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Egresado Ulima lanza libro ‘Mancha brava. Las heroínas de la pandemia’
Antonio Orjeda es un periodista que en los últimos quince años se ha dedicado a entrevistar a mujeres valiosas y a inspirarnos con sus historias de coraje, perseverancia y éxito.
Así, hemos podido leer sus más de quinientas entrevistas a empresarias, ejecutivas y emprendedoras sociales en las páginas de Economía del diario El Comercio. También hemos disfrutado los ejemplos de vida que nos ha presentado en su revista y en su libro Mujeres batalla. Más recientemente nos ha sorprendido con textos para niños sobre grandes peruanas: Mancha brava (2019) y Mancha brava. Las heroínas de la pandemia (2020).
Antonio, comunicador por la Universidad de Lima, nos cuenta la historia de todos los proyectos que ha emprendido, a veces contra viento y marea, siempre equipado con una enorme pasión.
¿Cómo empezaste a realizar entrevistas a mujeres que son una motivación para otras personas?
Yo trabajaba en El Comercio y, en el 2004, empecé a hacer una página que salía los martes, llamada Ejecutivas. Entrevisté a más de medio millar de empresarias, ejecutivas y emprendedoras sociales. Luego, al desligarme del diario, hice una revista llamada Mujeres Batalla. Tiempo después, la revista se cerró, porque no funcionó económicamente, aunque fue una gran experiencia e incluso recibimos un reconocimiento de la Cámara de Comercio de Lima. Entonces me preocupé por reinventarme y trabajar en otras cosas. Pero, al mismo tiempo, tenía la idea de hacer un libro para niñas sobre estas mujeres valiosas, así que, en el 2017, llevé seminarios y talleres sobre literatura infantil.
¿Qué aprendiste?
Aprendí que hay un género dentro de la literatura infantil y juvenil que se llama el libro informativo, que no es de ficción. En este género, toda la información es veraz, lo cual para mí, como periodista, me venía perfecto. En un momento conversé con la española Ana Garralón, crítica literaria especializada en literatura de niños y jóvenes. Le comenté de mi proyecto y me recomendó que no lo dirigiera específicamente a niñas, que la idea de empoderar a las niñas es importante, pero que no olvidara al otro cincuenta por ciento. Por eso quise hacer algo que involucrara también a los niños. Entonces conversé con educadores, especialistas en literatura infantil y juvenil, también llevé talleres de emprendimiento, porque quería hacer esto bien y porque tenía fines comerciales. Por otro lado, no solo quería que el libro fuera bueno y bello, también quería que llegara a los niños que no pueden pagarlo. La manera más fácil de lograrlo consistía en hacer una versión popular, pero no me parecía bien: quería que fuera hermoso y con tapa dura para todos, solo que no sabía cómo lograrlo. Un día, conversé con Wendy Ramos y ella me sugirió regalar un libro a un niño de una familia de pocos recursos económicos por cada libro comprado. Eso me gustó.
¿Cómo llevaste a cabo esa idea?
Me enfoqué en Fe y Alegría, me reuní con ellos, les conté y les encantó la propuesta. Pero antes me pidieron ver las historias, las revisaron sus especialistas en género y me dieron luz verde. Pero me plantearon que, en vez de regalar un libro a un niño, les diera todos los libros que les tocara para que los pusieran en sus bibliotecas, a fin de que todos los niños los pudieran leer. Esa idea me gustó más. Así surgió Mancha brava, un libro para niños a partir de los ocho años.
¿Cómo has gestionado la impresión del libro?
He hecho todo por mi cuenta, sin una editorial. Para eso tuve que tocar varias puertas y conseguir aliados. Finalmente, logré un financiamiento para imprimir cinco mil ejemplares, que es bastante, y lancé el libro en noviembre del 2019. Vendí mil ejemplares en dos meses y otros mil libros fueron a Fe y Alegría. De pronto, me di cuenta de que la mejor manera de comercializarlo era a través de empresas. Así que comencé a dar charlas, a contar mi experiencia de papá de una niña que ahora tiene once años y cómo nació la idea del libro cuando ella tenía cinco y se interesó por la historia que le conté de una de las mujeres batalla. Luego, cuando mi hija cumplió ocho o nueve, me percaté de que estaba creciendo y de lo difícil que la iba a pasar solo por el hecho de ser mujer, en un país como el nuestro. Eso me sacó de cuadro. Llevo más de quince años entrevistando a mujeres batalla y en todo ese tiempo no me había percatado de algo tan obvio. Entonces le puse muchas más ganas a mi proyecto de Mancha brava. Estaba en ese proceso y con compromisos para viajar fuera de Lima llevando el libro, cuando llegó la pandemia y todo se paralizó.
