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Un negocio con sabor a paleta
Hace cuatro años, Nayib Hende decidió emprender un negocio de paletas de helado en Chiclayo. Le fue muy bien y, en poco tiempo, logró abrir dos tiendas en esa ciudad, una en un centro comercial de Piura, más de treinta puntos de venta en varias ciudades del norte del país e incluso una primera franquicia en Arequipa.
Nayib estudió Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima y guarda excelentes recuerdos de su época de estudiante. En estos momentos, la pandemia de COVID-19 le está ofreciendo un tiempo para evaluar y mejorar algunas cosas. También para lanzar una nueva presentación de helado en potes, que ha tenido una buena acogida. Incluso ha abierto un nuevo negocio: una agencia de marketing.
¿Cómo empezaste el negocio de Mr. Paleta?
La historia es un poco larga, pero comenzó mientras cursaba el último ciclo de la Universidad. Mi compañero de Seminario 2 y yo nos encontrábamos haciendo nuestro proyecto final sobre una fábrica de ají. Nos fue bien, terminamos con una buena calificación y, de hecho, pensábamos desarrollar el proyecto. Al terminar la Universidad vine a Chiclayo a ver a mi familia y por un tiempo estuve apoyando a mis papás en sus negocios, hasta que recibí una propuesta para trabajar en Cusco, en el proyecto del Gasoducto Sur Peruano, con Odebrecht. Así fue como viajé y me quedé trabajando año y medio por allá. Aprendí muchísimo en ese trabajo. Odebrecht era una empresa muy bien estructurada, con procedimientos sólidos para lograr estandarizar y controlar cada detalle. Cuando salió a flote el tema de la corrupción, la misma que, recalco, nosotros no percibíamos, tuve que despedirme de Cusco y volver a mi natal Chiclayo. No sabía qué me esperaba profesionalmente y menos con mi relación de pareja, ya que Daniela, mi enamorada en ese entonces, al ser de Cusco se quedó allá con su familia.
¿Ahí fue que decidiste emprender con las paletas?
Todavía no. Daniela consiguió un trabajo en Piura, pero antes de mudarse hizo un viaje a México y se dio cuenta del enorme potencial que tenían las paletas rellenas que ya empezaban a llegar a nuestro país. En ese momento yo estaba listo para emprender con el tema de mi tesis, pero llegó Daniela con la nueva idea de negocio y cambiaron mis planes, esto ya hace cuatro años. Analicé el mercado e hice números, grosso modo, pero debo admitir que me dejé llevar más por mi instinto que por los vagos datos numéricos. Mi idea era generar caja para poder invertir en mi tan soñado proyecto de ají, el cual requería una mayor inversión inicial. Después de barajar muchos nombres y estilos, nació Mr. Paleta como marca, junto a sus tan característicos personajes, los cuales están inspirados en miembros de mi familia.
¿Quién te ayudó a definir los sabores y a preparar las paletas?
Yo no ataba ni desataba en la cocina, pero cuando uno le pone ganas, consigue sus propósitos. Me inscribí en un curso especializado y me volví maestro paletero. Con esto empecé a formular mis primeros sabores. Recuerdo que mi mamá pensaba que me iba a morir de hambre en este negocio, porque las primeras pruebas no salieron tan bien [risas]. Pero seguí adelante y, miles de paletas de prueba después, conseguí las tan deliciosas recetas que nuestros clientes aman hoy en día. Recuerdo que cuando abrimos todo estaba tan bien hecho que las personas pensaban que era una marca extranjera, incluso pensaban que las paletas venían de México.
¿Dónde las preparabas, al inicio?
Mis papás tenían un restaurante que funcionaba en un primer piso. El segundo estaba libre, así que se lo pedí para montar mi pequeña fábrica. Al comienzo no tenía trabajadores en la fábrica, pero sí en la tienda, por lo que yo mismo me encargaba de preparar las paletas, de día y de noche, ya que la demanda fue increíblemente grande. Todo esto me sirvió muchísimo para conocer cada detalle de mi negocio y para estandarizarlo completamente, cosa que luego, cuando empecé a contratar personal, el sabor y la calidad nunca se vieron comprometidos. Más rápido de lo pensado, la pequeña planta llegó a su tope, tanto en espacio como en capacidad instalada. En ese punto, decidí conversar con mis papás para que me apoyasen económicamente en potenciar la fábrica; además, les pedí que cerraran el restaurante del primer piso para poder consolidar ahí mis almacenes y oficinas. Ellos, sin pensarlo mucho, aceptaron y siguieron apoyándome, como siempre. Así fue como logramos tener dos tiendas en Chiclayo, una en un centro comercial de Piura, más de treinta puntos de venta en varias ciudades del norte del país e incluso vendimos una primera franquicia en Arequipa.
