Para Noam Chomsky, Ian Roberts y Jeffrey Watumull, el ChatGPT es solo un cálculo estadístico ciego, masivo y torpe, comparado con la inteligencia humana: “[Un] sorpresivamente eficiente e incluso elegante sistema que opera con pequeñas cantidades de información no busca inferir correlaciones brutas entre puntos de información, sino crear explicaciones”¹. Pero ¿es imposible que algún día lo logre? O, en todo caso, ¿es su función igualar a la inteligencia humana?