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“Me gustó mucho la combinación de materias que estudiamos en la Ulima”
A Diego Rodríguez le gusta involucrarse en todas las áreas y conocer cómo funciona cada una, para proponer mejoras y hacer pedidos realistas a los colaboradores. Él se desempeña como CFO del grupo Dorado, en Iquitos, y como gerente general de la Distribuidora Daro, del mismo grupo.
Diego vivió en Iquitos hasta cursar segundo de secundaria. Luego, vino a Lima para continuar sus estudios escolares y, más adelante, siguió la Carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima. Tras culminarla, estudió un MBA en la Universidad de Suffolk, en Estados Unidos, y después volvió a Iquitos para aplicar todos sus conocimientos en el mundo de los negocios.
¿Cómo así te fuiste a trabajar a Iquitos?
En el 2012, terminé mi Carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima y me fui a hacer un MBA a Boston, a la Universidad de Suffolk. Al volver al Perú, vine directamente a Iquitos, porque yo viví aquí hasta segundo de secundaria. Empecé a trabajar en el grupo Dorado, en administración y finanzas, pero enfocado en la parte de entretenimiento, es decir, en una discoteca —que ya se vendió— y un casino, además de las estaciones de servicio ubicadas en los grifos y de la parte hotelera. En el 2019, asumí el cargo de CFO de todo el grupo, que incluye cruceros y, actualmente, los autoservicios OK Supermercados. Llevo tres años más o menos en la parte financiera global del grupo.
¿También te encargas de Distribuidora Daro?
Sí, porque cuando llegué incursionamos en la distribución de consumo masivo. Fue una propuesta mía, por eso soy el gerente general de Distribuidora Daro. Aquí, en el grupo, quien propone se encarga de la ejecución. Al inicio, solamente comercializábamos licores, pero cuando llegó la pandemia, empezamos con el consumo masivo e incluimos abarrotes y otras líneas. La distribuidora creció mucho con la pandemia, pero también tuvimos complicaciones porque no llegaba la mercadería. Sin embargo, en general, ese negocio ha crecido con el tiempo y tenemos muchas más líneas que aquellas con las que empezamos.
¿Podrías comentar algún problema que has logrado resolver mediante una medida ingeniosa o a través de la creación de un nuevo procedimiento?
Aquí el reto continuo es alcanzar la cobertura necesaria con la distribuidora. En Iquitos, no todas las pistas están asfaltadas y la ciudad crece de manera desordenada. Por eso, decidimos usar furgonetas para hacer los despachos, lo que nos obliga a colocar menos pedidos en cada unidad, aunque de ese modo alcanzamos la mayor cobertura posible. De esta manera, llegamos a 3500 o 3700 puntos de cobertura efectivos al mes. Nadie más alcanza esta cifra en Iquitos. Nosotros nos esmeramos por llegar a la bodega más pequeña en el lugar más remoto y la única manera de lograrlo consiste en utilizar estos vehículos. Los gastos de mantenimiento resultan más elevados, pero sale a cuenta por la mayor cobertura.
¿Cuáles son los temas que más tiempo te ocupan como gerente financiero global?
Me preocupo sobre todo de la parte de financiamiento del grupo. El 2021 no fue fácil, debido a la pandemia, así que me enfoqué en lograr una buena relación con los bancos, es decir, conseguir reprogramaciones y otros temas. El grupo tiene un negocio de cruceros y, si bien nos recuperamos cada vez más en el tema de turismo, la reserva de los cruceros se efectúa con dos o tres años de anticipación, por eso este restablecimiento es mucho más lento. El inconveniente es que cada problema social y político que hay en el Perú afecta directamente nuestra actividad. Cuando un departamento de Estado de un país marca al Perú con bandera roja, sus ciudadanos que habían hecho reservas las cancelan, y este tipo de cancelaciones están cubiertas por el contrato. Cualquier otro tipo de cancelación tiene una penalidad, pero la cancelación por un tema coyuntural o de fuerza mayor —como le llaman a la prohibición o sugerencia de un país de no venir al Perú— nos afecta bastante. Por eso, hemos tenido que lidiar con el tema del financiamiento. Antes no teníamos este problema. Además, considero que es un logro importante haber independizado el presupuesto de cada unidad de negocio y haberle dado un orden. Ahora cada unidad y cada empresa tiene un RUC diferente y su propio presupuesto. Ver cómo se resuelven las cosas y dar orden nos hace sentir bien.
¿Qué cambios has realizado para lograr este orden o qué obstáculos has superado?
Debo reconocer que me han dado todo el apoyo que he solicitado. Incluso he tenido la posibilidad de contratar profesionales competentes con experiencia tributaria en la selva, que es diferente a Lima. En mi área de administración, finanzas y contabilidad éramos cinco personas, ahora somos doce. No había un departamento de auditoría, que es importantísimo, pero he logrado implementarlo, y ahora todo tiene un procedimiento específico y establecido, lo que nos favorece mucho. Ya tenemos un manual de funciones y procedimientos, inclusive. Para esto, primero hice un trabajo arduo de organización en el papel y después lo implementamos. Eso implicó que las personas se adecúen a la forma de auditar.
Comentaste que la tributación de la selva es muy diferente a la de Lima, ¿en qué es diferente?
En la selva, tenemos algunos beneficios en el rubro de turismo, pero hay que conocer el tema, informarse, estar actualizado, darles seguimiento a las leyes todos los días porque de lo contrario uno incurre en problemas tributarios por falta de conocimiento.
¿Qué te distingue como profesional?
Creo que mi característica principal es mi intención de involucrarme en todas las áreas, de revisar o ver cómo marchan los procesos, porque no podría exigir ni dirigir algo que no sé exactamente cómo se realiza. En este contexto, me ayuda mucho haber estudiado Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima, porque es una carrera muy versátil en la que se aprenden diferentes materias relacionadas con el mundo industrial y el de los negocios. Gracias a ello, cuando recibo un presupuesto de un ingeniero civil o de un ingeniero eléctrico o de sistemas, tengo una idea del trabajo que propone hacer este profesional y de cuánto puede costar. Como ingeniero industrial, tengo esa ventaja y eso me ha ayudado a ahorrar bastante.
¿De qué se trató la maestría que llevaste en Boston y cómo te fue con ese posgrado?
Fue una experiencia muy satisfactoria. Me sorprendió mucho la presencia de profesionales de diferentes carreras, incluso filósofos. Pero solo había tres latinos en mi promoción. En conocimientos, me sentí a la par que mis compañeros.
Y tu carrera en la Universidad de Lima, ¿qué te pareció?
Todo muy bien con mi carrera. Me gustó mucho la combinación de materias que estudiamos. La idea era abrir la mente de los estudiantes con diferentes cursos, algunos complejos, sinceramente. Todos me han servido, ya sea porque los apliqué directamente en el trabajo o porque me abrieron la mente. Tengo la noción de múltiples cosas y lo qué no sé lo averiguo, tengo herramientas para eso. A mí me encantan las fábricas y tuve la oportunidad de realizar mis prácticas en fábrica, la experiencia fue espectacular. Ahora estoy en el campo de los procesos, donde aplico mis conocimientos y me siento contento de ver cómo se logran mejoras.