¿Cómo les va en este momento?
La crisis nos ha golpeado, como a la mayoría de los negocios. Pero como yo lo veo, estamos retrocediendo un paso para luego avanzar tres. Estamos aprovechando este tiempo para reforzar nuestros pilares, fortalecer nuestros procesos e innovar, para que cuando las aguas se calmen, nuestro barco siga navegando hacia nuestros objetivos. Desde que empezamos, siempre pensamos en marcar la diferencia con la experiencia Mr. Paleta, pero también nos preocupa mucho el ambiente laboral que damos a todos nuestros trabajadores. Por eso en lo primero que pienso cuando me hablan de futuro es en lograr convertir mi empresa en un best place to work, donde las personas quieran cada vez más formar parte de este maravilloso equipo. Lógicamente, como dicta la visión de Mr. Paleta, quisiera que esta sea una compañía mundialmente reconocida por su integridad, productos y servicios con calidad superior e innovación continua.
El verano será un momento para repuntar, seguramente.
Precisamente, apuntamos a que haya un repunte de ventas en verano y estamos trabajando en nuevos productos para sorprender a nuestros clientes. A la par, estamos en proceso de implementación de varios sistemas de gestión de calidad que nos abrirán un abanico de posibilidades de cara a los canales de venta. Por otro lado, también estamos enfocando nuestros esfuerzos en un nuevo proyecto que surgió en medio de esta pandemia.
¿De qué se trata?
De marketing. Sucede que Mr. Paleta siempre tuvo su propio equipo de marketing, que fue creciendo junto con la empresa. Llegó un punto en el que mucha gente nos preguntaba qué agencia creó la marca y manejaba nuestras redes. Es aquí donde decidí independizarla y dar nacimiento a nuestra agencia de marketing Gravitación. La hemos lanzado en redes hace poco, pero ya ha dado excelentes frutos, pues durante la cuarentena muchas empresas han visto la necesidad de invertir en marketing y, como las personas confían en nuestros estándares, rápidamente ponen sus marcas en nuestras manos. Nos está yendo genial. La pandemia nos ha permitido ver un panorama distinto y explorar nuevos horizontes.
Volviendo a las paletas, ¿cuáles son los sabores que han tenido más éxito?
Indiscutiblemente, el número uno es cookies & cream, todo el mundo ama esa paleta, es la más vendida. A veces me piden consejos para decidir el sabor que deben comprar, lo cual es complicado de responder, pues para mí todas son ricas, pero tal vez la que más me gusta es la Súper Chocolate Deluxe, una paleta de chocolate rellena de fudge de chocolate y bañada en cobertura de chocolate blanco. Es una delicia. Aquí debo añadir que, hace más de un año, dejamos de vender solo paletas e incursionamos en el helado artesanal en potes de medio litro. A este producto lo bautizamos como POW y los tenemos en presentaciones clásicas con sabores de chocolate, lúcuma o capuchino; y en deluxe con sabores más elaborados, como el famoso cookies & cream o cheesecake de fresa. Con la pandemia, este producto se está vendiendo muy bien, porque las personas lo llevan a compartir en casa. Por eso queremos impulsarlo aún más, sacando nuevas presentaciones y sabores.
¿Has pensado llevar a otros lugares tus paletas?
Definitivamente, al mundo entero estaría bien [risas]. Tengo algunas propuestas al día de hoy de personas interesadas en Tacna, Trujillo, Cusco y hasta una persona interesada en California, Estados Unidos. También estamos esperando que la economía vuelva a estabilizarse para entrar a Lima.
¿Qué recuerdas de tu época universitaria?
Tengo recuerdos excelentes de esa época. Estoy muy agradecido con todos los conocimientos que adquirí en la Universidad de Lima, así como por los contactos que he desarrollado ahí. Me siento muy orgulloso de ser egresado de esta maravillosa Universidad y quedo muy agradecido por darme la oportunidad de contar un poco sobre mi trayectoria, que pasó de emprendedor a empresario en estos últimos años.
Para todos los jóvenes que aún no se deciden por emprender, que tienen dudas o miedos, realmente quisiera apoyarlos; escríbanme a través de las redes de mis negocios para conversar sobre sus proyectos, ayudarlos a concretarlos o simplemente intercambiar ideas. Pido a mis colegas y amigos empresarios abrir las puertas del diálogo y así compartir sus experiencias en beneficio de los que están empezando. Agradezco nuevamente a la Universidad por este tremendo gesto y espero que el emprendimiento se siga fomentando desde la Universidad para que cada vez más jóvenes sepan lo que significa recorrer este maravilloso camino.