01 de Abril de 2020

Experta en bodas

Ariana Tassara se casó hace nueve meses. La organización de cada detalle de su boda le hizo pensar en la necesidad de un servicio de asesoría para novios distinto del que brindan las wedding planners. Ahora tiene su propio negocio, The Bridal Advisor, con el cual trabaja con las parejas en el concepto de su celebración. Ella estudió Administración en la Universidad de Lima y la Maestría en Fashion and Luxury Brand Management, orientada al lujo y la moda, en el Instituto Marangoni, en París.

¿Cómo fue la organización de tu boda y qué te llevó a pensar que no bastaba con lo que existe hoy en el mercado en ese sentido?
Yo contraté a una wedding planner, pero la verdad es que necesité tomar vacaciones, e incluso adelantarlas, para organizar todo junto con ella. Tras esta experiencia, decidí brindar un servicio ideal para las novias, uno que abarcase todo el concepto de la boda y que fuese útil sobre todo para aquellas mujeres que trabajan y tienen poco tiempo.

¿Qué diferencia hay entre la asesoría que brindas y el trabajo de una wedding planner?
La wedding planner organiza todo, lleva el presupuesto, mantiene todo en orden y está presente el día de la boda, yo no. Me encargo de todo lo previo a la boda, asisto a los novios para que no pierdan su tiempo en cosas que no necesitan. Les ofrezco cuatro asesorías: styling del novio y de la novia, concepto de la boda, wedding branding y wedding PR. En styling, a través de conversaciones, identifico su estilo en la vida diaria y les presento una propuesta de look para su boda. Les propongo una lista de proveedores de acuerdo a su estilo y presupuesto, así no pierden tiempo en la búsqueda. También los asesoro en el corte de pelo, la elección de los zapatos, el maquillaje, etcétera. Eso toma entre uno y dos meses, dependiendo de los novios. Por otro lado, trabajar el concepto de la boda es lo que más me gusta, porque implica mayor creatividad. La idea es crear un concepto único para los novios. Para eso, converso mucho con ellos, descubro qué símbolos los identifican, averiguo qué cosas creen que no deberían faltar en su matrimonio y, a partir de estas definiciones, elegimos el table setting, el toldo, la pista de baile, la barra, entre otras cosas. Todo bajo el mismo concepto. Eso te facilita mucho la elección de las cosas, porque ya sabes qué encaja dentro de la propuesta y qué no. Trabajo de la mano con el catering y la wedding planner para hacer realidad el concepto definido. Este servicio sirve como guía para la elección de todos los componentes de la boda.

¿De qué se trata el wedding branding?
Tiene dos partes: la impresa y la digital. Armo todos los íconos, la señalética para el día del casamiento y creo una página web de los novios en la que ponemos su logo y toda la información necesaria para los invitados. Los amigos y familiares hacen muchas preguntas a la novia, pese a que tienen el parte consigo, así que en la web pongo todos los datos, la lista de novios, el shower e incluso recomendaciones de hoteles cuando la boda se realiza en otra localidad. Por último, wedding PR es algo que ninguna wedding planner hace, y son las relaciones públicas de los novios. Yo soy host de su evento en Facebook y otras redes sociales. Hago anuncios, recordatorios. Si tienen una paleta de colores para invitados, les recuerdo cómo es el código de vestimenta, dónde es la boda, les pido confirmación de asistencia. Los novios solo se encargan de disfrutar. Incluso coloco información de descuentos en alquiler de vestidos y compra de aretes y otras cosas para los invitados, ya que tengo alianzas con muchas marcas. Este tipo de comunicación anima mucho a la gente a ir a la boda.

¿Tienes algún plan para más adelante?
En abril lanzaré el quinto servicio de organización: la despedida de soltera temática en torno a un concepto particular. Me he aliado con una fotógrafa para que documente toda la celebración.

¿En algún momento te arrepentiste de dejar tu carrera corporativa?
No, porque me ha ido mejor de lo que esperaba. No solo me encanta hacer esto, sino que es rentable y las novias están entendiendo muy bien este concepto. Hasta julio de este año, tengo trabajo con siete parejas de novios.

Cuéntanos algo del trabajo que haces con estas siete parejas.
Por ejemplo, hay una pareja en que la novia es piurana y el novio es limeño con ascendencia china. Para ellos me inspiré en el oriente tropical, con elementos decorativos muy elegantes. En la madrugada repartiremos arroz chaufa en cajitas, como se sirve en Nueva York, y también habrá galletas de la fortuna. A estos novios les he creado una cuenta en Instagram que genera mucha expectativa. Hay otra pareja en que la novia está muy comprometida con el cuidado ambiental, así que sus partes serán digitales. Solo los destinados a mayores de 60 serán impresos, con material reciclado.

¿En dónde has trabajado anteriormente?
Después de terminar mi carrera, trabajé en consumo masivo en L’Oréal, Avon, Drokasa. Una vez que sentí que tenía suficiente experiencia, me fui a hacer una maestría relacionada con la moda, que es un tema que me fascina y que yo quería estudiar inicialmente; pero quería una maestría que no se desentendiera de mi carrera de Administración. Así que me fui a París, al Instituto Marangoni, y estudié Fashion and Luxury Brand Management y Fashion and Business. Ahí vi la moda como negocio, participé en editoriales de moda para revistas, creación de contenido, y pude entender el retail y cómo se movía la moda en París.

¿Pudiste trabajar allá?
Sí, trabajé un año y medio. Estuve en el backstage de desfiles de Carolina Herrera y Dior. Ahí te toca empezar desde cero, es decir, vestir a las modelos y cosas por el estilo, luego vas escalando. Más adelante estuve en el showroom de Alexander Wang. Comencé ayudando a las modelos y luego me dieron el área de marroquinería, accesorios de cuero y zapatos, donde veía el área de ventas y relaciones con clientes. Me gustó mucho.

¿Qué hiciste al volver al Perú?
Acá comencé a trabajar en Smart Brands, como asesora de marketing de marcas juveniles. Luego estuve como jefa de Marketing en Evol. Después me casé y, al volver de mi luna de miel, renuncié a mi trabajo para darle forma a este negocio de asesoría para novios. De esto hace ya nueve meses.

¿Sientes que tu carrera de Administración le aporta a tu negocio?
Por supuesto, aplico mucho marketing y todos los conceptos de negocio que aprendí en la Universidad. Me encanta mi carrera y me fascina la Universidad de Lima. Dicho sea de paso, mi padre y mi esposo estudiaron ahí. En la Ulima tuve el mejor aprendizaje y los mejores profesores. A todos ellos me podía acercar y pedirles consejo en diferentes momentos. Valoro mucho el hecho de que nos incentivaban a crear un negocio y nos daban las herramientas necesarias para eso. Algunos de mis amigos tenían sus propias marcas desde que eran estudiantes. Eso le agradezco mucho a la Universidad. Además, había una excelente bolsa de trabajo y la infraestructura siempre ha sido buenísima, porque la Universidad siempre se ha preocupado por crecer y dar a sus estudiantes lo mejor. Además, los profesores te empujan a hablar en público y a hacer trabajos en grupo con gente que no conoces, y eso es muy importante para la vida laboral.