16 de Junio de 2017
Investigadoras Ulima presentan catálogo de arquitectura peruana del movimiento moderno
En el 2013, las arquitectas Michelle Llona y Alejandra Acevedo, docentes de la Carrera de Arquitectura de la Universidad de Lima, empezaron a desarrollar un proyecto para el Instituto de Investigación Científica (IDIC), denominado Catálogo Arquitectura Movimiento Moderno Perú (CAMMP), que consiste en un inventario de las obras arquitectónicas más representativas construidas y proyectadas entre 1945 y 1965. Como resultado de la investigación, se han obtenido 4 productos: un catálogo web de búsqueda interactiva; una aplicación para dispositivos móviles Android o iOS que, además de enlazar con la información contenida en el catálogo web, puede ser utilizado para localizar los edificios, aprovechando la portabilidad, conectividad y accesibilidad de este medio; la publicación de un libro que recoge 60 de las obras más representativas del catálogo, información biográfica de los arquitectos que las diseñaron y una colección de mapas con la ubicación de los edificios en su contexto urbano; y, finalmente, una recopilación en 4 tomos de fichas técnicas de los edificios catalogados, para su evaluación por el Ministerio de Cultura, como parte del esfuerzo de la puesta en valor de este importante patrimonio, en aras de su promoción y conservación.
¿Cuáles fueron las principales motivaciones para desarrollar esta investigación que se ha materializado en el libro Catálogo Arquitectura Movimiento Moderno Perú?
Alejandra: Esta investigación empezó en el año 2013, a raíz de una conversación que sostuvimos con el arquitecto José García Bryce; en ese diálogo, el arquitecto nos entregó una lista de algunos edificios que a su criterio se deberían conservar, y, con base en esto y en nuestro interés por recuperar el patrimonio y crear una conciencia de su manejo, nace esta investigación.
Michelle: El arquitecto García Bryce, que es quien nos da esta pista, es un arquitecto historiador. Él nos facilita una lista sobre edificios modernos que no son patrimonio. Es decir, los edificios que son patrimonio actualmente y están protegidos son los de la Colonia y la República, catalogados o indexados en el Ministerio de Cultura; pero los que hemos investigado, que forman parte de un período que nosotros hemos establecido desde 1945 hasta 1965, no están protegidos. Entonces, lo que está pasando ahora es que, con el crecimiento de la ciudad, estos son los edificios más vulnerables, porque están abandonados o sufren varias remodelaciones, que se pueden entender, pero hay obras que deberían ser reconocidas como parte de nuestra historia, como piezas de colección se podría decir.
¿Cuál fue el siguiente paso luego de contar con la lista de edificios?
Michelle: Partimos de esta lista de edificios, con sus respectivos arquitectos, y empezamos a investigar; porque lo que estamos haciendo es un trabajo de documentación. Es decir, buscar fotos, planos, artículos, textos y perspectivas; y ese trabajo fue el que nos demandó más tiempo de lo que teníamos pensado.
Alejandra: Este período rescata una etapa importante de la arquitectura moderna, que va desde el barrio obrero, pasando por los conjuntos habitacionales o residenciales que marcan toda una época, y llega hasta las viviendas de interés social y las viviendas particulares. Entonces, nos interesa el rescate de este período para crear un poco de conciencia de que antes sí se hacía ciudad y cómo es que eso ha ido desapareciendo en el tiempo, al punto de que ahora ya no hay arquitectura promovida por el Estado. Buscamos poner en valor la memoria de la ciudad registrando el patrimonio de una época, para su futuro rescate y revalorización.
¿Cómo se desarrolló este trabajo de documentación?
Michelle: Para poder hacer esta búsqueda y representar este período, nos gustaba la idea de poder encontrar archivos originales. El problema es que no había ningún texto ni libro que reuniera todo lo que necesitábamos, así que tuvimos que revisar revistas de la época y luego dedicarnos a tocar la puerta a los hijos de arquitectos, o a los mismos arquitectos si seguían con vida, para ver si nos podían dar acceso a escanear sus fotos, planos y perspectivas, y eso ha sido difícil porque son como cincuenta oficinas. Además, como en muchos casos los arquitectos ya fallecieron, nadie sabe dónde están sus documentos, y si hemos logrado acceder a ellos hemos tenido que digitalizarlos.
