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De profesor a ‘youtuber’
Descubrió su vocación por la enseñanza cuando estudiaba Administración en la Universidad de Lima y daba clases de matemáticas en un instituto. En el 2013 abrió su propio instituto de matemáticas, MatLab, donde da clases a alumnos escolares y universitarios, y a maestros.
La novedad, durante la pandemia de la COVID-19, es que se ha convertido en youtuber. En sus programas explica los números de la enfermedad, compara las cifras de contagios entre países y regiones, y ya tiene más de 67.000 suscriptores. Marco Loret de Mola ama las matemáticas, y quiere que las personas entiendan que estas forman parte de la vida y nos permiten entender muchas cosas y tomar buenas decisiones.
¿Qué te impulsó a convertirte en youtuber?
Bueno, uno de mis profesores me propuso explicar la marca exponencial en un video, entonces reabrí mi canal de YouTube para explicar cómo funciona el crecimiento exponencial. Este no es un concepto que se comprenda fácilmente. Por ejemplo, si le pido a alguien que imagine cinco pelotitas de tenis, no hay problema, las imagina. También puede pensar en diez. Pero si le propongo que vea en su mente un millón de pelotitas, entonces solo va a visualizar un montón de unidades. ¿Pero ese montón suma un millón? ¿Caben en la habitación donde se encuentra? ¿Y si piensa en cien millones? ¿En cuántas habitaciones entrarían? Ya ni sabe. Nuestro cerebro no tiene la capacidad de entender números muy grandes. Entonces, cuando hablamos del concepto exponencial tampoco lo entendemos, simplemente porque nada en nuestra vida se desarrolla de manera exponencial. Pero un virus sí. Entonces volvimos a YouTube diciendo: “Si no tomamos las medidas de precaución necesarias, podemos terminar contagiados todos los peruanos en veinticinco días”. Esa afirmación me da una primera idea de cómo es el crecimiento exponencial. Y así, en otras ocasiones, hemos hecho videos explicando los números en Italia, en Chile y en otros países, y ya tenemos más de cien videos en donde explicamos la enfermedad de la COVID-19 en números.
¿Cómo ves el interés de las personas por tu canal?
Hemos tenido muy buena acogida; afortunadamente, la gente lo disfruta. Hay personas a las que nunca les interesaron las matemáticas, pero ahora sí, y disfrutan ver una pantalla llena de números, porque estos explican la realidad que estamos viviendo. Hacemos atractivas estas mismas matemáticas que veíamos en el colegio y no sabíamos para qué nos iban a servir. Y todos contentos, porque no solo el niño comienza a contestar las preguntas que le formula el maestro, sino que los profesores encuentran más recursos para sus clases, algunos incluso están usando mis videos.
Pero tú ya tenías una academia de matemáticas. ¿Qué distingue a MatLab de otros centros de enseñanza de este curso?
Nosotros nos enfocamos en que las matemáticas son esenciales en la vida, las usamos desde que nacemos hasta que morimos. Pero en el colegio nos hacen pensar que matemática es una ecuación, que equivale a decir uno más uno es dos. No es así. Hacemos matemática cuando coordinamos con una persona la hora a la que vamos a llamarla por teléfono, cuando estimamos cuántos minutos nos tomará realizar una acción, cuando calculamos cuántas personas ven una página web, etcétera. Todo lo que uno pueda imaginar de la vida cotidiana tiene que ver con números, hasta el hecho de elegir entre aretes largos o cortos, todo está vinculado con un razonamiento de tipo matemático o estadístico. Pensemos en los bebés. Cuando tienen hambre y pueden elegir entre un biberón lleno y otro a la mitad, ellos van a escoger el que esté lleno. Y cuando los adolescentes tienen que llegar a un lugar, elegirán la ruta más corta para caminar menos y llegar más rápido, eso también es matemáticas. Desde que nacemos, esta ciencia nos soluciona muchos problemas. Esta primera relación es muy buena, pero cuando el niño cursa el tercer grado de primaria y empieza con las ecuaciones y los problemas que no son aplicativos, sucede un divorcio entre los niños y las matemáticas.
¿Cómo se logra amistar a los niños con las matemáticas?
Eso es, precisamente, lo que hacemos en MatLab. Entendemos que esta disciplina es el idioma del universo, el idioma de la vida, y que, como país, vamos a salir del Tercer Mundo por las ciencias. Sin menospreciar las letras, que son realmente bellas, la ciencia crea la innovación, desarrolla la industria, hace la magia. Nosotros buscamos acercar los números a los niños, hacer que vuelvan a ser parte de su vida, de su lenguaje, de su cotidianidad.
