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Cómo aportar a la sociedad desde la psicología
Sandra Simón decidió trabajar en psicología organizacional porque quería ayudar a las personas a desarrollarse y ser felices, con un propósito que beneficie a la sociedad. Por eso, estudió la Carrera de Psicología en la Universidad de Lima, y hoy es jefa de Experiencia del Colaborador en el Jockey Plaza. Desde ahí, lleva a cabo campañas que motivan a los trabajadores a mejorar, y diseña y ejecuta proyectos de sostenibilidad que despiertan la sensibilidad ambiental de los visitantes de este centro comercial.
¿Podrías contarnos qué actividades realizas como jefa de Experiencia del Colaborador en el Jockey Plaza?
Tengo casi nueve años en esta empresa. Ingresé para trabajar en el área de Clima y Cultura, pero con el tiempo me involucré en otros aspectos, como capacitación, selección y desarrollo. Ahora, como jefa de Experiencia del Colaborador, mis responsabilidades abarcan diversos procesos, como clima, cultura, comunicación interna, bienestar, estrategias de diversidad e inclusión, beneficios y hospitalidad. Disfruto mucho abordar estas diferentes áreas, y lo que más valoro es la oportunidad de crear una vivencia positiva para las personas, brindarles la mejor experiencia en la empresa y, al mismo tiempo, hacer que inspiren a quienes nos visitan.
Contribuir al desarrollo y crecimiento del equipo, y proporcionarles lo que necesitan es una parte clave de mi trabajo. Lo maravilloso de trabajar en gestión humana son las actividades, iniciativas y proyectos que llevamos a cabo que impactan directamente en el equipo. El feedback es prácticamente inmediato, lo que hace que sea una experiencia muy enriquecedora. Además, estoy alineada con el compromiso de la empresa de “inspirar al mundo para que sea feliz, creando experiencias que construyan un futuro mejor”.
¿Podrías comentar algún cambio que hayas realizado a lo largo del tiempo que trabajas aquí?
Hemos realizado muchos cambios, pero creo que uno de los más importantes fue definir el nuevo propósito en conjunto. Realizamos un taller con algunas personas de la organización con la dinámica de “el círculo dorado”, de Simon Sinek, para definir el porqué de lo que hacíamos. Antes, en el Jockey, teníamos misión, visión y valores, pero necesitábamos definir el propósito. Así nació el compromiso que comenté: “Inspirar al mundo para que sea feliz, creando experiencias que construyan un futuro mejor”. Nos dimos cuenta de que, como centro comercial, tenemos una experiencia y una oportunidad de impactar en los dos millones de personas que nos visitan al mes. Por eso, todas nuestras campañas tienen un propósito detrás.
¿Podrías dar ejemplos de las campañas que comentas?
Por ejemplo, nosotros no hacemos la campaña escolar, realizamos la campaña contra el bullying. No organizamos la campaña por el día de San Valentín, llevamos a cabo la campaña por el día del amor libre. En todo lo que planeamos, buscamos una oportunidad para impactar en la sociedad. Y lo hacemos en equipo, promovemos iniciativas en las que creemos e intentamos que se repliquen en todos los clientes y todas las personas que nos visitan.
¿Hay algún proyecto que haya impactado en los colaboradores?
El programa de reconocimiento "Brillemos juntos" ha tenido un fuerte impacto. Desde que lo lanzamos, el año pasado, ha crecido mucho y ha resultado muy importante para reconocer al equipo. Todos pueden nominar a cualquier persona de la organización por tener una actitud protagónica, una “actitud de oro”, aunque no necesariamente haya tenido los resultados económicos más sobresalientes para el negocio. El objetivo es reconocer a estos colaboradores por su actitud de oro, un gesto que queremos que se replique. Además, realizamos un reconocimiento a los equipos que han obtenido logros sobresalientes. Esta modalidad se llama "Proyecto J".
¿Qué impacto ha tenido en los colaboradores?