Alejandra: A la par, conseguíamos también textos de la época, textos que escribieron estos arquitectos sobre aquel período y lo que estaba pasando, además de fotografías aéreas que fueran complementando una parte de la historia en la que sucedió todo esto.
Michelle: Otro aspecto de la investigación, que resultó como una sorpresa, fue que nosotras íbamos en busca de un edificio increíble, por ejemplo, el del Cine El Pacífico, y nos encontrábamos con un arquitecto, o un hijo de arquitecto, y una gran cantidad de documentos que tenían un valor impresionante.
Alejandra: Ibas por un edificio que era ícono del período y al final te enterabas de que este arquitecto había hecho una producción muchísimo mayor, de edificios mejores o igual de buenos que aquel que habíamos ido a ver. Empezamos con un listado de aproximadamente cincuenta edificios y hemos terminado con casi 450, que son los que están dentro de la página web.
Cuéntennos acerca de los diferentes productos que han resultado como fruto de su trabajo.
Michelle: Lo que empezamos haciendo fue un catálogo virtual en donde hay filtros de búsqueda: por autor, por lugar, por período y por tipo de edificio. Estos filtros permiten ubicar rápidamente un edificio y localizar toda la información vinculada con este. Se trata de una página web que ya está disponible para libre consulta, a disposición de todo el público. Sobre todo nos interesa que los investigadores nos brinden información adicional o nos hagan algunas correcciones o nos den inputs.
Alejandra: También están las fichas técnicas por edificio, que cumplen con los parámetros del Ministerio de Cultura. Luego decidimos que otra forma de llegar a más gente era a través de una aplicación, que incluye menos información pero ofrece la ventaja de que se encuentra vinculada al Waze o al Google Maps, así que te puede llevar directamente al edificio. Esto está pensado para otro público, para estudiantes de arquitectura que deseen llegar a los edificios; o para turistas o arquitectos que vengan de visita. La aplicación, que se llama CAMMP, también es de libre consulta y está disponible para ambas plataformas de teléfonos móviles, descargable y gratuita. Lo último que pensamos fue hacer un libro que reuniera las obras más emblemáticas. Para ello solicitamos la opinión de expertos y se filtraron 60 edificaciones. En la parte posterior de la publicación se encuentra una guía de fácil consulta y ubicación de edificios, en donde están listadas, con las direcciones, las 450 construcciones.
¿Qué nuevos objetivos y proyectos se han propuesto con esta investigación?
Alejandra: Nuestro propósito ahora es seguir ampliando el catálogo: ya tenemos 60 obras nuevas que debemos fichar, catalogar y digitalizar. Es una labor continua. Lo otro es la presentación de la publicación, que se llevará a cabo en la próxima Feria del Libro, donde participarán autoridades del Ministerio de Cultura. También vamos a hacer entrega oficial, junto con autoridades de la Universidad, de los 4 tomos con toda la documentación al mismo ministro de Cultura. La finalidad es que realmente se puedan conservar estos edificios, o al menos estén sobre la mesa de discusión.
Principalmente, el interés de esta investigación es generar otras más a partir de lo que hemos catalogado. Investigaciones que promuevan la conservación de estos edificios, su reciclaje para nuevos usos; que de alguna manera se puedan conservar y no desaparezcan construcciones que son valiosas, que son de una época cuando se tenía presente la ciudad y se construía sumando a la ciudad, y no estos edificios que aparecen hoy sin ningún tipo de respeto. Eso es lo principal, y el otro interés es que los propios arquitectos especialistas en conservación nos contacten y nos den más información, o nos precisen la que no tengamos correcta, y a partir de eso se generen más investigaciones.