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Veinticinco años de la mano del derecho procesal y la docencia
Los inicios de Luis Alberto Liñán como abogado se remontan a la década de los 90, cuando egresó de las aulas de Derecho de la Universidad de Lima, donde hoy ejerce la docencia.
Se ha dedicado al derecho procesal civil por más de 25 años, y una de sus experiencias profesionales más importantes la ha tenido en el entonces Estudio Grau Abogados, del 2000 al 2008. Ahí asumió el reto de desarrollar y fortalecer el área de Solución de Conflictos. Hoy, después de diez años, regresa nuevamente al estudio donde se desarrolló y consolidó como profesional, ahora bajo el nombre de CMS Grau y con nuevos desafíos.
¿Desde cuándo eres socio de CMS Grau?
Desde marzo de este año, pero esta es mi segunda etapa en el estudio, pues durante los años 2000 al 2008 fui parte del estudio como abogado asociado.
¿Qué cambios has notado?
Hay muchos cambios, estamos ante un estudio más grande, con una organización corporativa, pues ahora es una firma internacional que forma parte de CMS, una organización formada por estudios de diversas regiones y un equipo de más de 6.000 personas, que incluye 3.400 abogados. La organización corporativa le permite al estudio compartir recursos, conocimientos, plataforma tecnológica, áreas y sectores de práctica, lo que redunda en un mejor servicio para nuestros clientes. No obstante, la esencia del estudio se mantiene, es un estudio cálido, con valores y principios éticos, lo cual es fundamental para el desarrollo profesional, sobre todo hoy, en un mercado legal donde muchos confunden el camino y buscan transitar la senda de la corrupción. Me he reencontrado con muchos amigos que dejé hace diez años y a otros los he conocido durante mi ejercicio profesional, lo cual me hace sentir de vuelta en casa.
¿Por qué decidiste volver?
Volver al Estudio Grau, hoy CMS Grau, es para mí un reto, por los cambios que se han producido y porque es un estudio totalmente consolidado, uno de los principales del Perú. Me brinda un enorme soporte para seguir desarrollándome como profesional y persona y así contribuir al desarrollo del área de Solución de Conflictos y del estudio en general. Por otra parte, en el Estudio Grau me desarrollé y me consolidé como abogado, siempre le he tenido cariño y he mantenido amistad con muchos de sus abogados. Por eso volver fue para mí algo natural, me siento muy cómodo acá, a veces siento como si el tiempo no hubiera pasado
¿Qué funciones realizas ahora?
Me he incorporado como socio y lidero el área de Solución de Conflictos, donde contamos con dos equipos formados por abogados especialistas en derecho procesal (procesos civiles, comerciales, constitucionales, contenciosos administrativos) y en derecho penal y procesal penal.
¿Qué acciones tienes en mente?
He llegado a un equipo que está en funcionamiento, el reto es liderarlo para llevarlo al siguiente nivel. Para ello me voy a valer del respaldo institucional e internacional que brinda CMS Grau y de mi experiencia adquirida en los más de 25 años de ejercicio profesional en litigios y arbitrajes, así como en la permanente actividad académica desarrollada como profesor universitario de pregrado y posgrado en la Universidad de Lima y en la Academia de la Magistratura.
¿Cómo ves a la competencia?
Hay bastante competencia. Normalmente los estudios grandes lideran los casos más importantes. Es normal encontrarnos como contrapartes en los diversos procesos arbitrales y judiciales que patrocinamos. Dada la situación económica y política del país, se viene generando mayor demanda de las áreas de solución de controversias, lo que ha generado que las firmas de abogados refuercen sus equipos de solución de conflictos; esto generará mayor competencia y nosotros estamos comprometidos y decididos a competir y ganar, en beneficio de los clientes.
¿Cómo ves el derecho procesal en nuestro país?
Los problemas del derecho procesal van de la mano de la administración de justicia en el Perú. Se deben básicamente a la carga de trabajo. La demanda procesal cada día es mayor y sobrepasa la capacidad de los jueces, eso hace que los procesos demoren y se genere insatisfacción.
