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Migrar a la nube
Óscar Zamora tiene uno de los trabajos más modernos de esta era: ayuda a las empresas a migrar a la nube. Vive en Estados Unidos desde hace 20 años y actualmente trabaja como arquitecto de soluciones Azure para Microsoft. Él estudió Ingeniería de Sistemas en la Universidad de Lima, siguió un MBA en la Universidad de Nova Southeastern y se desempeña como docente en la Universidad de Phoenix.
¿Qué haces en Microsoft?
Soy arquitecto de soluciones Azure. Esto quiere decir que ayudo a crear procesos para migrar los centros de datos de las compañías grandes hacia la nube. Actualmente, muchas compañías están en el proceso de reducir costos, automatizar sus operaciones y tercerizar el campo de sistemas, a fin de concentrarse en el core de su negocio. Para ello requieren cierta ayuda y encuentran interesante darle la oportunidad a una empresa como Microsoft para que se dedique a ello.
¿Cómo llevas a cabo esta tarea?
Entablamos una conversación con el cliente antes de la venta, le ofrecemos unas pautas, verificamos su estatus y, con base en ello, creamos un mapa de ruta para migrar a la nube. La ruta incluye procedimientos, procesos, técnicas, software; en algunos casos, una prueba de concepto donde demostramos que es posible migrar sus sistemas actuales a la nube. También podemos realizar una conversión de los diferentes sistemas que no son de Microsoft hacia los sistemas de Microsoft. Una vez dadas las pautas y la prueba de concepto, el cliente puede optar por seguir o por terminar el procedimiento, aunque normalmente continúan.
¿Qué dificultades hallas en este proceso?
Los clientes tienen muchas plataformas muy diferentes y el reto consiste en engancharnos, en entender todo lo que ellos corren en su plataforma y sus problemas. Los arquitectos y los ingenieros de sistemas debemos trabajar en equipo para hacer un mapeo que dirija la migración hacia la nube. El reto es entender las complejidades de cada cliente, pues es muy difícil encontrar dos clientes con las mismas necesidades y problemas.
¿Qué seguridad ofrece la nube?
Microsoft invierte miles de millones de dólares al año en seguridad, no solamente en infraestructura, también en software y mecanismos para detectar intrusiones y un posible hacking. También monitorea constantemente las conexiones que van hacia la nube. Por otro lado, una compañía que crea una solución en la nube tiene un segmento de esa nube y esa segmentación hace imposible que el cliente acceda a otras partes de la nube. Es decir, si algún cliente pretendiera realizar una operación maliciosa, esta siempre estaría contenida dentro de su segmento en la nube, sin posibilidad de perjudicar a otros clientes. Aparte de eso, el sistema tiene varios mecanismos que pueden detectar intrusiones y conexiones anómalas.
Finalmente, en el caso de que alguien lograra introducirse, no podría leer la información, no tendría acceso a ella. A los clientes se les otorga la oportunidad de utilizar sus propias llaves de encriptación, a fin de tener una protección adicional, lo que significa que ni siquiera Microsoft podría hacer ingeniería inversa para leer los datos. Ahora bien, la desventaja de que el cliente tenga las llaves es que, si las maneja de forma inadecuada y pierde esa información, nadie podría recuperarla, nunca más. En todo caso, nuestros clientes saben que la nube ofrece mucha protección y que constantemente implementamos nuevos procedimientos para mitigar riesgos.
¿Qué te parece trabajar con tecnología de vanguardia y en un tema que es tan útil en la actualidad?
Es fantástico. Como lo es tener la oportunidad de trabajar en una compañía tan grande como Microsoft. Mi trabajo está en un proceso de modernización permanente, involucra la creación de nuevos procesos y software, aprendizaje de nuevos sistemas en la nube, los cuales se renuevan y mejoran con gran velocidad, tanto en big data como en machine learning y deep learning. Vemos temas de inteligencia de negocios y análisis de datos, de manera que necesitamos certificarnos permanentemente en estos sistemas que demanda el mercado. Los arquitectos dan información a los ingenieros para que puedan mejorar los sistemas de las empresas, y debemos estar siempre a la vanguardia de la tecnología que nosotros mismos manejamos y proveemos a nuestros clientes. También es interesante estar pendientes de cambios en Microsoft y en otras compañías, como Amazon y Google, en caso de necesitar mejorar los ofrecimientos de la competencia.
