07 de Agosto de 2019

Responsabilidad social en armonía con el negocio

Los problemas por falta de agua y saneamiento, la vulneración de los derechos del niño y la deforestación son algunos de los temas que han marcado la carrera de Yehude Simon Valcárcel, comunicador social por la Universidad de Lima.

Él tiene la satisfacción de haberse desarrollado profesionalmente en organizaciones como Save the Children, el Banco Mundial y actualmente en Toyota, como gerente de Relaciones Corporativas. En este puesto, tiene a su cargo las áreas de Relaciones Públicas, Responsabilidad Social y Relaciones con el Gobierno. Entre otros temas que concitan su interés, están los autos híbridos, la reforestación y las actividades que organiza para la comunidad Toyota.

¿Cómo llegaste a Toyota, después de haberte desempeñado tanto tiempo en actividades relacionadas con desarrollo?
Después de ocho años en el Banco Mundial, sentí que había llegado el momento de probar cómo era trabajar para el sector privado. Estoy en Toyota desde hace dos años. Un headhunter me propuso este empleo justamente cuando el programa del Banco Mundial para el que trabajaba se estaba mudando a Washington. Yo no estaba muy seguro de querer ir allá, porque mi familia y toda mi vida estaban en el Perú. Fue una decisión muy difícil en ese entonces, pero finalmente elegí quedarme. Vine a Toyota con la mentalidad de retarme y probar algo nuevo. El desarrollo profesional pasa siempre por entender que uno necesita repensarse.

¿Cuáles son tus responsabilidades como gerente de Relaciones Corporativas?
Tengo a mi cargo tres temas fundamentales: responsabilidad social, relaciones públicas y relaciones con el Gobierno. Me gusta mucho lo que hago y, definitivamente, encuentro un vínculo muy grato entre desarrollo y responsabilidad social. En el sector privado, para que una empresa trabaje el tema de responsabilidad social, necesita tener una contraparte de ingresos. En las ONG de desarrollo no se toma en cuenta este componente, pero a mí me llamaba mucho la atención poder balancear ambos aspectos y es lo que vengo haciendo.

¿Qué proyectos has podido llevar a cabo?
Varias cosas interesantes. Una de ellas es un tema de sostenibilidad, que me llevó a Arequipa la semana pasada. Hemos realizado un proyecto de reforestación en una zona que antes era un desierto y ahora está llena de árboles. Tenemos planes, junto con los concesionarios de Toyota, de hacer una especie de bosque Toyota en cada región del Perú. La idea es trabajar junto con los concesionarios y las municipalidades en identificar zonas desérticas para adoptarlas. Estamos convocando a especialistas para lograrlo. No es un tema únicamente de voluntad. Hay muchas experiencias que han fallado, porque no pudieron ser sostenibles y nosotros no queremos correr esa suerte. El transporte y los autos son la segunda causa de contaminación del aire, de manera que las marcas y los distribuidores de autos necesitamos hacer algo al respecto. Con Toyota, hemos lanzado los autos híbridos, que reducen las emisiones de CO2 en más del cincuenta por ciento. Ese es un buen aporte al tema de medio ambiente.

¿Cómo se están vendiendo esos autos?
Son de diez a quince por ciento más caros, pero no tenemos híbridos en todos los modelos, no en los más económicos. Estamos vendiendo aproximadamente trescientos híbridos al año y la idea es educar, a la gente que no conoce, sobre las ventajas de estos modelos para que esas ventas suban.

¿Qué te gustaría conseguir a largo plazo?
Me gustaría que Toyota sea una empresa verde y que en el futuro podamos decir que los tubos de escape de nuestros autos no botan dióxido de carbono, que no son contaminantes. El reto es hacerlo en armonía con el negocio. En esta empresa hay muchas oportunidades para hacer cosas, lo importante es aterrizar las ideas y ejecutarlas. En cuanto a los bosques, puede parecer sencillo, pero necesitamos darle continuidad al proyecto, hacerlo sostenible. Si eso funciona, me voy a sentir un poquito satisfecho.

¿Qué puedes comentar respecto de tus responsabilidades en relaciones públicas?
Es gracioso, porque recuerdo que me costaba mucho realizar exposiciones en la Universidad, pero ahora hago eso con mucha frecuencia y hasta lo disfruto. Sobre mi otra obligación, que se basa en el contacto con el Gobierno, hay un trabajo especial que vengo realizando con el tema de los autos híbridos. En otras partes del mundo, los híbridos reciben incentivos de parte de los Gobiernos. Al ser autos un poco más caros, son más difíciles de adquirir; pero, como son amigables con el medio ambiente, los Gobiernos tienen interés en que sean adquiridos, por eso ofrecen beneficios, como reducción de impuestos, parqueo gratuito, etcétera. En el Perú todavía no funcionan así las cosas, pero quisiéramos que suceda. De eso se trata mi relación con el Gobierno.

Debe de ser satisfactorio tu trabajo, no solo en términos de desarrollo profesional, sino también porque tienes la oportunidad de aportar algo para los demás.
Es un trabajo muy bonito y lo bueno es que, muchas veces, podemos ver nuestros esfuerzos directamente reflejados en algún proyecto.

¿Cómo era tu trabajo en el Banco Mundial?
Era oficial de Comunicaciones para el tema del agua, sobre todo en investigación y gestión del conocimiento. Tomaba una experiencia exitosa de determinado país, la sistematizaba, analizaba y convertía en un libro. Luego llevaba esa experiencia a otro país, donde hacíamos una presentación para que se entienda la experiencia y pueda aprovecharse. Los temas que veía eran agua para consumo humano y saneamiento. El derecho al agua va a ser crucial en los próximos años; y el tema de saneamiento no es menos importante, tiene que ver con la disposición adecuada de las excretas. Si un país no invierte adecuadamente en saneamiento, las consecuencias pueden ser muy graves, tanto en la salud de las personas como en el turismo y el sector agroexportador. Incluso en educación, porque —cuando no hay saneamiento— se genera ausentismo escolar, sobre todo en las niñas, porque no cuentan con las condiciones mínimas para asearse y son víctimas de abusos sexuales.

¿Tus trabajos anteriores también han sido en desarrollo?
Trabajé en Save the Children, también como oficial de Comunicaciones. Estuve ahí siete años y fue espectacular. Estuve en la oficina regional para América Latina y el Caribe. De ese entonces recuerdo especialmente una campaña que hicimos para la erradicación de la violencia contra los niños. Antes de eso, trabajé en la Secretaría de Comunicaciones de la Presidencia del Consejo de Ministros y en el Plan Huascarán del Ministerio de Educación. También estuve en el diario El Comercio, en el área de redacción de la revista Orientación Vocacional.

¿Cómo fue tu paso por la Universidad de Lima?
Tengo muchísimos buenos recuerdos de la Universidad, especialmente del curso Estética y Percepción, para el cual cada semana debíamos realizar un análisis de un artista. Me lo tomaba con mucha responsabilidad y me demandaba mucho tiempo. Esa fue la base para muchos trabajos que he llevado a cabo, que han implicado búsqueda de información y en donde también he tenido el placer de hacer un hallazgo importante sobre el tema.