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Búsqueda y selección de altos ejecutivos en Holanda
Cuando Celeste Anavitarte decidió estudiar Psicología, tenía en mente atender a personas en consultas clínicas. Sin embargo, cuando llevó su primer curso de Psicología Organizacional, amó esta rama, y hoy trabaja como consultora global de búsqueda de altos ejecutivos en Heineken, en Holanda.
Cuando egresó de la Universidad de Lima trabajó en el Perú ocho años y luego decidió hacer una maestría en Holanda. Al terminar sus estudios, consiguió este trabajo, que le demanda mucha investigación y con el que aprende cada día.
¿Qué actividades realizas rutinariamente en tu trabajo?
Me dedico a executive search, que es la búsqueda y selección de altos ejecutivos. Depende de cada empresa cómo los categoriza, pero básicamente me refiero a profesionales desde directores hasta CEO. Esas posiciones son muy sensibles y confidenciales, por lo que la vacante no se hace pública. Lo que hago, en primer lugar, es entender las características del puesto y buscar a personas idóneas para ocuparlo. Para eso, llevo a cabo un estudio de mercado.
¿Cómo realizas este estudio?
Utilizo varias herramientas, pero la principal es LinkedIn. También leo muchas noticias, reviso las memorias anuales de las empresas y me informo sobre eventos. Cuando tengo identificados los perfiles que encajan con la posición, y creo que van a ser buenas opciones, los contacto. Esta es la parte más complicada porque son profesionales séniors que tienen un gran puesto en otra empresa y a los que hay persuadir de evaluar la posibilidad de cambiarse de trabajo. Esta parte la trabajo con mi jefa, que es una excelente vendedora, y en esta etapa se trata, básicamente, de vender el negocio. Hago esto a una escala global, es decir, busco profesionales en diferentes países.
¿Qué factores consideras importantes en un candidato a un puesto de trabajo?
Heineken tiene una cultura muy marcada hacia el trato horizontal, el tema de las jerarquías no tiene tanta relevancia. Más bien, es importante la innovación, si el candidato es una persona que innova y que se ha movido por el mundo y ha ocupado diferentes puestos en diversas empresas. También, si ha crecido y esto es visible, si muestra curiosidad o cómo ha asumido más responsabilidades, entre otros factores.
¿Qué papel juegan la edad y el país de procedencia?
La edad, realmente, no es un factor que se considera aquí en Europa, y eso es algo que a mí me encanta. Lo mismo ocurre con el tema del país natal.
¿Buscas puestos para otros países?
Heineken es una empresa holandesa y la base está en Holanda, pero desde aquí vemos globalmente todos los puestos de altos ejecutivos. Obviamente, hay países donde Heineken opera independientemente. A veces deciden contratar a una consultora porque están acostumbrados a eso y les funciona, entonces lo pueden hacer.
¿Qué te motiva más de tu trabajo?
Aprender, en primer lugar. Tenemos diferentes departamentos y gente de distintas culturas, así que las posiciones son diversas y, por lo tanto, la investigación es siempre algo nuevo. Cuando me piden un puesto de finanzas, por ejemplo, y me hablan en el vocabulario de finanzas que yo no manejo, tengo que investigar y hacer las preguntas necesarias para realizar la búsqueda. Aprendo muchísimo y cuando tengo una conversación con cualquier persona, y me habla de una posición en un trabajo, sé exactamente de qué se trata y puedo mantener la conversación.
En el Perú también trabajabas en búsqueda de altos ejecutivos. ¿Qué diferencias fundamentales has encontrado en Holanda?
En el Perú esto se hace con empresas consultoras. De hecho, mi último trabajo en el Perú fue en Spencer Stuart, que es una consultora de executive search. Estuve tres años ahí. La empresa se dedica a realizar la selección de los altos ejecutivos. Pero en Europa se apunta mucho a que cada empresa tenga su equipo de executive search in house, porque resulta más económico manejar este proceso internamente.
¿Podrías detallar qué hacías en Spencer Stuart?
Al principio hice prácticas en Scotiabank, después me fui a Graña y Montero, y terminé en Engie, que es una empresa de energía eléctrica. El internado de psicología lo hice en Engie y luego conseguí un trabajo en el 2018 en Spencer Stuart, que es una empresa grande y que recién abría operaciones en el Perú. La oficina era pequeña. Cuando yo empecé tenía como seis personas, lo que para mí fue genial porque tuve la posibilidad de ver muchas cosas, opinar sobre diferentes temas y aprender muchísimo. Estuve ahí tres años, después decidí hacer la maestría y me mudé a Holanda.