También dan clases para profesores, ¿verdad?
En un momento nos dimos cuenta de que los profesores también necesitaban clases y decidimos ayudarlos, darles estrategias, técnicas y materiales. Entonces empezamos a desarrollar cursos para docentes y para la empresa privada. Ya hemos trabajado con más de treinta empresas y la experiencia ha sido muy buena.
¿De qué se tratan las clases que dan a las empresas?
Nos contratan para que los apoyemos en sus zonas de influencia. Nosotros vamos a entrenar a los profesores y la empresa les pone laboratorios matemáticos. A veces el proceso ha sido duro, pero siempre muy satisfactorio. Hemos ayudado a mejorar el estilo de enseñanza y el aprendizaje de muchos niños y docentes.
¿Cómo nació MatLab?
Fundamos MatLab en el 2013. La motivación de enseñar matemáticas surgió desde que estudiaba en la Universidad de Lima. Yo dictaba clases en un instituto, y noté que tenía cierta facilidad para la enseñanza, de hecho era mi pasión. Pero una vez que terminé la Universidad, me dediqué a trabajar en mi carrera. Pasé por las áreas de ventas y marketing, y alcancé buenos puestos de trabajo, pero eso que hacía no me llenaba tanto como la enseñanza de matemáticas. Cuando tomé conciencia de eso, decidí renunciar. Tenía un capital ahorrado, mi esposa también trabajaba, y me animé a abrir MatLab, un laboratorio orientado a enseñar matemáticas a niños y jóvenes. Y así, han pasado por MatLab más de cinco mil niños.
¿Cómo se desarrollan las clases con niños?
Nosotros realizamos clases individuales, porque consideramos que es importante avanzar a la velocidad del niño y en la dirección que él necesita. Trabajamos sobre once dificultades que atraviesan los estudiantes, las cuales no tienen que ver con ellos, en realidad, sino con el entorno; por ejemplo, el lenguaje. Si le preguntamos a una persona adulta si recuerda qué es un polinomio, seguramente no lo recordará, porque no se le dio el espacio a su cerebro para recordar esa palabra. En cambio, si le preguntamos al mismo adulto qué significa la palabra “mesa”, sí va a saber la respuesta. Si le consultamos el significado de la palabra “cactus”, la cual no se usa todos los días, seguramente responderá bien. ¿Por qué no pasa lo mismo con las matemáticas? Porque no le hemos dado el espacio al niño para entender el lenguaje de esta disciplina. Si me presento y le hablo a un colegial acerca de un polinomio, va a sentir miedo o rechazo, pero si le digo de qué se trata, seguramente tendrá mejor disposición para entender de qué le hablo. Y así, hay once dificultades sobre las cuales trabajamos.
¿Y cómo son las clases con los docentes?
Con ellos trabajamos de manera similar, sobre las once dificultades, pero grupalmente, en talleres. Luego lo aprendido por el docente tiene un efecto multiplicador sobre sus alumnos. Nuestra propuesta es muy innovadora, muy atractiva, y, como dije, busca reconciliar a las personas con la matemática. El objetivo es mostrar que esta es una herramienta para la vida, no un curso, y que incluso es buena para los negocios. Cada decisión empresarial, si se lleva a cabo con un poco de razonamiento, de seguro va a implicar un ahorro de dinero, permitirá una mayor ganancia o mayor eficiencia.
¿Cómo le va a tu negocio en el contexto de la pandemia?
En términos del negocio debo reconocer que me ha favorecido este contexto, porque tengo alumnos de diferentes distritos, pues ya no es difícil tener una clase de manera virtual. De esta manera, mis profesores ya no se tienen que movilizar y gastan menos, incluso podemos atender a más niños.
¿En qué has trabajado anteriormente?
Estuve en el área de Operaciones en AFP Integra; en Ventas en Molitalia; en Marketing en Heinz. Paralelamente, he dictado clases toda mi vida, en institutos y universidades. Siempre me ha interesado la enseñanza, hasta que en el 2013 decidí dedicarme a esto exclusivamente.
¿Qué piensas de la Universidad de Lima?
De la Universidad de Lima valoro sobre todo el orgullo que transmite haber estudiado ahí. En un sentido positivo, eso te da confianza y poder, lo que es muy valioso.