El impacto ha sido grande. La gente anhela ser reconocida, porque es una manera de valorar su contribución y esfuerzo, lo que genera un ambiente positivo y motivador. Mucha gente se esfuerza por nominar y por salir nominada, y no ganan un premio, el costo es cero para la empresa, pero promocionamos a los ganadores por nuestras redes sociales.
Considero que es fundamental reconocer el esfuerzo y el trabajo bien hecho. Nosotros promovemos el reconocimiento, pero son las personas quienes realmente hacen que el programa funcione, con sus esfuerzos, sus logros y sus ganas de distinguir el buen desempeño.
¿Dónde estabas antes de unirte al Jockey?
Antes de unirme al Jockey, trabajé en EY. Comencé como practicante, luego fui analista de Capacitación y después analista de Clima y Cultura. Cuando comencé en EY, en el 2010, éramos cuatrocientos trabajadores y yo era la única practicante en el área de Gestión Humana. Aprendí de todas las áreas y vi el crecimiento de la empresa que, al irme, en el 2013, tenía 1500 colaboradores. Disfruté al especializarme en clima y cultura, cuando éramos treinta personas en el equipo.
¿Por qué elegiste estudiar Psicología?
Me gustaba la psicología y tenía ganas de lograr un impacto en las personas, así que pensé que el mayor impacto en la gente lo podría tener desde la especialidad de psicología organizacional, porque desde una empresa tendría más recursos para lograrlo. Quería trabajar con personas y ayudarlas a ser felices, a alcanzar su potencial con un propósito que beneficie a la sociedad. Antes de elegir esta carrera, yo pensaba estudiar Ingeniería Ambiental, pero luego me di cuenta de que me gustaba promover el cuidado del medioambiente, algo que hago aquí.
¿De qué manera promueves el cuidado ambiental?
Desde esta oficina, vemos el tema de sostenibilidad en el centro comercial. El año pasado organizamos una mesa de trabajo multidisciplinaria con varias áreas y lanzamos la campaña "La felicidad que das, regresa". Cada dos semanas, nos reuníamos con la representación de cada área y analizábamos cómo generar diversas iniciativas desde cada uno de nuestros frentes. Por ejemplo, ingresaron dos tiendas de ropa de segunda mano: Perpetua y Las Traperas. A estos establecimientos, las personas llevan prendas de segunda mano, las tiendas las evalúan para decidir si las adquieren y, posteriormente, las ponen a la venta.
También, en todo el centro comercial tenemos zonas de reciclaje donde se depositan desde pilas hasta aceite, y vemos que cada vez más personas generan sensibilidad ambiental, porque debido a que se llenan muy rápido los tachos se cambian cada vez con más frecuencia.
Además, con el equipo de Innovación, se instaló un robot en el que la personas depositan juguetes usados en buen estado, que luego pasan a la casa de Ronald McDonald's. Asimismo, hay otro robot que come botellas. En este caso, la cantidad de interacciones y datos que tenemos es espectacular, porque hemos recibido 14 000 interacciones en un mes, es decir, el mismo número de botellas. Incluso, con la venta de chatarra que hemos realizado, logramos remodelar un ambiente de innovación para el equipo.
Finalmente, ¿qué te pareció estudiar en la Universidad de Lima?
A mí me encantó la Universidad, la recuerdo con muchísimo cariño. Ingresé a la Ulima con muchas ganas de estudiar y me encantó la experiencia desde el primer ciclo. Luego, cuando pasé a la Facultad de Psicología, me pasó lo mismo. Los profesores fueron muy buenos y toda la experiencia, en general, me pareció excelente. He vuelto hace poco y la he visto hermosa. ¡Solo quiero regresar!
Me gustaba mucho toda la comunidad universitaria, y disfrutaba estar en el campus y todo lo que me daba y me permitía experimentar. Recuerdo que la primera vez que doné sangre fue en la Universidad, porque organizó una campaña, y desde entonces se volvió un hábito en mí. Siento que la de Lima me enseñó mucho, no solo académicamente, sino en muchos aspectos. Las diversas iniciativas que generaba me marcaron.