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Investigación en el ciberespacio
Los mensajes que circulan por el ciberespacio tienen orígenes diversos y muchas veces responden a intereses que no conocemos. Por eso cada vez más investigadores se adentran en su estudio. Diego Cerna es uno de ellos. Diego es comunicador por la Universidad de Lima y se ha especializado en la investigación de contenidos digitales. Ha trabajado en el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) y tiene publicaciones en revistas especializadas. Ahora se encuentra en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), donde permanecerá dos años para estudiar y trabajar como asistente de un proyecto de investigación.
¿Cómo llegaste al MIT, fue por una beca?
No es una beca, exactamente. Pero sí postulé a un programa al que le llaman research assistantship, y me aceptaron. Este programa recibe 8 estudiantes cada año, en calidad de asistentes de investigación, con el compromiso de trabajar 20 horas semanales. En contraprestación, por ese trabajo nos asignan un sueldo mensual y estudiamos sin necesidad de pagar.
¿En qué consisten los estudios que vas a seguir?
El nombre es Estudios de Medios Comparados, y tiene dos años de duración. Por el momento, nos hemos reunido para conocernos todos los nuevos miembros del laboratorio, pero aún no tenemos una idea clara de qué vamos a hacer en el día a día. En todo caso, sí sabemos que el grupo anterior a nosotros estuvo en enero haciendo un workshop en Tanzania, con un instituto tecnológico, y este año académico el objetivo es hacer algo similar en Brasil. Se apunta a estudiar cómo son la tecnología y los medios usados en otras partes del mundo.
¿Cuál es el perfil de los estudiantes?
Me encuentro con personas de distintas carreras, algunos estudian videojuegos o plataformas de streaming o social media, o hacen documentales. Muchos trabajan alrededor de medios, como productores o realizadores, en teatro, arte, o tienen una vena más académica. Hay una diversidad de perfiles profesionales que hace todo más interesante. El origen de los profesores también es variado: algunos son sudamericanos; otros, de China, Estados Unidos, Holanda, etcétera.
¿Qué cosas has podido ver hasta el momento en el MIT que hayan llamado tu atención?
Poco, en realidad, porque recién estamos empezando. Hemos tenido sesiones de orientación y me gustaron mucho, porque pude conocer los distintos backgrounds de los estudiantes. Nos han asignado a un laboratorio específico, pero también nos han abierto las puertas para participar en otros laboratorios. Eso me pareció muy bueno, veo mucha disposición a recibir aportes de personas de otros laboratorios y a recibir iniciativas.
¿Cuál es el tema que vas a investigar?
Investigaré cómo la desinformación es combatida por distintos actores. Actualmente circula en redes sociales mucha información que es promovida por distintos intereses y, si bien se estudia mucho el origen de esa información, se estudia muy poco quiénes tratan de combatir la desinformación, entre ellos periodistas expertos, iniciativas de la sociedad civil, etcétera. Al momento de postular, me pidieron un bosquejo de lo que me interesaba investigar, pero nos han dicho que en el proceso podemos variar un poco. En el primer año llevaré varios cursos, y en el segundo, me dedicaré a la investigación.
¿Investigabas algo así en el IEP?
No. Yo ingresé como practicante al IEP, en el año 2011, cuando aún no terminaba la Universidad, y luego me contrataron. Entré a un proyecto de cooperación con el Banco Mundial y con una corporación financiera internacional, que trataba de ayudar a que funcionarios municipales tuvieran mejor información para hacer su trabajo, a través de una plataforma virtual, que conectaba a expertos con funcionarios locales. Trabajé ahí hasta el 2017. Ahí conocí a muchos profesionales y, junto con unos compañeros politólogos, presentamos en el 2015 un proyecto de investigación y ganamos, así que recibimos el financiamiento para llevarlo a cabo, como investigadores júniores del IEP. Mi trayectoria ahí se basó en investigar cómo la tecnología se intercepta con las labores de funcionarios municipales o locales. A grandes rasgos, lo que me interesa académicamente es cómo las personas usan la tecnología en distintos contextos. En el MIT quiero ver cómo la usan para combatir la desinformación.
¿Dónde estás viviendo?
En una residencia del campus. Algo que me sorprendió fue ver que el campus no está cercado, sino que forma parte de la ciudad y cuando se va de una clase a otra es como si uno caminara en la ciudad. Esa forma que tiene la universidad de relacionarse con su entorno me parece muy interesante.
¿Cuánto tiempo te tomó la postulación?
El proceso completo no es corto. En el 2018 empecé a hacer los preparativos para estudiar en el extranjero. Primero tomé lecciones para el examen de inglés y luego di un examen para postular a un posgrado. Me presenté a varias maestrías; la mayoría me aceptó, pero opté por la del MIT.
¿Tienes planes para después de este programa de estudios?
No muy definidos, pero me gustaría postular a un doctorado en Estados Unidos. Me interesaría seguir uno en ciencia y tecnología, pero no se dicta en todas las universidades. Las posibilidades son el MIT, la Universidad de Cornell y un par más, pero no lo tengo definido. Mis compañeros de trabajo en el IEP han estado saliendo a estudiar doctorados en el extranjero y les va muy bien. La mayoría de ellos eran politólogos, yo era el único comunicador, y estamos todos muy contentos por haber salido a prolongar nuestra formación académica.
¿Has tenido otro trabajo aparte del IEP?
He trabajado como 6 años en ONG. Además, entre el IEP y la postulación al MIT estuve un año en 50+1, una consultora de asuntos políticos. Básicamente me dediqué a estudiar la información del Congreso de la República que se publica en la web. No es muy amable ese conjunto de datos, porque básicamente puedes encontrar PDF escaneados. No se puede generar información a partir de eso. Lo que se trataba de hacer en 50+1 era divulgar información al respecto, para tener claro cómo habían votado los congresistas de manera histórica, a lo largo de su estancia en el Congreso. También reunimos otros datos relevantes, como el promedio de días que demoraba en promulgarse una ley, dependiendo de si provenía del Ejecutivo o de tal o cual bancada. Estuve un año en ese proyecto y fue una experiencia muy buena, me permitió estar en contacto con las decisiones públicas y ver cómo estas se tomaban.
¿Qué recuerdos tienes de la Universidad de Lima?
Tengo muy buenos recuerdos. De algunos profesores no solo fui alumno, sino que tuve la oportunidad de trabajar con ellos. Fui asistente de cátedra de Jaime Bailón, del curso Prácticas y Escenarios de la Comunicación. En algunas oportunidades colaboré con la profesora Lilian Kanashiro, en investigaciones. Yo valoro mucho la época que viví en la Universidad de Lima.