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El 'boom' del comercio electrónico y sus riesgos
La emergencia sanitaria por la COVID-19 ha generado una explosión en el comercio electrónico. El número de empresas que venden a través de internet ha aumentado en 400 %. Los negocios han tenido que adaptarse a las nuevas necesidades de las personas y, pese a que algunas temían pagar en línea y ni siquiera estaban bancarizadas, han encontrado una salida en las tarjetas virtuales o prepagadas.
El cambio ha sido drástico y todavía hay mucho por ver. Carlos Torres, docente de la Universidad de Lima y experto en comercio electrónico, comenta cómo se viene transformando el mundo de las compras en línea, ofrece consejos para evitar el fraude electrónico y advierte sobre las novedades que ya se usan en otros países y que pronto se aplicarán también aquí.
¿Cuánto han aumentado las compras por internet?
En la nueva normalidad, el 47 % de los peruanos compra de manera online, según la Cámara Peruana de Comercio Electrónico, y el número de empresas que venden a través del comercio electrónico ha aumentado en 400 %. Es un efecto directo de la necesidad de adquirir cosas sin exponerse a la posibilidad de contagio. Sin embargo, el mercado de compras en línea tiene una limitación, puesto que un sector importante de la población sigue teniendo perfil informal y no accede a mecanismos de pago formales.
Al inicio de la pandemia, muchos negocios no estaban preparados para atender una alta demanda de pedidos online y tardaban mucho en entregarlos. ¿Cómo ha ido cambiando ese panorama?
Muchos comercios han tenido que rediseñar su cadena de suministro para atender las demandas del comercio electrónico. Ahora las entregas son más fluidas y el comercio es dinámico y funcional. El foco de las empresas ha tenido que moverse: antes su volumen de ventas electrónicas era reducido; ahora este canal de ventas es muy importante, incluso han nacido empresas exclusivamente para desarrollarse en línea.
Algunas venden solo en sus redes sociales. ¿Cuál es la garantía de seguridad en esos casos?
Hay una cantidad enorme de ventas que se realiza por redes sociales como Facebook y Whatsapp. Muchas tienen la opción de formar una tienda en línea, pero prefieren mantenerse en redes sociales porque les va bien, tienen un gran alcance y conocen bien ese mercado. El riesgo para los compradores es que, aunque unos comercios pueden ser bien intencionados, otros tal vez no. Es fácil montar una fachada electrónica y dar la impresión de que se es una empresa seria. Ahora bien, hay instancias que están ayudando en la promoción de portales en donde uno puede vender. Algunos son gratuitos, como el portal de artesanos www.ruraqmaki.pe del Ministerio de Cultura; hay otros que ofrecen capacitación a los comerciantes, como el caso de la Cámara Peruana de Comercio Electrónico y su iniciativa AcelerarX10, orientada a todas las personas que quieren poner su primera tienda y realizar sus primeros movimientos en redes sociales.
¿Cuáles son los medios de pago más utilizados?
Los medios típicos son las tarjetas de crédito y de débito, y son los que más se vienen usando durante la pandemia. Quienes ya cuentan con estos instrumentos y tenían una cultura de pagar suscripciones, comprar libros u otros simplemente han extendido su práctica y han comenzado a comprar cosas que antes no pedían en línea. Por otro lado, se han popularizado las tarjetas virtuales o prepagadas, ya que las personas que no tenían un historial crediticio difícilmente podrían obtener una tarjeta en esta época, debido a que los bancos han asumido una posición conservadora, de manera que las tarjetas virtuales como Ligo y Pagum son ahora una opción. También algunos bancos han lanzado sus propias tarjetas virtuales prepagadas, lo que es buena idea, pues se deposita una cantidad de dinero y se gasta hasta ese tope. Por otro lado, constituyen una buena medida de seguridad, ya que limitan un posible fraude o robo.
¿De qué manera se puede prevenir los fraudes electrónicos, ahora que tanta gente hace transacciones a través de internet?
