14 de Diciembre de 2016

Pasión por las letras

Se abrió paso en el mundo de la literatura como un ferviente lector de César Vallejo. Más tarde, descubrió que su camino estaba en la investigación y la crítica literaria. Antonio González Montes es profesor de la Escuela Universitaria de Humanidades de la Universidad de Lima y pertenece a la Academia Peruana de la Lengua, donde realiza investigación y promoción del uso de la lengua española. Este año ha sido especialmente productivo para él. Entre otras cosas, recientemente ha publicado un artículo en el libro En la costa aún sin mirar. César Vallejo ante la crítica en el siglo XXI (México: Ediciones Eón, 2016). Sobre esta publicación y otros temas nos comenta en las siguientes líneas.

¿Cómo se inicia su interés por César Vallejo?
César Vallejo es un autor fundamental en mi vida, al que leí y releí con más intensidad y pasión cuando tenía 20 años. Motivado por esa lectura tan profunda, participé en un concurso en la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde hice mis dos primeros años de letras, que consistía en escribir biografías de grandes personajes. Gané el concurso y publiqué mi primer libro, a los 20 años. Tuvo mucho éxito, ya que formó parte de una colección que se vendió mucho, porque estaba pensada para escolares. Cada dos o tres meses la editorial Estudio me pagaba. Fue una cosa extraordinaria para mí.

¿Algún poema de Vallejo lo ha impactado especialmente?
Hay uno, sí, de Poemas Humanos: “Ello es que el lugar donde me pongo el pantalón, es una casa donde me quito la camisa en alta voz y donde tengo un suelo, un alma, un mapa de mi España…”. Es prácticamente el último poema que escribió antes de su muerte. Habla de la condición humana y de su soledad en París, es un recuento de su vida. Muestra la intensidad con que vive esos años finales, seguramente presintiendo su muerte. Él murió muy joven, su vida en París debió ser muy dura. Lo admirable es que, a pesar de eso, escribió esa poesía. Yo leí ese poema en el 2014, en el Congreso Internacional “Vallejo Siempre”, al que asistieron personas de diferentes países de Latinoamérica, Japón, Alemania, de muchos lugares, todos vallejianos. Estuvimos en Lima y viajamos con un grupo a Trujillo, donde siguió el congreso y, finalmente, fuimos a la casa de Vallejo, en Santiago de Chuco.

La poesía de Vallejo es muy fuerte, oscura inclusive. ¿Le parece?
Es fuerte, oscura, sí, y difícil. Hay muchos poemas difíciles de comprender, sobre todo Trilce, que es del año 22. Como anécdota, puedo comentar que visité la tumba del Vallejo, en el Cementerio de Montparnasse. Fui con dos condiscípulos, en una especie de peregrinación, y me tomé fotos con el librito que escribí a los 20 años. Todos los amantes de la poesía y también los peruanos visitan la tumba.

Su artículo “Hacia el reino de los scyris: una novela incaísta de César Vallejo”, publicado en el libro En la costa aún sin mar. César Vallejo ante la crítica en el siglo XXI, trata de una novela de Vallejo, poco conocida.
Sí, esta novela habla del imperio incaico, de cuando Huayna Cápac era el príncipe heredero. Su padre, el inca Túpac Yupanqui, viajó hasta Oceanía, fue un gran descubridor y, al volver, se dedicó más a la pacificación y al progreso arquitectónico. Huayna Cápac decide expandir el Tahuantinsuyo por Ecuador, fue a la conquista de los scyris, pero fracasó. Entonces Túpac Yupanqui decide que no va a haber más conquistas, pero los adivinos advierten que la principal causa de las desgracias que ocurren por esa época se debe a que el imperio ha dejado de conquistar. Entonces el inca retoma el proyecto de conquistar y expandir el imperio.

Es una novela histórica.
Tiene fuentes documentales y algunos elementos de ficción que están muy bien incorporados. Me interesó mucho ese tema y presenté ese artículo en Quito, porque tenía relación con la historia, pues los scyris son ecuatorianos. Me invitaron a través del profesor Francisco Rosas, que es mexicano y trabajó en la Universidad de Toluca. Somos parte de un grupo de profesores que hacemos congresos, él nos invitó para participar con artículos acerca de Vallejo, de sus diferentes obras.

