28 de Marzo de 2018

Pensar en grande

Los espacios de coworking se están multiplicando en todas partes. Y no solo se trata de un edificio de trabajo con oficinas para empresas diferentes, sino sobre todo de un ambiente donde se gesta una nueva mentalidad de trabajo. En estos espacios se reúnen personas que intercambian ideas y proyectos, comparten una mentalidad sana y colaborativa de trabajo, pasan de un ambiente de concentración a otro de distensión, alimentan su creatividad, comparten y, además, se ahorran la administración de una oficina.

Ernesto de Olazával es uno de los promotores de estos ambientes. En el 2013 abrió su primer local, Comunal, y ahora tiene cinco. Él es egresado de Ingeniería Industrial de la Universidad de Lima y ahora se prepara para abrir dos locales más en el Perú y para dar el gran salto al extranjero.

¿Cómo nació tu negocio?
Siempre tuve la motivación de hacer un emprendimiento y encontré la oportunidad mientras trabajaba en Procter & Gamble. Abrí el primer local de Comunal en el 2013 y, cuando la empresa empezó a crecer, tuve que dedicarle más tiempo y entonces tuve que dejar el mundo corporativo. No podía hacer las dos cosas, no era justo para P&G ni para Comunal.

Ni para ti.
Exacto, porque ya para entonces estaba casado y casi no tenía vida personal. Tenía 33 años y era el momento justo para hacer un cambio.

¿A qué te dedicabas en P&G?
Siempre estuve en el área de Marketing, ocho años en el Perú y cuatro en Panamá, donde está la central latinoamericana de P&G. Recuerdo que ingresé por un programa llamado Honor al Éxito, en el que aceptaban a cuatro estudiantes de cada universidad del Consorcio de Universidades y les daban como premio la oportunidad de practicar en P&G. Yo gané y así entré.

¿Siempre estuviste seguro de que iba a funcionar?
Tenía temor, obviamente. En ese momento puse en la balanza el riesgo profesional, mi familia y mi estabilidad financiera y personal. Mi familia me apoyó muchísimo, pero no faltaron los amigos que me recordaban que estaba en una buena empresa donde ya tenía una carrera hecha. Mi esposa me dio el empujón final y aquí estoy.

¿Cómo fueron los inicios de Comunal?
Mi primer local estuvo en Barranco, tenía 200 metros cuadrados, era pequeño, a diferencia de los demás. Hoy tenemos 8.000 metros cuadrados en 5 locales. Estamos en San Isidro, Miraflores, Barranco y próximamente en Magdalena y en Surco.

¿Cómo financiaste tu emprendimiento en un inicio?
Como la mayoría de emprendimientos en el Perú, yo empecé el mío con dinero propio, proveniente de ahorros personales y préstamos familiares. Ahora estamos levantando capital de terceros, que es un capital de riesgo. En este momento, estamos por cerrar una ronda de inversión importante a nivel institucional y lo estamos haciendo porque nos queremos internacionalizar y poner locales en México, Colombia, Chile y Argentina.

¿Con quiénes trabajas en la empresa?
Somos 5 socios, de los cuales 3 somos activos. En cuanto al personal, hasta hace poco más de 2 años éramos solo 2, en nuestro local pequeño de Barranco, y hoy somos 40 personas que atendemos a 800 clientes.

¿Hay muchos espacios de coworking en el Perú?
Sí, pero muchos son demasiado pequeños. Nuestra propuesta tiene que ver con ofrecer espacios de trabajo muy bien diseñados y dar servicios que hagan mucho más eficiente el trabajo. Aquí vienen empresas en diferentes etapas de desarrollo. Conviven las pymes con las empresas corporativas. El BCP, por ejemplo, es nuestro cliente.

¿Por cuánto tiempo alquilan un espacio?
La gente cree que esto es para trabajadores independientes o para personas que están de paso. Así fue como empezó el coworking hace años, pero ya no es así. Mis clientes firman contratos anuales, vienen empresas con 100 personas y se quedan por varios años.

¿Cuál es la ventaja de Comunal frente a un edificio con oficinas propias?
Puedo mencionar tres ventajas fundamentales. La primera son los costos: nosotros alquilamos un espacio totalmente implementado y con todos los servicios incluidos solo por una factura al mes. Aquí la empresa se ahorra la inversión inicial, así como la administración de la oficina, que es un dolor de cabeza. La segunda ventaja es la flexibilidad: si una empresa hoy tiene 10 personas, mañana 30 y pasado 50, tendría que mudarse a cada rato, implementar una oficina nueva y negociar nuevamente; aquí no. Lo tercero es el sentido de comunidad que ofrecemos: desarrollamos un ecosistema de convivencia entre startups y pymes, que se genera en un espacio de coworking.

Cuéntanos un poco más sobre ese sentido de comunidad.
Sí, se generan sinergias entre todas las empresas. Las personas están en sus oficinas y luego van a la cafetería para trabajar un rato ahí. Buscan movilidad dentro de la oficina y van conociendo a otras personas, intercambian ideas, colaboran entre sí. La cafetería es un excelente punto de encuentro, no solo a la hora del almuerzo, sino en todo momento. Está implementada con todo, tienes café, agua y hasta cerveza, durante el día. El costo está cubierto. Adicionalmente a eso, tenemos una movilidad entre los distintos locales. Tú puedes entrar a todos los Comunal y disponer de las salas de reuniones, las cafeterías y todas las zonas comunes de todos los locales. La promesa es: ven con tu laptop, siéntate y trabaja, nosotros te damos todo.

¿Qué puedes comentar acerca del diseño y la decoración de los locales?
La decoración en cada uno de los locales es diferente. En Barranco, que es un distrito mucho más bohemio, hay más texturas en las paredes y molduras, esto en combinación con un diseño industrial. En San Isidro, el local es más conservador y en Miraflores hay otra ambientación, de acuerdo al cliente que creemos que llegará.

¿Cómo hacen para que los contacten?
Tengo un equipo de ventas, nos buscan, hacemos una reunión y les ofrecemos una consultoría según lo que creemos que es el mejor espacio para la compañía y cerramos los contratos, que generalmente son anuales.

¿Qué función cumples en Comunal?
Sigo haciendo de todo, pero estoy tratando de ser menos “todista” y de asumir mi rol como gerente general. Cuesta un poco, porque hay que ir delegando, armando equipos, ver cómo van funcionando las áreas, etcétera, pero ese es el reto de pasar de ser fundador a gerente general.

¿Cuáles son tus proyecciones para Comunal?
La idea es llevarlo al extranjero. Si uno quiere tener un negocio que genere impacto, tiene que pensar en grande. Nosotros, como latinos, debemos apuntar a países latinoamericanos, cuando menos. El mercado peruano tiene un techo limitado y hay mercados mucho más grandes afuera, donde nos va a funcionar perfecto el negocio. Por ejemplo, en México, en Bogotá y en Santiago ya hemos hecho investigaciones y vemos que sí funcionará.

Finalmente, ¿cómo fue tu paso como estudiante de la Universidad de Lima?
Llevar mi carrera en la Universidad me ayudó mucho para estructurar el negocio. Pude comprender cómo optimizar los procesos en todo sentido, desde crear un concepto, poner un local, ganar clientes, crear una marca, etcétera. Eso contribuyó a crear Comunal desde cero. A diferencia de una empresa corporativa, donde todo fluye y todo está hecho, aquí tuve que involucrarme con cada proceso, crear todo y resolver todo. Le tengo mucho cariño a la Universidad y, como anécdota, puedo comentar que mis hermanos estudiaron ahí y mi papá es profesor de la Universidad también.