¿Cómo decidiste llevar adelante Mancha brava. Las heroínas de la pandemia?
Me puse a pensar en cómo surfear la ola en la pandemia. Por un momento pensé en la posibilidad de buscar un trabajo formal, pero me siento tan comprometido con este tema de mujeres batalla que no quería hacerlo a un lado. Me puse a seguir lo que ocurría en el país durante la pandemia y vi que, en la primera línea, había gran cantidad de mujeres que estaban dando la cara: enfermeras, médicas, militares, científicas… todas ellas gente brava. Ahí pensé que debía hacer Mancha brava. Las heroínas de la pandemia. Identifiqué unos oficios y me dediqué a buscar a las protagonistas. Fue un proceso muy rico. Quería contar la experiencia tanto de una eminencia médica como de una señora de limpieza, que cumple una labor tan importante.
¿Cómo financiaste tu libro?
Igual que con el libro anterior, me dediqué a buscar empresas aliadas para financiarlo. Era más complicado, debido a la coyuntura de la pandemia. Tuve que reducir mis expectativas económicas. Fue un proceso acelerado de búsqueda de las protagonistas, de realizar entrevistas, transcribir y, en paralelo, conseguir el financiamiento. No fue sencillo. Llegué a un punto crítico en que me di cuenta de que no estaba consiguiendo lo que necesitaba, solo tenía un aliado. Era difícil, porque tenía responsabilidades, cosas que pagar. En esa situación, me propusieron un trabajo atractivo, pero aceptarlo implicaba despedirme de este proyecto, que me tenía encantado. Sentía que no lo podía dejar, por mí y porque pensaba que esto sería útil. Así que no acepté el trabajo y, justo en ese momento, comenzaron a llegar más aliados. Mi meta era conseguir cinco aliados, y en los primeros cinco meses solo tenía uno. Pero, al final, conseguí siete y el libro se hizo.
Has lanzado una versión digital gratuita, ¿verdad?
Sí y fue muy satisfactorio, porque la respuesta fue muy buena. A los ejecutivos del programa Aprendo en Casa les gustó, conversamos y, hasta donde sé, van a trabajar las historias. Hay una versión digital que es gratuita y otra es impresa. Para esta última, armé un crowdfunding [red de financiación colectiva], que ya no está vigente en este momento. Invité a los lectores del primer Mancha Brava y armé una propuesta de preventa con cinco opciones. Una de estas incluía la posibilidad de que el nombre del lector se imprimiera en el libro, como parte de la mancha brava que hace posible el libro. Entre esas personas, sin duda, está mi hija. Este libro me vincula de una manera especial con ella. En principio, es consecuencia de que soy papá, y, por otro lado, ella me ha ayudado mucho con sus opiniones.
¿Cómo así?
El año pasado, cuando terminé Mancha brava, le di las historias a una editora de literatura infantil y, paralelamente, se las di a mi hija. En ese entonces ella tenía diez años y se tomó muy en serio el encargo; me dio sus apreciaciones y la verdad es que yo no tomé muy en serio sus críticas. Lo curioso es que luego me di cuenta de que los comentarios de la especialista tenían mucho parecido con los de mi hija. Obviamente, las palabras eran diferentes, pero los “peros” eran básicamente los mismos. Así que este año, la editora me comentó que tenía una fuerte carga de trabajo y no podría revisarlo. Entonces busqué a mi hija y, sin ningún prejuicio, le pedí que lo revisara y me diera su crítica. Así que ella está en mi libro y no porque soy su papá; se ha ganado el derecho.
¿Cómo se puede comprar el libro en físico?
Se puede conseguir la versión física a través de mi cuenta de Facebook. Por preventa, el libro cuesta 25 soles. Cuando salga de imprenta, lo cual será a fin de mes, costará 35 soles. El libro digital se puede solicitar en mi página web.
¿Cuántas historias reúnes en el libro?
Son diez historias, siempre son diez. Una de ellas es la de la exministra María Antonieta Alva. En cuanto salió del gobierno pensé cómo repercutiría eso en el libro, porque la presento como ministra y ahora ya no lo es. Pero no importa, la verdad, esa mujer es un ejemplo. También está la trabajadora de limpieza Isabel Cortez, Chabelita, quien pasó se ser alguien con poca visibilidad a la tremenda líder que es hoy. Todos son casos lindos y variados.
Por último, como egresado de la Universidad de Lima, ¿qué recuerdos tienes de tu Casa de Estudios?
Yo tengo que agradecerle a la Universidad por haber encontrado ahí un espacio donde expresarme y donde encontrar a chicos como yo, otra mancha brava con grandes inquietudes. La Universidad de Lima fue un espacio donde crecer y descubrirme. La verdad es que yo no tenía claro qué quería ser, pero encontré ahí un lugar donde desarrollarme.