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Competencias para la nueva realidad
De pronto, plataformas de videoconferencias como Teams, Zoom y Meet se volvieron nuestras principales herramientas para continuar la vida laboral y académica, para seguir unidos con nuestro equipo de trabajo o con los profesores en clase. Al inicio, las usábamos de manera temerosa, pero pronto descubrimos una variedad de opciones que nos ayudarían a hacer más eficiente el forzoso trabajo y estudio de forma remota. Adaptamos un espacio en nuestra casa, buscamos la mejor ubicación para la cámara y empezamos a consensuar con nuestras familias los horarios para evitar interrupciones durante reuniones o clases. Comenzaban así los primeros aprendizajes, desarrollando en nuestras vidas nuevas competencias que no habían sido planeadas.
Esta experiencia que nos dejó la pandemia (que aún no termina) no estaba escrita ni en las mejores casuísticas de las más prestigiosas universidades de negocios. Nos convertimos en los personajes de un programa en vivo, adaptando y construyendo nuestra nueva forma de vida laboral, académica y personal.
Para mantenerse sostenibles, las empresas tuvieron que adaptarse al nuevo comportamiento de compra del consumidor, quien comenzó a valorar otros aspectos más importantes que solo comprar un producto o conseguir un servicio online. El consumidor de hoy desea mejorar su experiencia en diferentes canales de atención y no suele ser fiel a una marca: lo que busca es que excedamos sus expectativas y que lo hagamos con empatía, seguridad, rapidez y, sobre todo, servicio personalizado.
El nuevo consumidor se volvió más digital. Lo que habría tardado diez años en ocurrir se dio en pocos meses, por lo cual el e-commerce creció exponencialmente y las empresas, ante esta nueva necesidad, no estuvieron preparadas para abordar la situación de la mejor manera.
Esta nueva realidad de hacer negocios en el mundo exige una rápida adaptación de los profesionales para seguir siendo competitivos. Por ello, desde mi experiencia, comparto algunas competencias claves que deben ser desarrolladas con el objetivo de mantenernos empleables:
Pensamiento digital. Si antes la mayoría se trasladaba para comprar un producto o gestionar un servicio, hoy el 40 % de las transacciones se hace vía plataformas de e-commerce; así, tenemos que asimilar las nuevas tecnologías para generar valor en las ventas, simplificar procesos y mejorar servicios. Esto involucra aprender las ventajas del mundo digital para hacer negocios y llegar a más consumidores.
Propulsor del cambio. Los especialistas dicen que la COVID-19 fue el principal propulsor del cambio en las empresas. Por lo tanto, vivir adaptándonos y proponiendo cambios permanentemente en nuestras empresas será indispensable para replantear la gestión del negocio y apostar por la sostenibilidad.
Enfoque en el cliente. Hoy, más que nunca, si todo el equipo de la organización no tiene claro hacia dónde debe orientar sus esfuerzos y cuál es la base con la que se ha de construir toda la estrategia, probablemente la supervivencia del negocio esté en peligro. Enfocarse en una cultura de customer centric es fundamental para alinear a todas las personas en una organización.
Agilidad. Esto no significa rapidez: significa simplicidad para hacer más fácil la vida del colaborador o del cliente. La base de la agilidad es la empatía, con la que adaptaremos todo nuestro proceso considerando la voz del cliente.
Innovación. Sin duda, hoy hemos implementado la mayor cantidad de acciones innovadoras no planificadas en nuestra gestión, en comparación con cualquier época anterior. Ideas y acciones disruptivas en la gestión comercial y de personas son necesarias para un mundo que cambió. Quien no las tiene caerá en la limitación que le hará desaparecer.
Resiliencia. Si algo hemos aprendido todos hasta este momento es a sobreponernos ante un ambiente totalmente VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo, por sus siglas en inglés). La capacidad de salir airosos en un ambiente volátil e incierto ha sido clave y nos ha dado un nivel de adaptabilidad que nos permitirá sobresalir en ambientes más complejos.
El crecimiento exponencial del comercio electrónico y de las plataformas virtuales para aprender llegó para quedarse. La oferta de aprendizaje virtual es ahora más diversa y competitiva en costos, por lo que no hay excusas para postergar la decisión de seguir adquiriendo conocimientos para desarrollar las habilidades que la nueva realidad exige. El dinero destinado al esfuerzo por mejorar es el mejor invertido, y esta decisión debe tomarse pensando en nosotros mismos. Si no lo hacemos ahora, probablemente esa falta de adaptación se convertirá en nuestra principal limitación para enfrentar la nueva realidad.
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Citar esta entrada de blog (APA, 7.a edición): Flores, V. (16 de marzo de 2022). Competencias para la nueva realidad. Blog del MBA Ulima. https://www.ulima.edu.pe/posgrado/maestrias/mba/blog/competencias-para-l... |
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