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Asesoría verde en la industria de la moda
Víctor Valdez tenía más de diez años trabajando en el rubro textil cuando decidió poner su propia empresa de asesoría y gestión de la producción de prendas de vestir, pero con una visión sostenible del negocio. Así, creó PurpuraLab para brindar asesoría en la creación de prendas, diseño, compra de materiales, confección y acabados con una visión de cuidado medioambiental. Lo apoya su socia María Alejandra Rodríguez. Juntos han asesorado ya a trece marcas que tienen su misma visión: forjar una industria textil de calidad, que sea menos contaminante y donde se paguen precios justos. Víctor es egresado de la Carrera de Ingeniería Industrial de la Universidad de Lima.
¿Podrías relatarnos la historia de tu emprendimiento?
PurpuraLab nace por las cosas que he aprendido. Soy ingeniero industrial por la Universidad de Lima. Me especialicé en gestión y tecnificación de operaciones en el rubro textil y trabajo desde hace más de diez años en ese sector. Mi familia tiene una empresa textil desde hace más de treinta y cinco años. Con esa experiencia, he podido crear tres marcas de ropa. La última es Circular, de la que soy cofundador y ahora continúa con unos amigos. Allí pude aprender sobre sostenibilidad y cuidado del medioambiente. PurpuraLab es un proyecto socioambiental que se enfoca en la asesoría en la producción de prendas sin contaminar el medio ambiente y fomentando el pago justo. Somos conscientes de que en el Perú la industria textil ha perdido competitividad debido a la falta de innovación, la baja productividad y la alta informalidad. Aproximadamente el setenta y cinco por ciento del mercado de las confecciones textiles son informales, según la Sociedad Nacional de Industrias. PurpuraLab nace con el objetivo de hacerle frente a esta problemática al promover el uso de materiales y procesos sostenibles. Con nuestros aliados aplicamos el comercio justo y nos aseguramos de que el trabajo sea digno.
¿Cuáles son los servicios que brindan?
Gestionamos las producciones para prendas de marcas de moda. Asesoramos a emprendedores y a marcas locales y extranjeras en la creación de prendas, desde el diseño hasta la compra de materiales, la confección y los acabados. De esa forma, queremos contribuir a que las marcas que surjan tengan valores sostenibles, que tengan en cuenta el medio ambiente y a las personas que operan dentro de la cadena. También apoyamos las marcas que están dentro del mercado y que buscan la sostenibilidad dentro de sus procesos. Les damos un manual donde detallamos el impacto que tiene el proceso de producción de sus prendas, primero en las personas y después en energía, agua, algodón, etcétera. De esta manera, cerramos el círculo con las marcas con las que trabajamos.
También reciclan tela, ¿verdad?
Tenemos centros de acopio en El Agustino, donde juntamos retazos para convertirlos en nueva tela. En alianza con Textil Muchik, transformamos las mermas en telas. Hemos almacenado más de cien kilos de mermas textiles de las marcas con las que hemos trabajado, de las cuales el diez por ciento se ha transformado en nuevos productos y el otro noventa por ciento se encuentra almacenado. Gracias a la experiencia de haber trabajado en el rubro textil, conozco talleres. En Circular empecé a indagar sobre proveedores sostenibles y así empezamos a conocernos y a hacer alianzas con esos proveedores. Igual pasó con algunos proveedores de procesos, proveedores que no necesariamente son cien por ciento sostenibles, pero que tienen sostenibilidad en cuanto al ahorro de recursos. Por ejemplo, la lavandería Landeo tiene una tecnología que ahorra más o menos un sesenta y cinco por ciento en el consumo de agua en el momento de lavar las prendas de denim, en comparación con un lavado convencional. Ahorra agua, energía y químicos, ya que la producción de denim en el mundo es una de las más contaminantes. La idea es buscar nuevos aliados que tengan procesos sostenibles, como en los casos mencionados. Nos aseguramos de eso con las certificaciones, visitándolos, viendo los procesos que manejan. Somos esa parte que conecta la sostenibilidad entre la producción y la marca.
¿Podrías ofrecernos un ejemplo de la asesoría que brindas a las marcas, paso a paso?
El proceso comienza desde el momento del diseño. Trabajamos de la mano de Mariale Molina, diseñadora de moda sostenible en el Perú. Partimos de diseños atemporales, es decir, aquellos que duran más en el tiempo. También asesoramos en el aprovechamiento de la tela. Sobre el diseño, se busca el material ideal, que sea sostenible, como el algodón orgánico, denim recuperado o materiales convencionales, pero de muy buena calidad. El objetivo es garantizar su durabilidad, que no sean fast fashion. Luego de la selección de materiales, pasamos al desarrollo de producto, que es la parte donde se crea el prototipo de la prenda. Lo que hacemos es asegurarnos de que tenga el feeling perfecto que la marca busca. Una vez que el prototipo es aprobado, pasamos a la producción, que tercerizamos con aliados que tenemos en San Juan de Lurigancho y en Santa Anita. Armamos la información en una ficha técnica y luego, teniendo en cuenta la planificación, lanzamos la producción con esos talleres que conocemos. Para asegurarnos de que el pago para ellos sea justo, tenemos una matriz que determina, por tiempo y cantidad, el pago que el taller merece por cada prenda. Con esta matriz, buscamos llegar al tope máximo y no caer en los pagos mínimos, que no benefician a los talleres. Luego de la producción, pasamos a la parte de inspección y acabados, para verificar que todas las prendas estén bien y se entreguen al cliente. Durante todo este proceso, desarrollamos un manual con la información del impacto que tiene esta producción en el ambiente y en las personas.
