esfera personal y profesional, da disciplina y capacidades de trabajo. Además, en la Ulima conocí a muy buenas personas, compañeros y amigos con quienes hasta la fecha mantengo contacto. 

Hoy en día, las empresas no solo buscan al mejor talento disponible en el mercado, con la mejor formación académica, sino que también se fijan en las habilidades blandas y en las capacidades de liderazgo y de integración en los equipos de trabajo. No basta con ser los mejores académicamente, sino que además se debe aplicar esto en colectivo. La Ulima me dio la suficiente disciplina para esto. Además, es importante, como líder, impulsar a los que te rodean a alcanzar sus metas. Esto lo aprendes desde la universidad, cuando debes presentar un trabajo en equipo y siempre hay alguien que lleva la coordinación principal y motiva a los demás. 

Siempre estoy en contacto con la Universidad de Lima, porque colaboro con la Carrera de Derecho en diferentes eventos académicos, por ejemplo, en el Congreso Internacional de Derecho Corporativo. Incluso con la Carrera de Economía, con la que en algún momento realizamos una charla para abordar temas de compliance. Me gusta compartir mi experiencia y conocimiento con los jóvenes, más aún sin son de mi alma mater. Además, la Universidad de Lima ha cambiado mucho. La última vez que fui, me sentí en el campus de cualquier otro país, era muy agradable. La Ulima me enseñó a ser mejor como persona cada día, por la calidad de profesores y amigos que hice ahí, y me impulsó a tener la iniciativa de ir por más, pensar en grande, no temer a los retos, y ser mejor y constante.