¿Se está haciendo algo para revertir la situación?
Sí y desde varios frentes. El Poder Judicial ha realizado cambios que buscan incorporar la tecnología al proceso. Por ejemplo, ahora existe la notificación electrónica, que soluciona grandes problemas y hace que el proceso civil sea más rápido, reduciéndose las nulidades por vicios en las notificaciones, que antes eran muy frecuentes. Además, se ha iniciado la implementación del expediente judicial electrónico y ya no habrá que consultar un legajo enorme de papeles, sino que todo estará disponible virtualmente. Estas herramientas tecnológicas ayudan mucho. También se harán remates electrónicos. Y, por su parte, el Ministerio de Justicia creó comisiones para reformar las principales normas del país; en el caso del Código Procesal Civil, la comisión nombrada ya terminó su trabajo y ha presentado el proyecto de un nuevo Código Procesal Civil, que busca solucionar algunos problemas procesales existentes y hacer un proceso civil más ágil. El proyecto se encuentra en su fase de análisis y discusión, seguramente con el aporte de jueces, abogados y académicos se podrá obtener un proyecto de norma que contribuya a un mejor proceso civil. Además, debemos destacar la labor de la Academia de la Magistratura, que constantemente realiza cursos a nivel nacional para actualizar y capacitar a jueces y fiscales de todas las instancias.
¿Qué experiencia laboral consideras que ha sido importante para tu carrera?
Todas han sido importantes y cada experiencia profesional ha marcado una etapa en mi desarrollo como abogado, desde mis inicios en el Estudio De Belaunde & Monroy Abogados, hasta el día de hoy en CMS Grau, donde puedo volcar todo lo aprendido en más de 25 años de ejercicio profesional.
¿No te animaste alguna vez por otra especialidad?
Cuando cursaba el quinto ciclo de Derecho, llevé el curso de Introducción al Derecho Procesal y desde entonces me interesó el derecho procesal y busqué que toda mi carrera girase en torno a esta área del derecho, por ejemplo, buscando cursos electivos vinculados a esta materia. De hecho, me gustaron otros cursos, pero muy temprano yo ya había optado por el derecho procesal civil. Este vínculo con el proceso civil se vio reforzado cuando inicié mis prácticas preprofesionales en esta área y más aún cuando, al culminar la Universidad, me incorporé a la docencia en la Carrera de Derecho de la Ulima, como jefe de práctica del curso Introducción al Derecho Procesal, con el profesor Juan Monroy Gálvez.
¿Qué es lo que más te gusta de la docencia?
La docencia es mi otra pasión. He desarrollado el ejercicio profesional en paralelo a la actividad docente. Llevo más de 25 años enseñando en mi alma mater y eso me hace sentir feliz. El contacto con los alumnos es renovador, cada clase es una experiencia nueva. Es muy grato terminar un curso y apreciar que los alumnos ya manejan conceptos procesales y muchos optan por seguir la práctica en derecho procesal civil, porque los gustó el curso. Actualmente, varios de mis alumnos son muy buenos abogados procesalistas y lideran las áreas procesales de estudios importantes. En la Universidad tenemos cuatro cursos obligatorios de Derecho Procesal Civil. Yo dicto los cuatro, en forma escalonada. Tengo un grupo homogéneo que me sigue por dos años y siempre busco formar nuevas generaciones de procesalistas.
¿Cómo aprecias los cambios ocurridos en la Universidad de Lima desde tu época de estudiante hasta hoy?
Ha habido muchos cambios, ciertamente, pero es gratificante ver cómo la plana docente se va nutriendo con sus propios graduados. El mismo abogado que la Universidad ha formado es el que nutre a las nuevas generaciones. Por otro lado, el plan curricular se ha actualizado varias veces. A nivel de resultados, la Universidad de Lima entrega al mercado laboral muy buenos profesionales y el perfil es variado. Nuestros egresados se encuentran en los principales estudios de abogados y empresas del Perú.