¿Cuántos clientes has tenido ya?
Hemos trabajado con trece marcas: diez locales y tres extranjeras. Todos los contactos los hemos conseguido por redes sociales y por correos. Nuestro proyecto tiene seis meses en el mercado y en este tiempo nos hemos dado cuenta de que hay marcas que demandan este tipo de servicios con un diferencial.
¿Por qué las marcas deberían buscarlos a ustedes y no a otras empresas?
Respondo esta pregunta con un ejemplo. Una de las últimas marcas que nos ha buscado se llama Climb, es nueva. Buscaba materiales sostenibles para sus colecciones. Yo les pregunté por qué nos eligieron cuando hay otras empresas que maquilan y arman prendas. Nos dijeron que nos habían buscado por el tema de la transparencia con las personas con quienes trabajamos, porque en las redes sociales mostramos a las personas que hacen las prendas y los talleres con los que trabajamos, y porque promovemos materiales sostenibles. Para un overol que quería, le dimos la opción de usar la tela denim recuperada. Se mandó a la lavandería que mencioné, asegurándonos de que pase por un proceso llamado ozono, el cual ahorra agua. Aparte hizo una polera y optó por Bergman Rivera, que tiene algodón orgánico que usa pocos recursos tanto en agua como en pesticidas. Adicionalmente, trabajamos una camisa con Creditex, otro proveedor que fomenta la sostenibilidad en sus procesos. Allí sí se optó por usar un algodón convencional, pima, porque es un algodón muy conocido en el mundo. Querían que esta camisa durase mucho tiempo. De esta forma, se diseñaron las prendas de tal forma que aprovechamos al máximo la tela, y la marca quiso incluir el desarrollo de complementos. Aprovechando la pandemia, decidió incluir mascarillas, colettes y vinchas, lo cual ayudó a que la merma fuera menor. Eso ayudó a tener menos impacto en el medioambiente. Luego pasamos a la parte del izado digital, donde se dibujan las prendas por computadora y se prepara el molde para cortarlo en la tela. Una vez cortada, pasa al proceso de confección y llega a la parte de acabado. En todo este proceso, Climb ha tenido nuestro acompañamiento. Son cosas que existen en el Perú, pero que la marca no conoce o no opta por ello porque piensa que el precio es muy elevado. Nosotros estamos para ayudarlos. Finalmente, las mermas que generan las almacenamos con el compromiso de transformarlas en nueva tela. Ellos no deben preocuparse por dónde terminarán las mermas. Es un nicho que hemos descubierto y que, poco a poco, está creciendo en el Perú y está desarrollándose más en el extranjero.
¿Cómo surgió tu inquietud por hacer un negocio de este tipo?
Surgió en Circular. Tuve contacto con talleres textiles y pude conocer a las personas que operan en la cadena. Aparte, conocí a María Alejandra Rodríguez, mi actual socia. Ella estaba muy interesada en el tema y me propuso hacer una maquila sostenible. Maquila es la empresa que produce las prendas. Nuestro diferencial es que somos la primera maquila sostenible del Perú. Nos enfocamos en el uso de materiales sostenibles y promovemos el pago justo a las personas con quienes trabajamos.
¿Cómo te ha ayudado tu carrera para hacer todo esto?
Gracias a los cursos pude gestionar y a las mejoras realizadas en muchos procesos dentro de las empresas textiles. Me he dedicado a la gestión y la planificación, pero siempre enfocado en la mejora de tiempos. Para eso, implementaba nuevas formas de hacer las cosas. Veía marcas extranjeras de países como Japón y me daba cuenta de que ahí las cosas se hacían más rápido. Le comentaba a mi gerente, y esas mejoras, por pequeñas que fuesen, impactaban en la línea de producción. Así aumentó mi interés por la textilería. Me gusta ver la parte de procesos. Todo lo que aprendí en la carrera me ayudó a entender mucho más rápido todas esas cosas.
¿En qué empresas has trabajado?
Estuve un par de años en Metalco. Luego en Start, que hace ropa interior para el extranjero. Luego estuve en la empresa familiar, que se dedica a la producción de prendas para niños.
¿Qué te pareció tu paso por la Universidad de Lima?
La experiencia fue increíble. Gracias a los años que pasé en la Universidad, hice amistades que me apoyan mucho en el proyecto que he emprendido. Gracias a estos contactos, he podido tener alianzas con las empresas que mencioné. La Universidad me ha aportado mucho. Es increíble que después de terminar la carrera sigan fomentando programas, como el Concurso Primer Paso, donde postulé con un grupo de amigos y resultamos finalistas. Aparte, valoro mucho las asesorías con especialistas del Círculo de Emprendimiento, que nos ayudaron bastante para el proyecto de Circular y que ahora aplico para PurpuraLab.