También ha escrito otros libros sobre Vallejo.
Dos más. Uno fue Introducción a la narrativa de Vallejo en el 2014 (Editora Cátedra Vallejo). El otro libro fue Escalas hacia la modernización narrativa, del Fondo Editorial de la UNMSM, en el 2002. Escalas es el nombre de un libro que Vallejo publicó en el 23, de narrativa también. Se considera un libro que anuncia la modernización narrativa. Al igual que Borges y otros escritores, Vallejo también fue un adelantado de la narrativa. Fue un libro reconocido, me ha permitido conocer a mucha gente de diferentes lugares, fue una investigación exhaustiva.

¿Usted lee más poesía o prosa?
Con los años, me he especializado más en las obras narrativas, cuentos y novelas. Las poesías me siguen interesando, pero ya hay muchos especialistas.

Además de Vallejo, ¿a qué otros autores ha investigado?
A Julio Ramón Ribeyro. Es otro gran autor que me ha llevado a escribir tres libros, hasta el momento, porque Ribeyro me gusta mucho como cuentista y ensayista. En el 87 publiqué un pequeño libro inspirándome en el ensayo de Ribeyro “Alternativas del novelista”, donde explica cómo trabaja el novelista y cómo construye su novela a partir de diferentes alternativas. Y con el Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima llevé a cabo una investigación sobre Ribeyro que se inició en el 2005 y terminé en el 2006 y dio como fruto el libro Ribeyro: el arte de narrar y el placer de leer. Ha tenido mucho éxito, los ribeyranos y los lectores han reconocido que es bueno. Un autor español, especialista en Ribeyro, lo cita ampliamente en su libro. También he publicado el año pasado un artículo sobre el fútbol en Ribeyro en la revista Ínsula. En el 2014 publiqué Julio Ramón Ribeyro: el mundo de la literatura (Editorial Cátedra Vallejo y Universidad Nacional Mayor de San Marcos). Es un libro muy completo, que muestra cómo es el mundo de la literatura en los cuentos de Ribeyro. El libro se ha presentado en Francia, en el 2015, es muy simpático.

¿Hay algún otro autor peruano que admire?
Hay varios autores importantes, el Inca Garcilaso de la Vega fue extraordinario, desarrolló una obra importantísima. Su vida fue fascinante: un hombre mestizo que viajó a Europa en el siglo XVI. Para él fue un reto, porque en esa época uno necesitaba tener permiso para volver y a él no se lo dieron.

¿Tiene pensado trabajar en otras publicaciones para el siguiente año?
Espero publicar dos o tres libros más sobre Ribeyro. Estoy con bastante fuerza y motivado para seguir escribiendo y publicando. Finalmente, Vallejo me hizo descubrir que lo mío es la investigación y la crítica.

¿No se ha animado a producir un cuento o una novela?
Todos estos años he leído, pero ya incursioné con los cuentos… ese es un secreto (risas). He escrito poesías también.

En su cargo como miembro de la Academia Peruana de la Lengua, ¿qué funciones realiza?
Este año representé a la Academia Peruana de la Lengua ante la Asociación de Academias de la Lengua Española, que funciona en el local de la Real Academia Española. Estuve tres meses, revisando los materiales para el próximo diccionario de los americanismos. También ofrecí conferencias, en la Escuela de Lexicografía.

Como miembro de la Academia Peruana de la Lengua y profesor universitario, ¿qué opina de la forma de escribir de los jóvenes en las redes sociales?
No se puede prohibir ese modo de escribir en el que se cortan las palabras, se evaden los signos de puntuación, entre otras cosas. Pero, al mismo tiempo, hay que cuidar la identidad de nuestro idioma, mantener su riqueza. Las licencias que se dan los jóvenes a veces empobrecen la expresión de las personas, la simplifican y crean un lenguaje que sirve para el momento, pero carece de utilidad. Los jóvenes deben desarrollar su potencial expresivo, no dejar de aprovechar las riquezas del español, no empobrecer el idioma.