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Economista experta en planeamiento financiero
Sabrina Shols se siente muy gratificada porque, a lo largo de su carrera, ha trabajado en muchas empresas que aportan al desarrollo del país. Tiene una amplia experiencia en el sector energético y en el análisis financiero, en realizar proyecciones y presupuestos, así como en liderar equipos multiculturales. Actualmente, se encuentra en el sector infraestructura, es gerente de Finanzas en Rutas de Lima. Ha trabajado en ContourGlobal, Siemens, Ecopetrol, ICPower, entre otras empresas. Ella estudió la Carrera de Economía en la Universidad de Lima.
Tienes un amplio conocimiento del sector energético. ¿Podrías comentar cómo así te desarrollaste en este ámbito?
Si bien mi principal experiencia es en el sector energía, siempre me he relacionado con las finanzas. Ahora estoy en el rubro de infraestructura, como gerente de Finanzas en Rutas de Lima. Este sector me interesa también porque siempre me ha motivado la idea de relacionarme con las industrias que aportan al país, y mi carrera profesional me lo ha permitido. He visto, por ejemplo, los pasos que ha dado la energía, la llegada de la energía eólica, he aprendido cómo funciona el sector eléctrico, los cambios en la matriz energética. Mucha gente no sabe, pero las plantas de energía eléctrica no generan todas a la vez, sino en un orden de prioridad, dependiendo de los costos. Se utilizan distintas fuentes de generación de energía eléctrica, como plantas de combustión de carbón, gas natural, energía hidroeléctrica, energía eólica y energía solar, entre otras. Cada fuente tiene diferentes costos de generación y características de disponibilidad, lo que influye en el orden de prioridad de generación, a fin de que el recibo de electricidad que le llega al usuario no se eleve más de la cuenta.
¿Cuál fue el último lugar donde trabajaste en energía?
ContourGlobal. Esta empresa tiene dos parques eólicos en el Perú: Talara y Cupisnique. Yo tuve ahí una experiencia muy interesante. Ese fue mi primer empleo en el negocio eólico. Cuando uno viene de energía piensa que el negocio de las diferentes fuentes de energía es muy parecido entre sí, pero las energías renovables tienen otro escenario. Acá dependemos de un factor como el viento, que es estacional y se cumple, pero cuando hay fenómenos como El Niño o La Niña, los cambios climáticos afectan mucho. Trabajar aquí fue una experiencia muy enriquecedora, porque era la primera vez que yo veía un financiamiento para una energía renovable, que tiene muchos cumplimientos que debes tener al día, porque para un banco es un negocio riesgoso. Si no hay viento, no hay generación de energía; por tanto, la empresa no genera y el contrato de la concesión contempla penalidades. Tuve que negociar con las agencias de riesgo, que eran las que nos calificaban. Nuestro contrato tenía una calificación mínima que había que cumplir. Debía reunirme con los bonistas, de manera que no solo se trataba de ejecutar, había que dar la cara, mantener a los stakeholders tranquilos, explicarles que el negocio tiene riesgos como cualquier otro, pero que uno los puede manejar, hay que transmitir seguridad. Ahora hago algo diferente, estoy en Rutas de Lima desde hace dos años y medio.
¿Qué haces en Rutas de Lima?
Soy gerente de Finanzas en Rutas de Lima, que es la concesionaria de las carreteras de la Panamericana Norte, Panamericana Sur y Ramiro Prialé. Mi responsabilidad es el relacionamiento con los stakeholders, los bonistas y la Municipalidad de Lima. A mi cargo tengo la parte más dura, que es la recaudación. Hay que ser muy eficientes en este tema, que tiene mucho que ver con el comportamiento del consumidor y con sensibilidades que se pueden dar, como la inflación, el alza de combustible, eventos sociales como las huelgas, y eventos naturales. Hay unas bajas estacionales muy definidas, porque la gente prefiere salir de Lima en ciertos momentos o hay gente que viene a Lima para votar, las elecciones mueven muchas entradas a Lima. El comportamiento del consumidor mueve el tráfico también. Con toda esa información, como en cualquier negocio, hay que hacer estimaciones, proyecciones, ver posibilidades. En mi caso, debo ser eficiente con el manejo del efectivo, trabajar el planeamiento para asegurar que pueda cumplir las obligaciones financieras y mantener constante comunicación con los bonistas. El contrato de financiamiento de la compañía es un fideicomiso, y los fideicomisos requieren muchos eventos de cumplimiento, no solo de comunicación. Hay muchos puntos por cumplir. Además, debo manejar las pólizas de seguro, un tema muy importante para el negocio.
¿Qué te gusta de tu trabajo?
Me gusta que tenga una consecuencia en el desarrollo –en este caso– de mi ciudad, y ver cómo la infraestructura aporta y permite que siga habiendo un desarrollo sostenible –en este caso– en el tema de carreteras. Normalmente, uno no sabe la inversión, el mantenimiento ni el cuidado que se le debe dar a una vía para que pueda soportar el tráfico diario, que en promedio es de 150 000 vehículos, entre livianos y pesados. Hay mucho trabajo alrededor de las carreteras.
¿Cómo les afectan la coyuntura social y los desastres naturales?
