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Derecho tributario en las venas
Su especialidad es el derecho tributario, rama en la que profundizó en la Maestría en Tributación y Política Fiscal de la Escuela de Posgrado de la Universidad de Lima. Karen de la Cruz es asociada en Casahierro Abogados y miembro del Instituto Peruano de Derecho Tributario. Además, practica crossfit, disciplina que le ha enseñado a dar siempre un esfuerzo extra.
¿Cuándo adquiriste la especialidad de derecho tributario?
En el 2009, cuando empecé a hacer prácticas en Telefónica. Durante el último año de la carrera.
¿Tenías claro en ese momento que esa especialidad era la que querías seguir?
Sí, ya desde entonces lo tenía claro. Siempre he trabajado en lo tributario, aunque también en otros temas. A algunos abogados no les gusta el tema tributario, porque creen que solo van a trabajar con números; pero no es así, hay mucho trabajo de interpretación y, por supuesto, hay que prestar atención a los detalles. También es necesario ver diferencias contables, revisar índices, porcentajes, etcétera. Vemos muchos temas financieros y hay que hacer un trabajo cuidadoso, porque de eso depende que el cliente pague o no pague renta o IGV. Un pequeño error podría redundar en una dificultad frente al fisco para nuestro cliente.
¿Dónde trabajaste después de hacer tus prácticas?
Mi primer trabajo fue en el estudio Ferrero, como asistente. Estuve ahí un año. Atendía a un cliente específico, una empresa minera. Tenía que revisar los casos, el estado de las pruebas, estudiar si había alguna posibilidad de ingresar mayor documentación o no. Fue muy interesante hacer trabajo de campo y revisar minuciosamente las pruebas presentadas. Después saqué mi título profesional y me fui al estudio CMS Grau y luego a Ernst & Young.
¿Qué te pareció trabajar en una consultora?
Ahí el trabajo es diferente, se ven muchas cosas que no trabajan los abogados de los estudios. Además, hay que coordinar con otros profesionales, sobre todo contadores, y ellos nos dan otra visión de las cosas. Eso ayuda muchísimo. Es una simbiosis, porque el derecho tributario va de la mano con la contabilidad. A veces me encargaba de otros temas, como litigios, y he apoyado en auditoría.
¿Cómo fue tu experiencia de trabajo en Gloria?
En Gloria aprendí mucho. Veía temas diferentes, litigios, apoyaba a las áreas de Contabilidad y Auditoría. De hecho, ahí aprendí que los abogados no pueden limitarse a una sola cosa, necesitan aprender de todo. Si en un estudio de abogados durante una reunión te preguntan cosas puntuales sobre temas específicos, en una empresa como Gloria te llaman, te plantean un problema de cualquier rubro, te piden consejo y esperan la respuesta inmediatamente. Gloria es una corporación grande y tiene una gran variedad de productos. Yo apoyaba a Contabilidad, Tesorería, Legal, asistía a reuniones de Marketing, donde siempre necesitaban asesoría sobre los precios en caso de lanzar una promoción amarrada a otro producto, en caso de entregar regalos, etcétera. Todas estas acciones tienen un efecto en el impuesto a la renta de fin de año y era necesario hacer la advertencia.
¿Qué hacías en el estudio Araya?
Ahí estuve casi dos años. La empresa se dedicaba a trabajar con exportadores agrícolas y mi apoyo principal estaba en tributación desde el régimen agrario. También me ocupaba de otros temas, como planificación tributaria para trabajadores domiciliados. Al ser un estudio de capital chileno, y muchas empresas venían de Chile, había trabajadores de ese país destacados en el Perú. Otros venían esporádicamente. También llegaban algunas empresas y había que ver cómo enviar trabajadores.
¿Cómo es un día de trabajo para ti en Casahierro Abogados?
Por la mañana, de rutina, me toca revisar las normas rápidamente. Si hay alguna norma tributaria relevante, debo comunicarla al cliente y luego organizar los puntos importantes por resolver durante el día. Eso implica decidir en qué momento voy a ocuparme de determinado tema. Por ejemplo, si tengo una reunión a las diez de la mañana, entonces dejo la revisión de los estados financieros para la tarde. La idea es no interrumpir un proceso, los estados financieros se deben revisar con calma. Y a lo largo del día debo absolver consultas, recibir llamadas, asistir a reuniones, aclarar dudas de clientes… De pronto miro el reloj y el día ya se acabó.
¿Alguna vez pensaste que habrías podido seguir otra especialidad en derecho?
La verdad es que mi trabajo me gusta muchísimo. Desde que comencé a llevar cursos tributarios y a practicar en el tema, supe que eso era lo mío. En algún momento practiqué en lo laboral, pero lo que me gusta es la tributación, la parte numérica y leer entre líneas. Hace años no había muchos abogados tributarios. En mi promoción éramos unos 100 estudiantes, pero solo 15 íbamos a tributación. En los últimos 3 o 4 años, todo ha cambiado, ahora hay más abogados dedicados a este tema.
¿Realizabas alguna actividad extracurricular en tu época de estudiante?
Teníamos un grupo de estudios: el equipo de derecho tributario. Nos reuníamos una vez a la semana para discutir normas, resoluciones, exponer un caso interesante, como nuevas modificaciones normativas de renta, IGV, etcétera. Nos hicimos muy amigos y aún mantenemos contacto. Incluso nos planteamos preguntarnos sobre temas de trabajo.
Con la experiencia profesional que tienes ahora, ¿cómo valoras la formación recibida en la Escuela de Posgrado de la Ulima?
He aprovechado muchísimo la formación de la Ulima. Me gustaba mucho leer, entender la norma. Y los profesores combinaron muy bien esa parte teórica con la parte práctica y estratégica. Desarrollamos muchos casos en clase.
Aparte de tu trabajo, ¿te das tiempo para desarrollar otra actividad?, ¿practicar un deporte tal vez?
Pertenezco al Instituto Peruano de Derecho Tributario. Hacemos eventos, discutimos normas y casi todos nos conocemos. Además, practico crossfit hace como dos años. Esa disciplina deportiva me ha enseñado que siempre puedes dar un poco más, aunque sea en el último minuto y cuando crees que ya no es posible. Eso se aplica para todo.