¿Te consideras afortunado por todo ello?
Afortunado y realizado. En mi carrera es muy importante mantenerse a la vanguardia, comprender que algunos sistemas no necesariamente tendrán una larga vida, ya que algunos servicios no son de gran ayuda para los clientes o no tienen suficiente demanda, entonces se cierran. Estoy muy contento por ello y por trabajar en Microsoft, donde mantengo relación con múltiples empresas; muchas de ellas son de las más grandes del mundo y eso me permite aprender de las diferentes soluciones que corren por sus sistemas, entender las complejidades y generar una experiencia heterogénea.
¿Has podido ver cómo vamos en el Perú en migración hacia la nube?
Actualmente veo que los clientes tienen más confianza en la nube que hace dos o tres años. Antes las empresas temían que la información estuviera en otro lugar que no fuera su centro de datos, muchas pensaban que su centro de datos era más seguro que la nube; sin embargo, esta percepción ha venido cambiando y se ha confirmado que la nube es segura. Asimismo, las empresas quieren concentrarse en el tema de su negocio, no en sistemas, por eso tercerizan sus sistemas y almacenamiento. La migración hacia la nube va a crecer muchísimo en el Perú, ya empezó en Brasil y México, que son los magnetos grandes de Latinoamérica, y se espera que los países sudamericanos sigan en la misma línea.
¿Qué otros trabajos has tenido?
He implantado sistemas de almacén de datos para inteligencia de negocios en varias empresas del sur de Florida; he trabajado como consultor para la cadena Office Depot, los apoyé en la migración de su almacén de datos hacia la nube; he sido consultor en una farmacéutica en el sur de Miami, donde me encargué de crear un sistema de inteligencia de negocios; estuve en una compañía de marketing llamada Merco y he administrado bases de datos en múltiples plataformas.
¿Por qué motivo viajaste a Estados Unidos, hace ya 20 años?
Yo salí del país en el año 98 o 99 y, en ese tiempo, no veía muchas oportunidades para desarrollarme en mi carrera. Obtuve una visa de estudios para llevar una maestría y, estando ahí, me di cuenta de que el mercado requería ingenieros de sistemas, de modo que no fue difícil conseguir una visa de trabajo. Así me fui quedando, asumiendo diferentes retos profesionales, y hoy me siento muy contento de vivir acá y de mi desarrollo profesional.
También te desempeñas como docente universitario, ¿verdad?
Así es, desde hace cinco años enseño en la Universidad de Phoenix. Esta casa de estudios tenía antes cuatro sedes físicas en el sur de Florida, pero actualmente solo mantiene dos, ya que ahora ofrece estudios en línea. Me gusta la docencia.
¿Cómo fue tu experiencia en la Universidad de Lima?
Fue una experiencia muy bonita, aprendí mucho y no fue fácil, ya que algunos cursos de cálculo eran un poco complejos. Estudié temas muy interesantes y variados en el área de sistemas, empezando por programación dinámica de sistemas, estadística, probabilidades, redes de computación, etcétera. Hice muchos amigos, y con varios de ellos continúo en contacto. Fui asistente de cátedra un par de veces, en dos cursos de programación. También tuve la oportunidad de trabajar para el área de Soporte Técnico, donde aprendí mucho sobre las computadoras de esa época, cómo se desarmaban, cómo se limpiaban y se cambiaban las memorias, el disco duro, etcétera. Incluso creamos las redes, en 1995.
Valoro mucho el hecho de que la Universidad fomentara en sus estudiantes la perseverancia, que nos enseñara que todo éxito requiere esfuerzo. También valoro la inversión en infraestructura: en mi época se terminó de construir el Edificio W. Además, la calidad de los profesores era muy buena. Me siento agradecido con la Ulima.