Una persona que quiere realizar transacciones electrónicas debería prepararse un poquito antes. Una alternativa consiste en actualizar el sistema operativo, es decir, los programas que emplea, porque a veces tienen vulnerabilidades. También es importante tener un antivirus. Antes había que comprar productos exclusivos, pero ahora vienen en los mismos programas. Por otro lado, durante la compra hay que tomar algunas previsiones. Para empezar, se debe comprar en un establecimiento conocido: una cosa es comprar en un supermercado o en un retail conocido y otra es comprar a través de una red social a una persona desconocida.
¿Es mejor evitar comprar en lugares desconocidos?
Esto no quiere decir que hay que filtrar a todos y eliminar las ofertas, sino simplemente realizar verificaciones, como averiguar a quién se le compra y, una vez que se abran los establecimientos, no comprar en una cabina pública de internet, porque podría tener un virus, un troyano, un código malicioso, lo cual sería muy peligroso. Al capturar los datos de la tarjeta, el delincuente puede hacer distintos movimientos y arrasar con la línea de crédito. Por otra parte, los navegadores conocidos, como Safari, Google Chrome o Internet Explorer, tienen un modo seguro de hacer compras, que se distingue porque en el URL se muestra un candado, que indica si el sitio es seguro o no. Es fácil de distinguir: cuando uno accede a navegar, lo ve en la parte superior izquierda; si el candado está abierto o en color rojo, la página no es segura y no se debe comprar ahí, pero, si está de color verde o el candado está cerrado, eso ofrece una seguridad al comprador. Otra medida es no comprar con un dispositivo conectado al wifi; hay que hacerlo desde una computadora que tenga conectado el cable de internet directamente, o desde un celular al que se le quita el wifi y se le pone a funcionar con los datos móviles para el momento de la compra. De esa manera es más complicado que intercepten la conexión. También para hacer cualquier operación financiera, preferiblemente, hay que quitar el internet inalámbrico. Por último, después de la transacción, hay que estar pendientes de los avisos de la tienda, hacer un seguimiento al pedido y, lo más importante, estar atentos a los movimientos de la cuenta. Si algo anda mal, se deja una huella y surgirá una alerta, que facilitará que el banco preste ayuda e identifique al infractor.
¿Qué novedades se llevan a cabo en comercio electrónico en el extranjero que aquí no conocemos?
En otras latitudes tienen acceso a tecnología un poquito más de punta y utilizan algunos aspectos adicionales, por ejemplo, el factor de verificación múltiple, es decir, no solo se usa una contraseña, sino que el usuario tiene un token que brinda mayor seguridad. También se emplean biometrías, lectores de huella digital, mecanismo de voz o huella de voz. Pese a que ya se usan múltiples factores de autenticación, acá todavía no se adquieren esos componentes. El DNI electrónico, por ejemplo, es una buena iniciativa para demostrar la identidad, pero aún está en proceso la migración del DNI azul. En otros países se aplican más medidas de seguridad y hay una mayor difusión de la tecnología, aunque también adolecen de phishing y suplantación. En nuestro país hay un tema de idiosincrasia. Acá no hay una cultura extendida en temas de tecnología. Es raro que alguien tenga, por ejemplo, el Google Wallet, un sistema de pago en el que se ingresan los datos personales y ya no es necesario usar tarjetas para pagar: simplemente se acerca el celular y, por Bluetooth o NFC, pagas y adquieres lo que necesitas hasta de una máquina expendedora, e incluso se puede pagar el taxi. Es un sistema ligado al dispositivo, que ofrece mayor seguridad y que puede se puede programar para que solicite huella dactilar, huella de voz o que se digite un código, a fin de no quedar a merced de la delincuencia. También se puede instalar Google Authenticator, entre otros aplicativos de autenticación.
¿Después de esta pandemia mucha gente ya no irá al banco a pagar cuentas?
En realidad, no haría falta. Prácticamente todo se puede pagar en línea: telefonía, víveres, impuesto vehicular, suscripciones… La pandemia nos va a colocar en una nueva realidad. Las prácticas ya están cambiando, así que, entre más rápido entremos en un nuevo escenario, mejor nos desenvolveremos.