¿Cuál fue el tema de tu maestría?
Mi maestría fue en Emprendimiento y Desarrollo de Negocios, la seguí en la Escuela de Negocios y Economía de la Universidad de Maastricht. Es un tema interesante, y me interesó llevarla porque mientras estaba en Spencer Stuart me animé a emprender, pese a no saber nada del mundo de los negocios. Emprendí con una amiga en un negocio que funciona hasta el día de hoy y se llama Pasito a Paso. Es una tienda virtual de productos para la alimentación de niños. Vendemos platos, cucharas y toda la utilería para la comida de los pequeños. Todo está hecho de silicona. Lo hicimos en un momento en que no se encontraba utensilios para bebés de ese material en el Perú; ahora, en cambio, sí hay y en todos lados. Como nos fue bien, despertó en mí el gusto por los negocios, pero como no sabía nada de números ni de finanzas me propuse hacer una maestría que me diera esos conocimientos. Fue una experiencia espectacular y, al mismo tiempo, retadora. No solo porque los estudios eran en inglés, sino también porque no tenía algunos conocimientos que mis compañeros de otras carreras sí tenían. El profesor no explicaba cosas básicas, asumía que ya las sabíamos. Así que eso me obligó a esforzarme bastante. Pero me encantó la maestría porque me dio un conocimiento que no manejaba.
¿Pasito a Paso se mantiene en el Perú?
Sí, con mi socia. En este momento, nuestros productos se venden a través de las páginas web de Falabella y Ripley. Ya no tenemos tanto trabajo porque esas tiendas se encargan del almacenaje y la distribución. En algún momento, cuando se nos acabe el stock, de repente cerramos el negocio, porque mi amiga se va a estudiar una maestría en el extranjero. De todos modos, ha sido una experiencia enriquecedora que abrimos en plena pandemia. Eso tuvo sus pros y sus contras, porque si bien la gente comenzó a comprar mucho en línea y eso nos permitió vender, al estar todo cerrado nos resultaba difícil regularizarnos como empresa. Fue todo un reto y me encantó, le tengo mucho cariño al negocio que tenemos. Es muy pequeño, pero ha aportado mucho a nuestras vidas.
¿Qué tal te has adaptado a Holanda?
Ha sido un cambio radical en mi vida. Holanda es un lugar espectacular, todo funciona puntualmente, las personas son muy amables y, si bien el idioma oficial es el holandés, todo el mundo habla inglés, porque lo estudian desde pequeños, es decir no tengo problemas con la comunicación. El clima, por el contrario, es complicado, llueve casi trescientos días del año. Ahora mismo es verano, pero hace frío en la calle, no hay mucho sol. En cambio, me encanta la seguridad, porque me permite incluso caminar a las cuatro de la mañana sola, y no tengo miedo, sé que no me va a pasar nada malo. Y en Heineken hay gente de todas las culturas, lo que me enriquece mucho personalmente.
¿Qué planes tienes para el futuro?
Me quiero quedar un tiempo en Holanda y crecer en la posición en la que estoy. Más adelante, me encantaría tener esta misma posición, pero como encargada de los mercados latinoamericanos. Es un plan que ya conversé con mi jefa. Me gustaría ser líder de executive search para Latinoamérica. Las operaciones de Brasil y México de Heineken son gigantes, ese es un mercado muy importante en el que se va a invertir mucho más. Me gustaría también investigar más temas de innovación y negocios, quizás emprender nuevamente. Me gusta mucho mi trabajo, pero no descarto aventurarme en algún negocio más adelante. Quiero aprovechar las oportunidades que me da este lugar.
¿Qué te pareció estudiar Psicología en la Universidad de Lima?
Yo siempre quise estudiar Psicología. Cuando entré a la Universidad de Lima pensaba especializarme en Psicología Clínica, pero cuando tuve mi primer curso de Psicología Organizacional me enamoré del tema, y al día de hoy me dedico a eso. Me gustó mucho mi carrera. Además, recuerdo mucho las amistades que hice, con quienes aún mantengo contacto.