Ante esos eventos, el tráfico se detiene, porque la gente prefiere no salir. En nuestro caso, la concesión es de entrada y salida de Lima, entonces cualquier evento nos afecta. Pero también nos obliga a tener una operatividad constante, porque los eventos naturales afectan la vía y nosotros tenemos requerimientos de mantenerla operativa en corto tiempo, no se puede cortar el tráfico por mucho tiempo y, además, la vía debe ser segura para los usuarios. Esas son condiciones para que el usuario pueda seguir movilizándose.
¿Cuál es el mayor reto que has tenido en tu posición?
La planificación, porque en este negocio yo tengo una demanda muy sensible, que tiene mucho que ver con los factores externos. Es un reto predecir lo que puede pasar. Este es un negocio de mucha sensibilidad y hay que tratar de mapear los posibles eventos, planificar cualquier contingencia que pueda afectar el negocio. En un momento fue la Covid-19, que afectó todos los sectores, pero no por eso dejamos de cumplir nuestras obligaciones con los trabajadores, de cubrir los costos de mantenimiento, debíamos mantener la inversión… todo eso implica mucho planeamiento financiero, y además se necesita una planificación contable.
¿Dónde estuviste antes de ContourGlobal?
Estuve en Siemens, que es el principal fabricante de turbinas del mundo. Las generadoras suelen tener turbinas Siemens, porque son de alta calidad. Aquí pude ver cómo se monta una planta. Yo me ocupaba más de proyectos y de cómo hacerlos rentables. Los proyectos tienen partes difíciles, por ejemplo: cómo trasladar turbinas o hacer las torres de interconexión en lugares remotos. Es todo un tema logístico, de costos, hay que defender el proyecto ante la casa matriz. La fábrica genera el producto, tú tienes que traspasarlo a un cliente y mantener el margen competitivo. A la parte financiera le toca hacer eficiente un proyecto. Yo veía muchos proyectos relacionados con el sistema de generación y me gustaba la idea de trabajar en una empresa que tenía un impacto positivo en el país.
¿Y anteriormente?
Anteriormente toda mi experiencia ha sido, básicamente, en Engie. Entré como analista, luego fui analista regional y controller de un continente. Yo empecé en Engie Perú y, después de un tiempo, me mandaron a trabajar a Buenos Aires, donde aproveché de hacer una maestría en Finanzas. Después, mi experiencia en la oficina regional y mi maestría me sirvieron para que me pidan en Engie Centroamérica. En mi posición regional me encargaba de Perú, Argentina y Panamá, que fue el primer activo que se compró en Centroamérica. Como yo lo organicé, el CEO de Centroamérica pidió que vaya para allá. Fue una gran experiencia. Centroamérica era un activo nuevo y había que llevar todo el conocimiento de Engie, implementar el área, que en mi caso era Control de Gestión. Había que formar el equipo e implementar el SAP. Hubo un cambio cultural muy fuerte.
Uno puede pensar que Perú, Argentina y Panamá son iguales porque se trata de Latinoamérica, pero no es así. Son tres idiosincrasias diferentes y es necesario tener la mente abierta para tomar lo mejor de cada persona. Esa experiencia, sin duda, me hizo crecer como persona y como líder de equipo. Aprendí muchas cosas como jefe de área: a implementar, a manejar equipos y a enfrentar muchos retos financieros. Tanto la experiencia de Panamá como la de Argentina fueron muy bonitas.
¿Qué te animó a estudiar Economía?
Yo iba a estudiar Comunicación, pero cambié de idea en la Pre Lima. Sufría con Lengua y me di cuenta que en todos los cursos de matemática sacaba 18, 19 y 20. Entonces mi profesor me dijo: “¿Por qué no miras otras opciones?”. Así que empecé a pensar en otras alternativas. En mi época había mucho interés por estudiar Ingeniería Industrial, pero a mí no me gusta física ni química. Mi profesor de Economía me explicó cómo eran las carreras de Contabilidad, Administración y Economía, y me interesó mucho esta última. Fue así que ingresé a Economía. Cuando empecé los cursos de la Carrera me sentí muy a gusto.
La Universidad de Lima, aparte de darme grandes amigos, me dio mucha satisfacción y me ayudó a abrir la mente. La Universidad se preocupa porque tengas todo lo necesario para enfrentar el mundo laboral. Yo soy de la promoción 1999-2003 y vi la inauguración del Laboratorio de Mercado de Capitales, que ninguna universidad tenía. Cuando los alumnos iban a la clase y les tocaba laboratorio, sentían que estaban en Wall Street (risas). Nos encantó que invirtieran tanto en nuestra formación. La Universidad siempre se ha preocupado de que los alumnos tengan el ambiente necesario para desarrollarse, para explotar sus capacidades, para mejorar. Recuerdo cuando unos amigos me llevaron a Comunicación, y el laboratorio audiovisual era un set completo de televisión. Mi papá decía: “Como padre de familia, me siento satisfecho de que mis hijas estudien acá. Veo que tiene todo”.
Y es que la Universidad de Lima invierte en ti, yo siempre digo con mucho cariño y satisfacción que soy de la de Lima. Los amigos, los profesores, la calidad de la enseñanza y la infraestructura, todo es bueno, y me gustaría que mis hijos estudien en la Ulima. Como persona y como profesional, me dio herramientas para seguir creciendo. Yo aprecio a la Universidad de Lima en todos los detalles. Uno no se da cuenta de todos los beneficios que ofrece hasta que los necesita. Mi experiencia en la Ulima ha sido realmente completa.