09 de Septiembre de 2019

Experta en derecho societario

Detallista, rigurosa, rápida mentalmente y, además, simpática. Así es Claudia Chong, abogada por la Universidad de Lima y socia del estudio de abogados Rubio, Leguía, Normand.

Su especialidad es el derecho societario, tema que le apasiona porque cada caso representa un reto y pone a prueba su creatividad para encontrar las mejores soluciones. Así, ha resuelto casos de constitución de empresas, fusiones, disoluciones y mucho más.

¿Cuál es tu especialidad en derecho?
Mi especialidad es derecho societario. En el sentido más práctico, me dedico a constituir empresas, llevo a cabo aprobaciones de los estados financieros, me encargo de los regímenes de poderes, acompaño a la empresa en las actividades que realiza. En algunos casos, lamentablemente, tengo que disolver empresas, pero no es lo más común. Lo más frecuente es constituirlas y, cuando ya empiezan a desarrollar actividades, veo el tema de los poderes y la preparación de los contratos que necesitarán para desarrollar su objeto. También me ocupo de que los libros societarios se mantengan al día, de los aumentos y –en algunos casos– de las reducciones de capital en algunos casos, así como de las fusiones y las reorganizaciones societarias.

¿Qué es lo más complicado que te toca ver en esta especialidad?
Tal vez el tema de las fusiones. Cuando no se dan por unanimidad, es necesario seguir un procedimiento, integrar patrimonios, poner de acuerdo a los accionistas, seguir los procesos de publicaciones... Todos los papeles tienen que estar en orden y los plazos son muy estrictos. Las fusiones, en general, son instrumentos muy estrictos. Una vez atendí una fusión en la que los inmuebles no estaban registrados: la empresa los había comprado con certificados de posesión y había que aplicar mucha creatividad para que el tracto de la posesión continuara con la nueva empresa, es decir, para que, al independizarse, todo pudiera pasar a su nombre. Por otro lado, en las fusiones intervienen juegos de poderes y muchos detalles por analizar y resolver.

También hay que negociar muchos temas.
Sí, hay mucha negociación de por medio con gerentes y accionistas. Cuando estableces la relación de canje hay que procurar que nadie se quede en el aire; hay que buscar alguna fórmula para mantener la participación de cada uno y las buenas relaciones.

¿Cuándo comenzaste a adquirir esta especialidad?
Empecé después de salir de la Universidad porque mientras estudiaba hice prácticas en diversos temas. He estado en el Instituto Nacional de Bienestar Familiar (Inabif), en un juzgado penal y en otros estudios de abogados.

¿No te llamó la atención el derecho penal al estar en un juzgado?
No, realmente. Por lo general, cuando uno estudia Derecho tiene la idea de litigar, lo que puede parecer lo más entretenido, pero no necesariamente es así. El ambiente penal es agresivo y tienes que sentir una pasión por ese mundo para poder seguir una carrera ahí. Finalmente, llegué al tema societario porque una amiga, que después fue mi jefa, me avisó que había una opción de hacer prácticas en el estudio Bellido, Saco-Vértiz & Bellido; fue así como adquirí esta especialidad, con quien fue mi jefe, Fernando Bellido, a quien le tengo mucho aprecio. Esta era también su especialidad y me enseñó mucho; tenía mística para el trabajo y eso me transmitió. Y creo que es la especialidad para la cual más habilidades tengo.

¿Qué tipo de casos has podido ver?
En el estudio Bellido, con mi jefe, tuve oportunidad de ver la primera emisión de bonos subordinados convertibles en acciones. Además, los últimos dos años vi también fusiones y reorganizaciones con empresas listadas. El año pasado trabajé en la transformación de una sucursal en una sociedad de una empresa bajo supervisión y con permisos especiales. Es un tema complejo, pues tuve que ingeniármelas un poco y revisar muchas licencias para armar un estatuto que le permitiera a la compañía obtener todos los permisos para operar y cumplir con todos los montos de capital.

¿Ahora qué expectativas tienes en el estudio Rubio, Leguía, Normand?
Este es un estudio muy bueno. Tengo poco tiempo aquí, así que me estoy adecuando y conociendo a la gente. Tengo muchas expectativas por lo que se viene.

¿Cómo así decidiste cambiar de trabajo?
Por lo visto, cada década me toca hacer un cambio de trabajo. Estuve 14 años en el estudio Bellido y 12 años en Berninzon & Benavides. Creo que siempre se necesita hacer un cambio, conocer a más personas y otros estilos de trabajo, ver otros sectores.

¿Qué características se requieren para ejercer tu especialidad?
Hay que ser muy detallista. Hay muchos requisitos muy importantes que se deben cumplir, y para ello también se requiere mucha capacidad de organización. Es necesario revisar los antecedentes, incluso saber un poco de contabilidad para revisar el tema contable y los estados financieros, elaborar las actas de aprobación y cumplir con las reservas para que no haya problema con los movimientos de capital. Interviene también el tema de creatividad para buscar soluciones. Por ejemplo, una vez me tocó el caso de una empresa que había hecho una transacción hacía 4 años y no tenía el voucher que se debe presentar en Registros Públicos para justificar esa operación; entonces, le pedimos al banco que certificara la transacción, que indicara que el dinero entró en determinada fecha y que se usó determinado tipo de cambio para poder hacer el sustento ante el registrador. Cuando no existe sustento, hay que ingeniárselas para conseguir otro documento probatorio, aunque no sea exactamente lo que está listado.

¿Cómo así elegiste estudiar Derecho?
Tengo un abuelo abogado que fue dos veces presidente de la Corte Suprema, y un tío que fue fiscal supremo. En realidad, yo entré a la Universidad de Lima para estudiar Comunicaciones. Sin embargo, mi papá, quien tenía la teoría de que yo poseía habilidad para el derecho, me propuso que pruebe esa carrera por un año y que luego tome mi decisión. Yo ya conocía algo de derecho cuando salí del colegio, así que lo hice y me gustó; me pareció muy entretenido y me quedé.

¿Tienes algún pasatiempo?
Sí, practico yoga y me encanta. Además, hago varios deportes, me gusta leer y tengo perros. De hecho, quise ser veterinaria en algún momento, pero el veterinario que atiende hasta ahora a mis perros me hizo ver que yo sería una buena criadora, no veterinaria. Y le doy la razón.

¿Cómo fue tu experiencia en la Universidad de Lima?
Me encantó mi experiencia en la Universidad; fue una gran etapa en mi vida. Mis mejores amigos son de aquí, y muchos de ellos han sido mis clientes. También tuve muy buenos profesores, excelentes profesionales. La Universidad de Lima es de primera línea y la educación que me dio es excelente.